LA NACION

Laguna Blanca Flamencos, vicuñas, y la esquila ancestral

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En el interior profundo de Catamarca, a 360 kilómetros de San Fernando del Valle de Catamarca, y a 3200 metros sobre el nivel del mar, se encuentra este paraje reconocido por la Unesco como Reserva de Biosfera. Su objetivo primordial es proteger a la vicuña, pero también al zorrino y el gato andinos, el zorro gris, el colorado y a la chinchilla. En esta reserva de 770.000 hectáreas de superficie, entre los departamen­tos de Belén y Antofagast­a de la Sierra, merodean unos 70.000 ejemplares de este camélido que, desde que está protegido, ya no corre riesgo de desaparece­r y del que se extrae una fibra muy suave, altamente cotizada en el mercado textil.

En los márgenes de la laguna, escondido entre los cerros de la Puna cata mar que ña se erige el minúsculo, desolado y prolijo caserío de adobe en el que viven unas trescienta­s personas, que encontraro­n en la vicuña un recurso sustentabl­e. Es que acá, desde 2003 se realiza el Chaku, una práctica ancestral que consiste en el encierro, captura, esquila y liberación de las vicuñas, utilizando las técnicas de los pueblos precolombi­nos.

En tiempos remotos, se obtenía la carne y fibra del animal mediante estos chakus, que consistían en rodear amplias zonas armando un cordón humano, para así arrearlas hasta los corrales de piedra donde se capturaban y se selecciona­ban los ejemplares aptos para el consumo y la esquila.

Antiguamen­te, esta práctica se realizaba cada tres o cuatro años, y fuera de esa fecha la caza estaba prohibida. Inspirado entonces en aquellos chakus, los lagunenses se reúnen durante dos jornadas y, tal como sus ancestros, van en busca de la vicuña. El primer día se trata de arrear a los animales, para luego dejarlos que descansen y se tranquilic­en –es un animal muy sensible y se estresa fácilmente–, mientras que durante la segunda jornada se realiza la esquila. Desde que esta práctica fue reinstaura­da, se llega a esquilar anualmente un promedio de 150 vicuñas, de las que se pueden extraer vellones de 300 gramos aproximada­mente.

Si bien los poco más de tresciento­s kilómetros desde la capital provincial no aparentan un tramo muy extenso, el trayecto hacia la Puna se hace largo. Por eso es recomendab­le detenerse primero en Belén, una pequeña ciudad conocida como la cuna del poncho. Desde ahí, se puede

recorrer untra modela mí tic arn 40, pasando por la Quebrada de Belén y los poblados de La Ciénaga y San

Fernando, hasta adentrarse enrp 43 hacia la Puna. En ese tramo, al atravesar la Quebrada de Randolfo, justo en un curva, aparecen unas montañas de arena blancas como la tiza, que se erigen pegadas a la ruta. Son los Médanos de Randolfo, parada obligada para la foto, para caminar, trepar y hasta rodar cuesta abajo.

Poco después, se vislumbra la laguna que da nombre al caserío, un espejo de agua color turquesa donde comparten espacio los flamencos y sus primas las parinas, rodeado de una costa blanquecin­a, salitrosa. Con suerte, se avistan alguna vicuñas, que se mimetizan entre las pasturas de vegetación rala. Es posible ver suris, zorros y algún cóndor.

Y ahí mismo, en medio de aquellos cerros de tonos rojizos y negros, del desierto custodiado por el Nevado de Laguna Blanca, que llega a los seis mil metros de altura, está ubicado el pueblo, un silencioso caserío de adobe, con pircas que delimitan las tierras de cultivo, utilizadas desde tiempos inmemorial­es. En el pueblo hay una plaza, un museo y una cooperativ­a de artesanos, donde se pueden encontrar los finos tejidos de vicuña, que se hacen con la lana extraída en el Chaku. También una iglesia y una escuela son parte de este paraje indómito, donde los pobladores crían sus llamas, ovejas, cabras, caballos y mulas. Desde hace unos años también reciben a viajeros que llegan a los confines de la Puna, a la vera de una laguna que por la mañana refleja los cerros y cielos diáfanos y por la tarde se vuelve esmeralda.

Datos útiles

Cómo llegar: desde San Fernando del Valle de Catamarca, El Antofagast­eño cubre el trayecto, lunes, martes y jueves. La opción ideal es alquilar auto en la ciudad o contratar paquete turístico.

En auto, tomar la RN 38, empalmar con la RN 60 y la RN 40 hasta Belén. De ahí, seguir hasta el Eje, antes de Hualfín, y tomar la RP 36 hasta Puerta de Corral Quemado. Son 18 km hasta Villa Vil por RP 43 y desde ahí 73 km hasta Laguna Blanca.

El alojamient­o es en casa de familias, que también ofrecen comida. Como la Hostería Sasakuy ($ 400 por persona). Consultas y reservas: tel. 03833-437790

Chaku Aventuras: excursione­s con pernocte en Belén. Contacto: murypagani@hotmail.com.

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