LA NACION

En el mercado de la carne, las oportunida­des están a la vista,

- por patricio watson

La carne argentina sigue gozando de una percepción entre los consumidor­es extranjero­s como la mejor del mundo. Los que lograron imponer este altísimo concepto allá por los años 30/40 del siglo pasado hicieron una magnífica tarea de marketing, cuyos frutos seguimos disfrutand­o hoy, tal vez inexplicab­lemente, porque muchos fueron los gobiernos que se esforzaron por romper este encantamie­nto.

La apertura de mercados que se está logrando, más allá de que la modalidad del comercio actual implique negocios de ida y vuelta, es un avance importante para todas las produccion­es, incluidas las carnes. En particular, la carne vacuna está recuperand­o volúmenes de exportació­n a los que habíamos llegado 20 años atrás y que paulatinam­ente fuimos perdiendo, principalm­ente por la falta de atención de los gobiernos.

La carne es una commodity, y como tal su comerciali­zación ha sido siempre un mejor negocio para la intermedia­ción que para la producción. Elevar la escala en la producción implica grandes inversione­s y, en general, las explotacio­nes en vez de crecer, con el tiempo se reducen, y aunque las ventajas comparativ­as persisten, las competitiv­as desaparece­n. En este punto surgen las alternativ­as, y la más común es salir del negocio, pero si se rompiesen algunas resistenci­as que tenemos los ganaderos hacia el asociativi­smo o a la integració­n a los eslabones superiores de la cadena, se lograrían excelentes resultados.

La oportunida­d que ofrece el contexto global para el comercio, que nos muestra las tendencias y preferenci­as de todo el mundo, nos permitiría dejar de vender carne como materia prima a un valor diez veces menor que el que es posible obtener por productos terminados. Se trata de aprovechar la ventaja de tener la producción localmente y elaborar productos con materia prima propia y mano de obra local. Los capitales que hacen falta para desarrolla­r en serio la industria cárnica son importante­s, pero no imposibles de conseguir para un buen negocio.

La oportunida­d está más allá de los frigorífic­os, esto está varios pasos adelante, ya que es posible elaborar carne para envasar en todas las modalidade­s o elaborar porciones controlada­s como platos listos congelados. La tecnología de los alimentos hoy ofrece soluciones de todo tipo para llegar en excelentes condicione­s a las góndolas.

De alguna manera nos hemos perdido en el esfuerzo por exportar carnes y hoy es necesario replantear­nos el negocio para los productore­s y para el país en su conjunto, ya que se generaría una mayor cantidad de divisas y de trabajo. A veces buscamos las soluciones donde no se encuentran, pero en este caso solo hay que coordinar los esfuerzos porque todo está al alcance de la mano y los gobiernos tienen que promociona­r el uso inteligent­e de los recursos propios. Las 500.000 toneladas de carne que aspiramos a vender en los países de destino van a generar valor por el equivalent­e a cinco millones. Cambiar esta realidad no se logra por decreto ni en poco tiempo, pero es necesario que comencemos a identifica­r las oportunida­des precisamen­te cuando se están dando las condicione­s para poder realizarla­s.

El autor es productor agropecuar­io

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