LA NACION

“Estamos formando managers de innovación social en el Barrio 31”

- Paula Urien

Se trata de medir el impacto social que tiene la empresa, no solo el negocio. De esto se ocupan la Sociedad internacio­nal para la Mejora de la Performanc­e (internatio­nal Society for Performanc­e improvemen­t, ispi) y su capítulo argentino, fundado en 1998. Es una asociación profesiona­l fundada en 1962 con base en Washington Dc que cuenta con 15.000 miembros de 25 países y tiene como misión investigar y difundir metodologí­as para la mejora de la performanc­e individual organizaci­onal y social. Porque ¿de qué le sirve a una comunidad que una empresa no le aporte algo bueno? y ¿de qué le sirve a la empresa que la comunidad donde opera no la considere valiosa?

El director de ispi, el argentino radicado en los Estados Unidos Mariano Bernárdez, viajó a ese país para, entre otras actividade­s, dar el premio Roger Kaufman por la excelencia en el impacto social al Barrio 31 y la transforma­ción que se está llevando, “tomando como eje la idea de Jane Jacobs (divulgador­a científica y activista urbana) de que las villas y asentamien­tos no son males a extirpar, sino etapas del desarrollo de todas las ciudades que incorporan inmigrante­s externos o internos”, dice Bernárdez.

ispi es “una organizaci­ón centrada en la mejora del desempeño de empresas y organizaci­ones, donde contribuye­n reconocido­s especialis­tas internacio­nales en management y en tecnología del desempeño. Se trata de ver cómo se construyen sistemas de trabajo que permitan mayor productivi­dad, que las compañías sean más efectivas”, agrega Bernárdez. No se refiere a una productivi­dad “encapsulad­a”, donde la empresa solo se mira a sí misma, sino a un desempeño que tenga en cuenta el impacto social para lograr una diferencia.

“En los años 90, la sociedad empezó a trabajar en lo que llamamos “performanc­e social”. Quiere decir que los resultados de una compañía dependen del contexto en que se mueve. Si se trata de un contexto social turbulento, si a los clientes les va mal, a la compañía le va mal. Esto, con los años, se transformó en responsabi­lidad social corporativ­a. Pero hay una diferencia. “la performanc­e social tiene que ver con servir al cliente productiva­mente”, aclara.

Los dos “No se oponen la rentabilid­ad empresaria­l y el crecimient­o social, sino que se complement­an”

“Si se oponen, generalmen­te es la empresa la que lleva todas las de perder. Por esto en los últimos años ispi pasó de moverse con empresas solamente a trabajar con regiones y con ciudades.

Efecto derrame “De poco sirve que la empresa tenga un resultado económico positivo si el impacto social es negativo”

“Hay que medir qué clase de mundo se quiere para criar a los hijos y qué impacto tiene el negocio para la sociedad”.

Responsabi­lidad “El problema es cuando la empresa anda bien, pero la comunidad no”

“creamos un programa que se llama city Doctors, o Médicos de ciudades, enfocándon­os en el problema que teníamos con muchas empresas: cuando la compañía anda muy bien, pero la comunidad no”.

ilustra la idea con un caso en Tartagal, en el que los empleados que tomaron la indemnizac­ión de una empresa compraron remises, pero en una comunidad demasiado pequeña “lo que faltaban eran pasajeros”, dice Bernárdez. luego pasaron a invertir en los videoclube­s. “cuando llegamos ya había piquetes de profesiona­les y comerciant­es que cortaban las rutas porque estaban desesperad­os. El planteo nuestro fue recomendar que la gente encarase negocios agropecuar­ios, ya que muchos tenían algo de tierra. Sus hijos, que empezaban a emprender el éxodo del pueblo, comenzaron a ayudar a sus padres en el negocio. Se crearon entonces 120 granjas. las empresas de la zona también hicieron un pull para ayudar. así bajaron la desocupaci­ón, el robo de combustibl­es, la violencia, y por ello creció también la compañía, que vendía combustibl­e. luego la empresa fue vendida y los nuevos propietari­os no siguieron con el programa social y se perdieron los avances que se habían logrado”.

Líderes barriales “Las villas no son una enfermedad sino una etapa”

Es un programa, el de los líderes barriales, destinado a formar gestores y líderes de programas de innovación social para transforma­r comunidade­s vulnerable­s y asentamien­tos precarios en barrios y ciudades prosperas y atractivas, integrando los aspectos sociales, económicos, habitacion­ales, institucio­nales y de seguridad, y replicando modelos exitosos a escala local y nacional. “ayudamos a desarrolla­r lo que llamamos ‘managers de innovación social’, entre ellos, en el Barrio 31. “El concepto es que las villas no son una enfermedad, sino una etapa y este barrio va a integrarse a la ciudad aprovechan­do los saberes de quienes viven allí, muchos de ellos extranjero­s”.

Puro marketing “Algunos programas de responsabi­lidad social se transforma­ron en relaciones públicas para las empresas”

“Se trata de adornar las ventanas, pero si resulta que son feas, o son chiquitas, simplement­e con decorarlas no alcanza”. así ilustra la importanci­a de mirar a la comunidad y ser, de alguna manera, agentes de cambio en beneficio de todos.

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