LA NACION

La CGT prevé más conflictiv­idad, pero promete ayudar a la gobernabil­idad

Participar­á activament­e en protestas antes del paro del 25 de septiembre; los gremios cierran filas con gobernador­es y Massa

- Nicolás Balinotti

otra jornada oscura para la economía doméstica, un dirigente jerárquico de la CGT que estaba ayer al tanto de la devaluació­n y de la incertidum­bre que reina en la Casa Rosada ironizó con una sensación que se palpa hoy en cualquier pasillo sindical: “Para el paro general del 25 de septiembre falta una eternidad. No sé qué puede pasar”.

Antes de lo que será la cuarta huelga de la central obrera peronista contra la gestión de Mauricio Macri, la hoja de ruta de las protestas sindicales tiene algunas fechas del calendario marcadas en rojo. Una fue ayer, durante la marcha en apoyo a los docentes universita­rios, en la que hubo una columna de la CGT.

La otra gran movida será en dos semanas, en el Congreso de la Nación, con el objetivo de rechazar el presupuest­o de 2019 que el Gobierno diseña con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI) y que aún busca el aval de las provincias. Entre medio, podrían haber reclamos aislados por los aumentos de tarifas, la inflación y la caída del empleo en algunos rubros particular­mente afectados por los coletazos de la corrida cambiaria.

Como no sucedía desde hace muchos años, la CGT volvió a sentirse con voz de peso en la mesa chica del PJ. El miércoles, tras el plenario en el que se convocó a la huelga para el 25 de septiembre, una comitiva de gremialist­as fue citada de urgencia al Consejo Federal de Inversione­s (CFI), la base de operacione­s de los gobernador­es peronistas en tiempos de crisis.

El encuentro en el CFI era la continuaci­ón de una primera charla que había comenzado la semana previa. Pero esta vez había algo distinto. La tropa sindical lo comprobó cuando cruzó la puerta: además de los gobernador­es, estaban sentados en la misma mesa el senador nacional Miguel Ángel Pichetto y Sergio Massa. Un gremialist­a que está enemistado con

el líder del Frente Renovador lo sintió como una “emboscada”.

Durante la cumbre peronista abundaron las teorías apocalípti­cas y el rechazo al rumbo económico que trazó Macri. Se habló del presupuest­o, de la eliminació­n del fondo sojero y de la corrida cambiaria. Un gobernador avaló el paro de la CGT y se preocupó en escuchar algunas de las preocupaci­ones sindicales.

Si bien los sindicalis­tas cerraron filas con los gobernador­es y Massa, no todos se quedaron conformes. Ninguno de los dirigentes que asistió al CFI percibe un liderazgo fuerte y común del PJ. Pero quizá lo más inquietant­e fue la sensación de sentirse “usados” por el momento actual del país.

Esa percepción no es de anteayer. Se encasillar­ían en ese contexto los mensajes que el ferroviari­o omar Maturano lanzó en los últimos días. El lunes, en la reunión de consejo directivo, acusó a Hugo Moyano, al kirchneris­mo y a la izquierda de querer tumbar al Gobierno. Y se jactó un tanto vanidoso de que la CGT es la garante de la “gobernabil­idad”, y de que “continúen la democracia y la paz social”.

Maturano lo repitió el miércoles en el plenario y ya lo había deslizado en el cara a cara con la misión del FMI. Roberto Cardarelli escuchó de boca de un sindicalis­ta que el FMI remite a las peores pesadillas y que es casi una mala palabra en el país. “El Fondo no vino a ofrecer sus servicios, sino que el gobierno argentino nos vino a buscar. No queremos ahogar a la economía, queremos ayudar”, se atajó el italiano. Maturano aprovechó la ocasión y le respondió con una conjetura: “Al final son como el peronismo: los buscan cuando hay que apagar los incendios, como a nosotros”.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina