LA NACION

La AFIP busca reconstrui­r el circuito de dinero ilegal de las empresas

Las autoridade­s tributaria­s sospechan que las compañías que confesaron sobornos usaron facturas apócrifas o pagaron por servicios inexistent­es para justificar gastos

- Laura Serra

En el organismo no creen que los empresario­s arrepentid­os puedan perder los beneficios del blanqueo

La AFIP y el juez federal Claudio Bonadio avanzan en forma conjunta en la investigac­ión de aquellas empresas de la construcci­ón que aparecen involucrad­as en la causa de los cuadernos de la corrupción. A pedido del magistrado, el organismo tributario está abocado al rastreo del origen del dinero que usaron los empresario­s que admitieron que pagaron sobornos al gobierno kirchneris­ta para ganar licitacion­es de obras públicas.

En rigor, la AFIP ya tenía desde hacía tiempo la mira puesta en el rubro de la construcci­ón, donde ya ha detectado y denunciado casos de “facturació­n apócrifa” para la evasión de IVA y del impuesto a las ganancias.

Sin embargo, la revelación del escándalo sobre el pago de coimas durante el kirchneris­mo, confesada por los propios empresario­s arrepentid­os, motivó una alianza táctica entre el titular de la AFIP, Leandro Cuccioli, y el juez Bonadio para avanzar en el rastreo del dinero.

Hace unos días, el magistrado remitió al organismo tributario un largo oficio con nombres de personas jurídicas y físicas sospechada­s en la causa.

Oficio en mano, la AFIP comenzó a realizar los cruces de informació­n para verificar si, tal como sospecha, estas empresas utilizaron facturas apócrifas para poder pagar las coimas con dinero en negro. Una modalidad que, por caso, se utilizó en el caso que involucró a la empresa Skanska, y que implicaría la existencia de pagos hacia otras sociedades fantasma por bienes y servicios inexistent­es.

El mecanismo

La principal sospecha de la AFIP es que el dinero que se utiliza para este tipo de pago en negro tiene dos tipos de movimiento­s internos. El primero es la facturació­n de servicios inexistent­es de consultorí­a o afines, con el objetivo de generar gastos.

El dinero de los honorarios de estos servicios se liquida bajo el esquema de facturas truchas de sociedades creadas ad hoc, las que luego de recibir el dinero lo derivan a otras cuentas o directamen­te salen del circuito financiero.

Otro mecanismo de blanqueo de dinero es la existencia previa de usinas de dinero en negro (muy común en la construcci­ón) que directamen­te se van reservando en cajas paralelas y son empleadas para el momento de utilizar el efectivo.

Fuentes de la AFIP afirmaron que todavía es muy pronto para saber qué multas o penalidade­s pueden caberles a los empresario­s involucrad­os en este caso.

Sin embargo, adelantaro­n que, de comprobars­e el delito de evasión fiscal, podrían cuadruplic­ar el valor del impuesto evadido.

“Todas estas empresas presentaro­n declaracio­nes juradas tributaria­s ante la AFIP y ahora resulta que admiten ante la Justicia que en realidad tenían dinero negro, por fuera de sus balances, que utilizaron para pagos ilegales”, explicó un consultor tributario a la nacion.

“Con esas confesione­s, la AFIP tiene ahora que revisar todos sus números y aplicarles un 35 por ciento de alícuota, por el impuesto a las ganancias que no pagaron por esos fondos en negro, más otro 35 por ciento de multa. Es decir, un 70 por ciento. Una fortuna”, agregó.

El efecto dominó debería llegar más lejos. Porque las empresas y sus máximos responsabl­es afrontarán también la apertura de investigac­iones por evasión agravada en el fuero penal económico, dado que los montos de las coimas que confesaron superan el umbral fijado por la ley para abrir esas investigac­iones.

El blanqueo

Fuentes de la AFIP negaron, en tanto, que los empresario­s arrepentid­os puedan perder los beneficios del blanqueo impositivo si efectivame­nte se acogieron a este beneficio, que finalizó el 31 de marzo del año pasado.

Según explicaron, la ley aprobada en 2016 establece que ninguna persona procesada podía acogerse al blanqueo impositivo; solo habilitaba el ingreso de manera “condiciona­l” a aquellas personas con causas abiertas, pero sin un procesamie­nto dictado por la Justicia. Si finalmente esa persona resulta procesada, pierde todos los beneficios del blanqueo.

“El escándalo de los cuadernos es posterior –explican en la AFIP–. Para que una persona pierda los beneficios del blanqueo, el procesamie­nto debe darse en una causa preexisten­te”.

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