El Marginal 2. Escenas de ficción alimentadas por la historia real
El guion de la serie que se emite por la TV Pública se nutre de sucesos centrales de la brutal refriega
La conexión entre el sangriento motín de Sierra Chica de 1996 y la trama ficcional de El
marginal 2 recorre buena parte de los episodios 2 y 3, emitidos el 24 y el 31 de julio pasado, respectivamente. Promediando el episodio 2 vemos cómo Diosito (Nicolás Furtado), bajo los efectos de un poderoso cóctel de anfetaminas, asesina a facazos al guardiacárcel Ontiveros (Rafael Soliwoda) en el patio de la prisión de San Onofre.
Mientras construye la trama con la que espera convertirse en el nuevo “patrón” del penal y desplazar de ese lugar al temible Sapo Quiroga (Roly Serrano), Mario Borges (Claudio Rissi) busca la manera de evitar las graves consecuencias de ese hecho de sangre cometido por su hermano menor.
En la mente afiebrada de Mario Borges aparece la aterradora solución: disimular el cadáver del agente penitenciario entre la carne destinada al alimento de los reclusos y utilizar sus restos para cocinar el relleno de las empanadas que todos ellos comerán durante el festejo del cumpleaños de 15 de la hija de Sapo, en el cierre del episodio 3.
Ese final es espeluznante. Mientras el Sapo y su gente celebran, bailan y comparten ese “banquete” de un modo casi surrealista, el único que toma conciencia de la horripilante situación es Patricio (Esteban Lamothe), autor de la mezcla que drogó a Diosito y circunstancial aliado del Sapo, que lo había adoptado como su “médico personal”.
Anestesista de profesión, Patricio llega a la cárcel de San Onofre después de matar al marido violento y golpeador de la mujer de la que está enamorado y que espera un hijo.
Los horribles sucesos de Sierra Chica parecen estar todo el tiempo en la cabeza de los creadores de El marginal 2. No solamente por la línea directa que aparece entre el plan de los Borges para sacarse de encima al guardiacárcel y las alusiones a la antropofagia durante el juicio oral que, en la realidad, terminó con las condenas de los Apóstoles.
Se habla todo el tiempo en El
marginal 2 de que Mario Borges se fugó en una ocasión de la prisión de Sierra Grande. Y ese mismo personaje, en una de las escenas más recordadas de la primera temporada, encuentra en un plato de comida un dedo de la mano y una cadenita de su cuñado, al que habían mandado a matar mientras purgaba una pena en otra prisión. El patio de la prisión de San Onofre luce como el séptimo círculo de un infierno suburbano.