La ONU pide juzgar a la junta de Myanmar por el genocidio rohingya
alarma. En un informe, el organismo pidió un proceso ante el Tribunal Penal Internacional; dice que el gobierno ordenó asesinatos en masa
WASHINGTON.– La ONU no tiene dudas: la matanza sufrida hace un año por la minoría musulmana rohingya en Myanmar fue un genocidio, como tantos otros que han ensangrentado la historia del siglo pasado.
Lo sostiene un informe de la misión del Consejo para los Derechos Humanos de la ONU, que acusa sin medios términos a los generales del ejército y pide un proceso ante el Tribunal Penal Internacional (TPI).
El país asiático no está entre los firmantes del Estatuto de Roma y entonces tampoco bajo la jurisdicción de la corte, pero los fiscales están evaluando si pueden investigar la violencia en el Rakhine, el estado donde viven los rohingyas.
La condena de la ONU no salvó siquiera a la líder birmana Aung San Suu Kyi, premio Nobel de la Paz en 1991. “No usó su posición de jefe de gobierno de facto, ni su autoridad moral, para atenuar o impedir los eventos en curso en el estado de Rakhine” contra los rohingyas, sostiene el informe de la misión de investigación independiente de las Naciones Unidas.
En este escenario, podrían perfilarse nuevas sanciones para Myanmar. Bruselas “está examinando” el documento de la ONU y “esta semana se encontrará con sus autores”, anunció un vocero de la comisión europea.
El informe contiene pruebas definitivas de que las acciones de las Fuerzas Armadas, conocidas como Tatmadaw, “sin duda son asimilables a los crímenes más graves sobre la base de la ley internacional” en Rakhine y también en Kachin y Shan, otros estados divididos por conflictos internos.
Se trata de crímenes de guerra y contra la humanidad, como el genocidio. “Los crímenes en el estado de Rakhine y el modo en el cual fueron realizados son similares por naturaleza, gravedad y objetivo a aquellos que permitieron que fueran practicados intentos genocidas en otros contextos”, dice el documento.
Se calcula que murieron 25.000 personas y que más de 890.000 huyeron, en especial al vecino Bangladesh, donde los rohingyas están albergados en 34 campos distribuidos en un área de 26 kilómetros.
Se trata de una crisis y una tasa de refugiados, según la Organización Mundial de la Salud, “sin precedente respecto de lo visto en los últimos años”.
A los investigadores de la ONU les fue negado el permiso de viajar a Myanmar, pero entrevistaron a 875 personas que huyeron del país. Los testimonios atroces coinciden: los militares “mataban indiscriminadamente, violaban en grupos a las mujeres, agredían a chicos y destruían poblados enteros”. Según el informe, también usaban la tortura, tenían esclavas sexuales y hacían desaparecer a las personas. En Rakhine norte hay pruebas de exterminio masivo.