Turquía, el último de varios países en sumarse a una cruzada antidólar
Erdogan denunció que el dominio de la divisa de EE.UU. es un problema para los países emergentes
PARÍS.– Cada día que pasa, nuevos países se suman a la cruzada antidólar desatada por Donald Trump cuando decidió retirarse del acuerdo nuclear con Irán y anunció la aplicación de sanciones a quienes negocien con ese país. Ayer fue el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, quien apeló a “terminar con el predominio del dólar en el comercio internacional”.
“Hay que utilizar las monedas nacionales en los pagos para poner fin al dominio del dólar en el comercio internacional”, destacó el líder turco durante un discurso que pronunció en Biskek, capital de Kirguistán, ante empresarios.
Su arenga coincidió con una serie de decisiones similares adoptadas en los últimos días por Irán, Irak, Rusia y China, que proclamaron su intención de excluir la divisa norteamericana en todas sus transacciones bilaterales y reemplazarla por las monedas nacionales.
La idea no es nueva. La ofensiva de Erdogan contra el dólar encontró un eco favorable en otros países después de que Donald Trump decidió abandonar el acuerdo nuclear con Irán en mayo pasado y anunció su intención de aplicar –a partir de noviembre– el principio de “extraterritorialidad” ejercido por Estados Unidos desde 1996. En virtud de la llamada ley d’Amato-Kennedy, la Justicia norteamericana puede enjuiciar, en efecto, a toda entidad que mantenga relaciones con países sometidos a embargo, en caso de que tengan filiales en Estados Unidos, operen en dólares o negocien a través de bancos norteamericanos.
Enfrentado con Trump en una áspera batalla comercial y política, Erdogan aseguró que la divisa norteamericana representa actualmente el principal problema para los países emergentes. El proteccionismo y las guerras comerciales promovidas por Estados Unidos, sentenció, imponen el uso de nuevas estrategias. “Estados Unidos se comporta como un lobo salvaje. No le crean”, proclamó. No es la primera vez que, al enunciar su intención de abandonar el dólar, Erdogan lanza una estocada directa al corazón de la potencia imperial de Estados Unidos. A mediados de agosto había anunciado que, a partir de ese momento, todo el comercio internacional de Turquía se realizaría en las monedas de sus clientes. Irán, China y Rusia fueron los primeros países en aceptar esa propuesta.
En su discurso de ayer desde Biskek, el presidente turco confirmó que su gobierno estaba en negociaciones con Rusia para reemplazar el dólar por sus respectivas monedas nacionales en reacción a las sanciones económicas aplicadas por Washington a ambos países. “Utilizar el dólar nos causa graves perjuicios. No cejaremos en nuestra lucha y saldremos victoriosos”, aseguró.
Las relaciones entre Estados Unidos y Turquía entraron en una profunda crisis después de que Erdogan se negó a liberar al religioso estadounidense Andrew Brunson, detenido hace dos años acusado de “terrorismo” y “espionaje”. Para responder a la demanda de liberación inmediata exigida por Washington, Turquía aspira a obtener –a cambio– la extradición de Fethullah Gülen, predicador musulmán de nacionalidad turca que está acusado por Ankara de haber inspirado el fracasado putsch de julio de 2016.
En una escalada sin precedente, los dos países se aplicaron en forma recíproca fuertes aumentos de aranceles aduaneros. Ese duelo, que provocó enorme inquietud en los mercados, aceleró el derrumbe de la lira turca, que desde comienzos de año perdió 40% de su valor frente al dólar.
La propuesta de Erdogan de reemplazar el dólar por las monedas nacionales sobreviene en momentos en que Turquía se apresta a comprar el sistema ruso de defensa antiaérea S400. Sería la primera vez que un país miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) le adquiere a Moscú un sistema estratégico de armas.