Michael Sanderling. La carrera de postas de una estirpe musical centroeuropea
Es hijo del enorme Kurt Sanderling, pero a la vez un maestro por derecho propio; sin deudas que pagar, llega al Teatro Colón con la Filarmónica de Dresde
El apellido Sanderling está marcado a fuego en la música del siglo XX. En su larguísima vida (llegó a los 99 años), Kurt Sanderling asistió a enormes maestros (Otto Klemperer, Bruno Walter), fue amigo de otros (Dmitri Shostakovich) y se convirtió él mismo en un maestro. Muchas de sus mejor actuaciones (y de sus mejores registros) fueron al frente de la Staatskapelle Dresden. Como en una especie de carrera de postas, su hijo Michael está ahora al frente (aunque no por mucho tiempo más) de la Filarmónica de Dresde, y con esa orquesta actuará hoy y mañana en el Teatro Colón, invitado por el Mozarteum Argentino. Michael Sanderling, un director por derecho propio, creció en el mejor ambiente posible. “Cada generación tiene la sabiduría de absorber y desarrollar las experiencias de las generaciones anteriores –explica–. Tuve la suerte de tener en mi padre a un músico y director que siempre me ayudó y asesoró con su experiencia vasta y variada. Pero la clave de la conversación no era nunca la dirección en sí, sino más bien la importancia de la música y la honestidad musical”.
Notablemente, los dos programas que presentará en Buenos Aires mantienen también una relación con su padre, experto en Shostakovich, pero también Bruckner. Michael hará, en su primera fecha, la Sinfonía Nº 3 de Bruckner, en un programa que se completa con Concierto para piano y orquesta Nº 20, en Re menor, KV. 466 y The End, Sum Nº 4, para orquesta, de Oscar Strasnoy; la segunda comprende la Sinfonía Nº 12, en Re menor, op. 112 “El año 1917”, de Shostakovich; el Concierto “Emperador” de Beethoven, y Weites Land, de Detlev Glanert. En las dos obras concertantes, el solista será Herbert Schuch.
Shostakovich y Bruckner son dos compañías de Sanderling que parecen remontarse a la infancia. “Las sinfonías de Shostakovich no solo me acompañaron como una familia desde mi niñez, sino que han sido una parte integral y un núcleo de mi repertorio durante muchos años –cuenta Sanderling–. Con las últimas grabaciones, estamos completando ahora el ciclo completo de todas las sinfonías de Shostakovich, que Sony lanzará la próxima primavera boreal. Las sinfonías de Bruckner juegan en mi vida, y especialmente en la vida de la Filarmónica de Dresde, un papel muy importante. La orquesta toca estas sinfonías desde hace muchas décadas, y lo hizo siempre muy bien”.
“No se puede comparar a estos dos compositores en absoluto, pero sus obras tienen algo en común: llevan al oyente a un viaje a su propia interioridad, al fondo de su psiquis, y lo hacen de una manera sumamente emocional”. Un poco más sorprendente es la inclusión de Strasnoy, nuestro gran compositor de extramuros, aunque en este caso no se trata ni de familiaridad ni de amistad, sino de un interés restringidamente musical. “Lamentablemente, todavía no conozco a Oscar Strasnoy en persona. Pero ya conozco una parte de su música, que es una forma de conocerlo a él, y la aprecio mucho. Me pone muy contento presentar una pieza suya precisamente en Buenos Aires”.
La de Buenos Aires será una de las actuaciones ya en tiempo de descuento. A mediados del año que viene, Sanderling dejará la dirección de la Filarmónica de Dresde. “La orquesta y yo tuvimos vivencias maravillosas en el escenario. Y durante nuestra gestión nos permitieron abrir nuestra nueva y fantástica sala de conciertos en Dresde. Algo llega a su fin, es verdad. Pero algo no cambia: voy a seguir haciendo buena música, en buenas salas y con buenas orquestas”.
Filarmónica de Dresde Director: Michael Sanderling Solista: Herbert Schuch Hoy, a las 20, y mañana, a las 17, en el Teatro Colón. Libertad 621. Mozarteum Argentino