El “Pollo Grillado 5 Estrellas” bate récords
el inolvidable campeón mundial pesado Rocky Marciano cumpliría mañana 95 años y ello motiva una evocación inalterable en el calendario pugilístico, porque resiste el paso del tiempo. Al morir en una tragedia aérea de 1969 dejó un legado que se convirtió en un juego estadístico tentador para las figuras exultantes del cuadrilátero: “invicto hasta la muerte”.
Tal reto, tan antiguo como la existencia del boxeo, tuvo un sinfín de antecedentes. Algunos objetables y polémicos, como el caso del propio Marciano, con su récord de 49 victorias consecutivas (43 K.o.), entre 1947 y 1955, opacado por una derrota que le ocasionó Coley Wallace, cuando decidió volver a pelear como amateur, siendo ya profesional. Pero más allá de infligir las leyes, este traspié le quitó el reconocimiento a su condición de imbatido por parte los estadígrafos más puristas de este ambiente.
El norteamericano Floyd Mayweather, quíntuple campeón mundial, necesitó apoyarse en la incompetencia de la Comisión Atlética de Nevada para elevar su marca a las 50 victorias consecutivas entre 1996 y 2017, batiendo a un luchador de jaula –con licencia de boxeador profesional– llamado Connor McGregor. El pomposo Mayweather gritó a los cuatro vientos que había logrado lo máximo. Tanto él como los difusores de noticias impuestas, ignoraron que existió un tal Jimmy Barry, que ostentó un registro de 58 éxitos, 10 empates y dos cotejos sin decisión, entre 1891 y 1899, retirado con el cetro mundial gallo en su poder. Y postergaron también al gran bicampeón mexicano Ricardo López (1985–2001) porque un empate cortó su serie de 51 victorias consecutivas pese a su retiro en condición de campeón imbatido.
Sin embargo, el boxeo puso las cosas en su lugar el jueves último, cuando surgió un tailandés de 32 años, con tres identidades distintas: Chayaphon Moonsri, su nombre real; Wanheng Meenayothin, su alias deportivo, y kaiyanghadaogym, el apodo que sus sponsors le obligan a utilizar identificando su producto: “Pollo grillado cinco estrellas”. Batió todos los records inmaculados hasta el momento con 51 éxitos consecutivos y conservó por décima vez su título mundial mínimo del (CMB), de 47.600 kg, al superar por puntos al filipino Pedro Tadurán.
Hijo de una familia de agricultores, de extrema pobreza, a los 14 años decidió dejar su casa en el pueblo de Mahasarakam, tras varias episodios de tsunami, para probar suerte en Bangkok y pelear en lo que pudo. Ganó la corona en silencio ante oswaldo Novoa, en 2014, y hoy en día se convierte en el titular informativo más importante de este deporte.
Mauricio Sulaimán, presidente del (CMB) , expresó ante tal suceso: “El hecho de que un joven carenciado como Meenayaothin intercale sus registros con los hombres más poderosos del ring habla de la grandeza del pugilismo. Así como un día todo puede pasar en el lujo de Las Vegas, alguna otra puede ocurrir en el sitio más desolado”.
Aquellos records invictos de campeones mundiales mexicanos ilustres como Julio César Chavez, con 90 cotejos; Guadalupe Pintor, con su seguidilla de 52 triunfos o las 56 victorias de Yori Boy Campas, caducaron ante la primera derrota. No fueron “inmortales”.
Ahora, Meenayaothin, tiene la posibilidad de retirarse con estadísticas jamás logradas. Seguramente, los popes de esta industria y las conveniencias del negocio, no dejarán que ello ocurra y que pueda cambiar la historia.