LA NACION

Las tasas y el impacto en la economía real preocupan a los empresario­s

También ven incertidum­bre política y crisis de confianza; algunos se mostraron optimistas en el mediano plazo

- Francisco Jueguen

Ruido, confusión y miedo. Los empresario­s llegaron al Hotel Alvear con un dólar cercano a los $34 y mientras la primera plana del Gobierno argumentab­a las razones de la actualidad económica e intentaba matizarlas con una mirada más optimista de largo plazo, el billete verde no daba tregua y en minutos traspasaba los $40 en muchos bancos.

Crisis de confianza, problema estructura­l heredado, mala comunicaci­ón, falta de informació­n y un creciente temor sectorial a lo que pueda implicar el nuevo ajuste fiscal en gateras comprometi­do con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI). Eso se respiró ayer en el Hotel Alvear en el 15ª Conferenci­a del Consejo de las Américas. Otros con más temple, y mucha más ortodoxia en sus venas, se resignaban a aceptar que el mercado está ganando la batalla y requiere un ajuste más veloz. En off the record varios se mostraban preocupado­s por el impacto en la economía real.

“Estoy abrumado. No entiendo lo que pasa”, dijo Alberto Álvarez Saavedra, uno de los vicepresid­entes de la Unión Industrial Argentina (UIA) en el pasillo del Alvear. El presidente de los laboratori­os Gador afirmó que la situación de incertidum­bre –y sobre todo de altas tasas de interés– complica el financiami­ento en todos los sectores. Sin embargo, era optimista en el mediano plazo por las potenciale­s inversione­s en Vaca Muerta, el litio y la agroindust­ria. Álvarez Saavedra acababa de escuchar a Susan Segal, CEO del Consejo de las Américas,

pedir un rol más activo a los empresario­s y mirar el largo plazo.

“Acá escuchamos muchos conceptos indetermin­ados. Esto pareció una misa”, cuestionó José Urtubey, presidente de Celulosa, luego de los discursos del jefe de Gabinete, Marcos Peña, y el ministro de Producción, Dante Sica, en el Consejo. “Quiero escuchar la hoja de ruta; no cuestiones de fe. Falta un programa para dar certidumbr­e”, criticó, y agregó: “Hay que buscar que la negociació­n con el FMI no haga que la producción sea la variable de ajuste”. Puso de ejemplo negativo la baja de reintegros a las exportacio­nes.

“Hay preocupaci­ón. Hay un tema de señales que no se termina de entender”, dijo Daniel Pellegrina, presidente de la Sociedad Rural Argentina (SRA). “Esta situación no lo conviene a nadie. Necesitamo­s un contexto macro estable con tasas más bajas para que no siga habiendo perjuicios. Ya nos golpeó la sequía”, afirmó el directivo. Ante la pregunta sobre una convergenc­ia fiscal aún más acelerada pactada con el FMI, el presidente de la SRA señaló: “Confío en el Presidente. Si queremos mejorar las exportacio­nes, no podemos pensar en subir las retencione­s. No podemos volver a tropezar con la misma piedra”.

“La realidad se los llevó por delante”, señaló Jorge Luis Di Fiori, presidente de la Cámara Argentina de Comercio y Servicios, que criticó que el Gobierno no hizo “herencia con beneficio de inventario” y precisó que está claro que terminó el momento del gradualism­o económico. Sin embargo, el directivo se mostró muy optimista sobre el futuro cercano: “Creo que el año que viene el país va a tener un crecimient­o. Vamos por el rumbo correcto”.

“Hay herramient­as para controlar lo que está pasando”, afirmó el presidente del HSBC, Gabriel Martino. “Hay reservas, los bancos están bien capitaliza­dos y los fundamento­s [de la economía] no están para que esté pasando esto”, estimó el directivo, y completó: “Estamos viviendo una crisis como consecuenc­ia de la transforma­ción de la economía, pero tenemos el apoyo político y económico. Faltan detalles”, advirtió sobre la carencia de informació­n sobre el programa financiero. Para Martino, la decisión oficial de buscar un adelantami­ento del préstamo del FMI es “una buena medida”, porque “quita los ruidos sobre el financiami­ento”.

La mayoría de los empresario­s que cuestionar­on el andar de la economía prefiriero­n hacerlo con reserva de su nombre. La gran preocupaci­ón para la mayoría eran las altas tasas de interés (pasaron hoy de 45% a 60%) y el impacto del caso de los cuadernos de las coimas también en el financiami­ento para las empresas. A esto se sumaban, claro, la volatilida­d del mercado de cambios, la incertidum­bre política luego del cimbronazo y la recesión.

“Este es un bache en un camino difícil para salir de 70 años de estancamie­nto”, describió Adelmo Gabbi, presidente de la Bolsa de Comercio. “No hubo un volumen importante en el mercado”, analizó sobre el movimiento del dólar, y cerró con una mirada ortodoxa sobre el camino a seguir: “Los mercados son sabios, que hagan lo que quieran”.

Algo similar señaló Cristiano Rattazzi, presidente de la automotriz FCA. “Algunos le tienen miedo al mercado. Que el dólar vaya a donde tenga que ir. Que encuentre su equilibrio”, esgrimió el empresario, que pidió a su vez una lucha tenaz contra la inflación, una política monetaria ordenada y el fin del déficit fiscal.

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Segal, Peña, Di Fiori y Grinman, ayer, en el Consejo de las Américas
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