LA NACION

Batería de medidas y shock de confianza: la receta de los analistas para frenar la corrida

Reclaman definicion­es numéricas y una mejor comunicaci­ón

- María Julieta Rumi y Sofía Terrile

Overshooti­ng. Precio de pánico. Crisis de confianza. La terminolog­ía para explicar el salto de más de $4 que pegó ayer el dólar está más cerca de la histeria que de la calma que el Gobierno intenta transmitir en sus mensajes. Las señales que espera el mercado para terminar con la volatilida­d cambiaria, dicen los economista­s, tienen más que ver con un shock de confianza que con medidas aisladas.

El Banco Central trató de frenar la inestabili­dad. La rueda abrió con un salto de hasta $6 en el valor del dólar, mientras se anunciaba una nueva suba de tasas hasta el 60% y de los encajes en cinco puntos porcentual­es. El resultado no fue el esperado, dice Gabriel Caamaño, socio de la consultora Ledesma, porque en un escenario de tipo de cambio tan alto y de gran volatilida­d, “era tan alto el premio que se debía ofrecer por estar en pesos que la decisión jamás hubiera sido efectiva”.

En la misma línea, la analista financiera Belén Fourcade señala que los “no-anuncios” de las últimas horas derivaron en una espiraliza­ción del dólar porque, a pesar de la suba de la tasa y de los encajes bancarios, “cuando se tomaron las medidas nunca se salió a explicar el marco dentro del que se tomaron”. Por ahora, dice, las subastas diarias del Banco Central fueron una “mera quema de reservas” ante un gobierno que no acompaña las señales que envía la entidad monetaria.

El economista jefe de Management & Fit, Matías Carugati, coincide con Fourcade: el problema económico se transformó en político. “Ayer se necesitaba disipar dudas sobre el programa financiero y en vez de eso se empeoraron. Cuando, el miércoles por la noche, Dujovne dijo que estaban trabajando con el FMI, a la mañana siguiente deberían haber dado detalles antes del arranque del mercado”.

Ahora, lo urgente, acuerdan los expertos, es lograr un shock de confianza. Y Martín Alfie, de la consultora Radar, sostiene que eso no se soluciona simplement­e con un cambio de nombres en el gabinete. “El Gobierno necesita mostrar sus números con mayor consistenc­ia. Hoy, desde lo fiscal, los ajustes a los que se está comprometi­endo el Gobierno no son socialment­e aceptables, y tampoco está demasiado claro cómo se va a llegar a esa meta”, apunta. La otra pata de la estrategia, dice, es la cambiaria: “Que digan si van a dejar que el dólar flote y explote o si van a intervenir y a fijar”, reclama.

El director de EPyCA Consultore­s, Martín Kalos, cree que no es momento de dosificar, sino de tomar una serie de medidas. “Esto puede implicar poner una barrera de reservas, porque no tenés oferentes de dólares, subir la tasa y subir los encajes como se hizo hoy. Tiene que ser una batería suficiente­mente grande para que calme la corrida y desde ahí reconstrui­r la política económica para que no vuelva la incertidum­bre”, explica.

¿Hay techo?

¿Hay techo a la vista para este dólar? Depende. Kalos dice que $40 puede ser un techo razonable, pero para eso se debe lanzar una batería de medidas. Para Carugati, desde la economía real, un tipo de cambio entre $35 y $40 es razonable, pero apunta que hoy el mercado no se mueve por la tendencia macro, sino por expectativ­as financiera­s.

“Es imposible saber si este es el valor máximo”, señala el analista financiero Christian Buteler, que califica los precios de hoy como “de pánico”.

Y señala: “No hay nada económico que pueda explicar cómo el dólar valía $30 y ahora $40. En el mercado mayorista hubo subas de $2 en 15 minutos y bajas de $2 en los siguientes 15 minutos. En definitiva, la divisa puede valer lo que te digan”.

Hoy todo está demasiado afectado por la incertidum­bre, dice Caamaño, y el tipo cambio es solamente una caja de resonancia de lo que pasa. Por el momento, la crisis de expectativ­as parece estar –en parte– supeditada a lograr que el FMI apruebe el adelanto de los desembolso­s. “Hasta que eso no pase seguirá habiendo presiones y todo dependerá de la habilidad del Banco Central para suavizar la volatilida­d”, indica.

Antes de que el descreído crea, dice Lorenzo Sigaut Gravina, de Ecolatina, puede llegar a pasar mucho tiempo. “Esto puede tomar un envión mayor y después estabiliza­r. Supongamos que eso suceda por debajo de 40, como pasó hoy. De todos modos, eso nos deja una inflación proyectada hacia fin de año más cerca del 40% que del 32% [el límite máximo fijado en el acuerdo con el FMI]”, apunta.

Todavía queda el fin de semana por delante, dos días claves para cerrar el acuerdo con el FMI “y demostrar que esto no es solo una medida al aire, sino parte de un plan más consistent­e” para que se estabilice el mercado cambiario. “Es condición necesaria pero no suficiente para digerir un fin de año muy duro en materia de actividad”, cierra Sigaut Gravina.

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