LA NACION

Claudio Rico. “Si no disfruto el personaje, no puedo sostenerlo” –¿Cuáles son tus hits?

- Fernanda Iglesias

Su lugar en el mundo es la radio. Pero llegó a ella gracias a la TV. Claudio Rico era parte del staff de Desayuno, el programa de Canal 7 de Víctor Hugo Morales , cuando un compañero le avisó que Ari Paluch estaba buscando un humorista para El exprimidor. Hizo el casting en un bar: empezó al día siguiente. Y aunque esa experienci­a no fue la mejor, nunca paró. Su especialid­ad es el humor; su fuerte, las imitacione­s. Ahora, es parte del programa de Eduardo Feinmann en Radio la Red. “Todavía no se avivan y sigo laburando”, bromea.

–¿Qué pasó con Ari Paluch?

–Los primeros tres meses trabajé sin cobrar, porque no había presupuest­o. Entonces yo avisé que si volvía Desayuno (que había parado por vacaciones), me iba. Cuando me llama Eduardo Metzger para volver a la tele, le digo a Ari que le agradezco la oportunida­d, pero que me voy. A la semana me vuelve a llamar y me ofrece un sueldo. Así que ahí arranqué.

–¿Tenías otro trabajo que podías soportar tres meses sin cobrar?

–Sí, me dedicaba al asesoramie­nto de informátic­a. Armaba equipos de computació­n, hacía mantenimie­nto y también shows en algunos café concert. En esa época, estudiaba Medicina y con eso también me garpaba los estudios.

–¿Qué pasó con la carrera?

–Hice dos años. Después, mi viejo tuvo tres ACV. Tuvo que dejar el laburo, quedó muy mal. Yo me ocupé de su empresa. Tenía una agencia de remises. Pero no la pude sostener y quebramos. Entonces empecé a trabajar por mi cuenta para mantener a mis viejos.

–¿Cuándo empezaste con las imitacione­s?

–En el colegio. Yo vivía en Ituzaingó, iba al Manuel Belgrano. El primer personaje que hice fue Bernardo Neustadt. También hacía a Chirolita y a Raúl Alfonsín.

–¿Cómo llegaste a Videomatch?

–Fue en 2004. El programa de Paluch salía desde el edificio de Ideas del Sur. Un día imité a Raúl Castells y vino un productor de Tinelli a decirme que Marcelo no podía parar de reírse con la imitación, que quería juntarse conque a la tarde. Fui a la reunión y me dijeron que les encantaría que estuviera con ellos en Videomatch. Yo me desmayé, me volví a parar y dije: “Sí, quiero”. Estuve en el 2004, 2005 y 2009. El personaje que me popularizó fue Luis D’Elía en Gran Cuñado.

–¿Y al programa de Víctor Hugo cómo habías llegado?

–En una radio de barrio me crucé con Estelita Montes. Nos pasamos los teléfonos y a los quince días me llamó para avisarme que buscaban imitadores para Desayuno. Entonces fui a una prueba.

–Pasaste por un montón de radios. ¿Trabajaste con Rial también?

–Rial es el que me trae a La Red en 2010. Ese año decidí dejar a Paluch. Le dije que no quería seguir más. Era una situación insostenib­le ya.

–¿Por qué?

–Porque cuando empecé a hacerme popular, Ari me sacó del estudio y me dijo que no quería que estuviera más en la mesa. “Quiero salgas por teléfono desde otro lado”, me dijo. Estuve seis meses encerrado en un cuarto y la verdad, me pareció un sometimien­to. Lo hablé con mi analista y me dijo que tenía dos posibilida­des: o dejaba el análisis o dejaba a Paluch. Dejé a Paluch.

–¿Se enojó Ari?

–No sé, ni me importa.

–Tenés malos recuerdos.

–Sí. No la pasé nada bien. Crecí y aprendí mucho. Pero a veces llegaba a mi casa llorando. Era tanta la presión… Me fui diciéndole a Ari que el combustibl­e espiritual no lo tenía que escribir, lo tenía que leer.

–Supiste aprovechar el auge de los imitadores.

–La verdad que sí. Yo creo que el humor es necesario. Si no amenizas lo duro de lo cotidiano… Nosotros ahora innovamos con algo en radio que no hace nadie: hago las imitacione­s caracteriz­ado. El pase del programa se hace por Facebook Live. ¡Vos no sabés la gente que escribe agramigo deciéndono­s que hagamos eso!

–Luis D’Elía fue uno de los más conocidos. Y hoy Julio Bárbaro, China Zorrilla, Aníbal Pachano, Javier Milei… Son los que más me piden.

–¿Son también los que más te gustan?

–Sí. Si no disfruto el personaje, no lo puedo sostener.

–¿Con cuál te pasó?

–Con Duhalde. En cambio Guillermo Coppola, por ejemplo, es uno de los que más disfruto.

-¿Cómo ves a la competenci­a?

-Rolo Villar es un referente. Después, yo distingo lo que es el imitador de radio del que se caracteriz­a en la tele. Para mí, son dos cosas totalmente distintas. El que imita en radio tiene la fuerza de la voz, que no necesita el de la tele. Vos te ponés una máscara, te caracteriz­ás, pones dos muletillas y el personaje ya está compuesto. Ahora, vos a esa persona le sacás la máscara, la ponés en radio y pensás: “¿A quién está imitando?”.

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Santiago ciccero / afv

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