Joaquín Verdeja. Tiene 16 años y armó un proyecto solidario junto con 30 jóvenes
Hacía tiempo que Joaquín Verdeja, de 16 años, tenía ganas de involucrarse en alguna actividad solidaria, pero no sabía bien por dónde arrancar. Hasta que un día, mientras estaba meditando –lo hace diariamente–, visualizó exactamente el proyecto que emprendería.
Recreó en su cabeza cada detalle. Y cuando abrió los ojos ya no había lugar para la duda: iba a ayudar a niños en situación de vulnerabilidad. A los que no llegó a vislumbrar fue a los 30 adolescentes de entre 15 y 18 años, de diferentes colegios, a quienes contagiaría con su entusiasmo y energía.
El primero en apoyarlo y convertirse en cofundador del emprendimiento solidario fue Augusto Vitores, su compañero de clase de 4º año del Colegio Champagnat. “Le conté la idea a uno de mis mejores amigos para preguntarle si le interesaba y enseguida me respondió: ‘Hagámoslo’”, recuerda, contento, Joaquín. Juntos planificaron las acciones del proyecto, que bautizaron Undood Argentina, a través del cual realizan actividades para chicos y recolectan donaciones.
“La solidaridad hace que los jóvenes nos movamos. Todo surge más que nada de las ganas de hacer algo por los demás, de conocer otra realidad y de querer aportar para cambiarla”, dice Joaquín, mientras en una sala que su colegio les prestó junto a otros compañeros juguetes donados que entregarán a los chicos del Hogar de Niños del Milagro, en Pilar.
Además de los chicos del Champagnat, en pocos meses Joaquín y Augusto lograron sumar a jóvenes de otros colegios, entre algunos de los cuales están el Manuel Belgrano, el Jesús María y el Oakhill. En total, son 30 adolescentes que en su tiempo libre, fuera del ámbito escolar, colaboran con distintos hogares de niños y llevan donaciones a varias organizaciones sociales.
En el Hogar 26 de Julio, ubicado en San Telmo, festejan los cumpleaños de los chicos, organizan talleres de juegos, brindan apoyo escolar una vez por semana y entretienen a los más pequeños con distintos shows de talento.
Los jóvenes voluntarios están organizados en comisiones y cada uno tiene un rol asignado. Están los encargados de organizar las actividades infantiles, quienes se ocupan de la difusión en las redes sociales y los responsables de ordenar y clasificar las donaciones. También existe el equipo de “buscadores”, que retiran las donaciones.
Lo que Joaquín más disfruta de formar parte de este proyecto es comprobar cómo todos los voluntarios dejan sus cosas para involucrarse y ayudar. A su lado está Augusto, que lo escucha atento y siente la misma emoción de poder compartir esta experiencia con su amigo. Para él, esta es una oportunidad para transformar la realidad. “Lo más increíble es ver cómo nosotros, empezando de la nada, logramos aportar a la educación de otros chicos, generar algunos cambios positivos y darles el afecto que muchas veces no tienen”, reflexiona.
Para ayudar con útiles, ropa de niños, juguetes o alimentos, en Facebook: Undood Argentina.