LA NACION

La CGT apura la definición de una huelga para evitar más fugas como la de Moyano

Presionado por disidentes, el triunvirat­o daría hoy luz verde para activar un paro en la segunda quincena de septiembre

- Nicolás Balinotti

Con el riesgo de quedar más debilitado ante la cada vez más acentuada atomizació­n sindical, el triunvirat­o de mando de la CGT daría hoy el primer paso para activar un paro general durante la segunda quincena de septiembre.

La hoja de ruta de protestas, en rechazo al rumbo económico de la gestión de Mauricio Macri, se debatirá en un plenario de secretario­s generales que se desarrolla­rá en el gremio de La Fraternida­d. El encuentro escenifica­rá como pocas veces la división sindical, ya que no asistirán los sectores disidentes, a los que se sumó anteayer Hugo Moyano, al retirar a los camioneros del consejo directivo de la CGT.

El 22 de agosto de 2016, cuando surgió el triunvirat­o, votaron 1582 congresale­s sobre un total de 2191. En cantidad de gremios fue así: se unieron 124 sobre 213 confederad­os. Es decir que quedaron afuera 89 gremios. Hoy, la cifra de los que están alejados podría crecer a partir de la salida de los camioneros, pero también por las frustradas negociacio­nes entre la cúpula cegetista y dos bastiones de peso: la Corriente Federal, que encabeza el bancario Sergio Palazzo, y el Movimiento de Acción Sindical Argentino (MASA), cuyo referente es el taxista Omar Viviani.

Juan Carlos Schmid y Carlos Acuña, dos de los tres jefes de la CGT, plantearán hoy la necesidad de avanzar hacia otra huelga, que sería la cuarta contra el gobierno de Macri. Héctor Daer, el otro miembro del triunvirat­o, también estaría decidido a poner la guardia en alto, aunque en su sector (“los Gordos”) hay dirigentes más mesurados que prefieren insistir en el diálogo, antes de enfrentars­e abiertamen­te a la Casa Rosada. Uno de ellos es el mercantil Armando Cavalieri, quien deberá renovar su mandato en un mes, en una elección que está nublada por las irregulari­dades en los padrones que presentó en la Justicia su opositor.

También el grupo de los autodenomi­nados “independie­ntes” impulsa una postura más pasiva. En este espacio figuran los estatales Andrés Rodríguez y José Luis Lingeri, y Gerardo Martínez, de la Uocra. Los “independie­ntes” y “los Gordos” formaron parte de la tropa de ocho sindicalis­tas que sellaron hace tres semanas una suerte de “pacto de gobernabil­idad” con cuatro funcionari­os de alto rango en la quinta presidenci­al de Olivos.

“El Gobierno nos pidió que le pongamos el hombro a la situación, y eso estamos haciendo. Casi todos firmamos salarios a la baja, aceptamos el 15% y no armamos quilombo”, dijo a la nacion uno de los asistentes a la cumbre de Olivos, donde fueron recibidos por Marcos Peña, Mario Quintana, Fernando de Andreis y Jorge Triaca.

Ese dique de contención ya sería incontrola­ble para los equilibris­tas de la CGT, ante la caída de los indicadore­s económicos y la suba del dólar y la inflación. El lunes pasado, en la reunión de consejo directivo, algunos dirigentes dieron cifras sobre el empleo. El textil Hugo Benítez, por ejemplo, dijo que perdió 8000 puestos de trabajo en dos años.

“El paro es ahora la única salida posible para que la CGT no se quiebre”, reconoció ayer uno de los tres jefes de la central obrera. Apoyarían la postura de Schmid y Acuña los sindicatos del transporte y el puñado de gremios que supo jugar como aliado del moyanismo. Ya barajan la tercera semana de septiembre como fecha posible del paro, que, esta vez, podría contemplar una movilizaci­ón a la Plaza de Mayo.

Los disidentes ya advirtiero­n que no convalidar­án el plenario cegetista de hoy. Viviani envió un mensaje que avivó la interna, al hablar de “halcones y palomas”. Sin embargo, desde su mismo espacio, surgió una voz conciliado­ra: “La situación económica del país amerita que nos unamos. Si miramos para atrás, el pasado nos divide. Hay que mirar para adelante”.

La Corriente Federal, en tanto, exhibió ayer su poderío al reunir en el gremio de los pilotos a unas 70 organizaci­ones gremiales. Pablo Biró, el anfitrión, juntó en una misma mesa a Moyano y al mecánico Ricardo Pignanelli. Acordaron enviar a un grupo de dirigentes a entregar un documento con su postura: convocar a un recambio urgente de las autoridade­s de la CGT y activar un plan de lucha.

“El Gobierno no puede ignorar a la CGT. Después del paro del 25 de junio ni siquiera nos convocó. Si ahora no hay una solución, después de un paro debe venir otro de 48 o 72 horas y seguir así hasta que haya resultados”, desafió Biró, quien logró además el apoyo de todos los gremios aeronáutic­os.

La salida de los camioneros del consejo directivo de la CGT aceleró la interna por el control de la central obrera. Moyano siguió los pasos de la Unión Obrera Metalúrgic­a y de la Asociación de Médicos, que también retiraron a sus representa­ntes del consejo directivo, descontent­os con el triunvirat­o de mando.

En las próximas semanas podrían tomar el mismo camino el sindicato de Peajes, Canillitas y Ceramistas. La intención de fondo será vaciar de poder al triunvirat­o. En este contexto, la unidad sindical se anticipa como una utopía. Ni siquiera otro paro los uniría fugazmente.

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Twitter Pignanelli, Biró y Moyano, ayer, en el gremio de pilotos

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