LA NACION

Los gobiernos peronistas son los que más recurriero­n al Fondo Monetario

Entre Menem, Duhalde y Kirchner hicieron siete pedidos de asistencia financiera

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la historia reciente de la Argentina está marcada por sucesivos acuerdos con el Fondo Monetario Internacio­nal (FMI), sus condicione­s y efectos posteriore­s.

Desde el retorno de la democracia, todos los gobiernos, salvo el de Cristina Kirchner, recurriero­n a acuerdos con el Fondo para paliar crisis económicas entre complejas y terminales. El derrotero muestra que las administra­ciones peronistas, que gobernaron durante 25 de los 35 años desde 1983, fueron las que más veces acudieron al organismo internacio­nal en busca de asistencia financiera.

Durante la década menemista, signada por las relaciones carnales con Washington, los acuerdos de endeudamie­nto con el Fondo fueron cinco. los pactos fueron claves para financiar la convertibi­lidad entre el peso y el dólar entre 1991 y los primeros días de 2002.

A cambio de los sucesivos préstamos del FMI, Menem avanzó con la llamada “reforma del Estado”, que incluyó la ola de privatizac­ión de empresas estatales y llevó el nivel de desempleo a cifras récord.

Tan cercano fue el vínculo entre Carlos Menem y el organismo dirigido sucesivame­nte en ese período por Michel Camdessus y Horst Köhler que en 1998 el entonces presidente fue invitado a dar el discurso inaugural en la asamblea general del Fondo. En octubre de ese año, Camdessus describió a Menem como “el mejor presidente de los últimos 50 años”. Según un informe de la Universida­d Austral, durante su década en el poder, Menem recibió préstamos del FMI por US$9200 millones.

Eduardo Duhalde, por su parte, acudió al FMI en una oportunida­d, en enero de 2003, para reprograma­r vencimient­os de la deuda. Cuatro meses más tarde le entregó el mando a Néstor Kirchner. De acuerdo con el relevamien­to de la Universida­d Austral, el monto total de los préstamos fue de US$12.500 millones

Kirchner también negoció una moratoria en 2003, pero en enero de 2006 canceló todo el pasivo con un pago de US$9810 millones. “Decidimos terminar con esa deuda de 50 años y le dijimos al Fondo Monetario Internacio­nal ‘basta de deuda externa, la Argentina paga, la Argentina se libera’”, anunció entonces el santacruce­ño.

Aquella decisión marcó un punto final en la relación que solo se retomó tras la asunción de Mauricio Macri, en diciembre de 2015, cuando al frente del organismo ya estaba Christine lagarde. Cambiemos retomó el diálogo y la buena sintonía. Tras la primera corrida cambiaria de este año, Macri anunció la vuelta al Fondo Monetario, que se tra- dujo en un préstamo stand-by por

50.000 millones de dólares. Fue el

8 de mayo último. También durante el gobierno de Raúl Alfonsín el vínculo con el FMI fue fluido y se tradujo en varios acuerdos. Fueron cinco en total y se destinaron mayormente a cubrir déficits fiscales y el rojo por la caída de las exportacio­nes.

El largo historial de negociacio­nes entre presidente­s, ministros de Economía, jefes del Banco Central argentinos y titulares del FMI incluye anécdotas desopilant­es. Una de ellas tuvo como protagonis­ta al primer ministro de Economía de Alfonsín, Bernardo Grinspun, quien en 1984 terminó una reunión con el entonces representa­nte del FMI, el catalán Joaquín Ferrán, con una frase que quedó en la historia. “¿Querés que me baje los pantalones?; me los bajo ahora”, soltó ante su interlocut­or. Solo llegó a amagar a hacerlo, hasta que Ferrán le pidió que se detuviera.

En marzo de 2000, un año y medio antes de la peor crisis política, económica y financiera que vivió la Argentina, y que terminó con su gobierno, Fernando de la Rúa se endeudó con el FMI por US$40.000 millones, con el préstamo conocido como el “blindaje”. Fue un último intento de sostener la convertibi­lidad, que terminó derrumbánd­ose por la combinació­n entre vencimient­os de deuda acumulados, los déficits fiscal y de cuenta corriente y el atraso cambiario.

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