Las profundas huellas que dejó la sequía en la oleaginosa
Los efectos de la sequía que afectó a la campaña de soja 2017/18 fueron muy duros y aún se están padeciendo. Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires explicaron que de las 54 millones de toneladas estimadas se produjeron 36 millones, una merma del
33 por ciento.
En términos de PBI, el complejo sojero tuvo un descenso del
26%. Se esperaba que fuera de
16.200 millones de dólares y terminará con uno estimado de 12 mil millones.
Sumadas, las pérdidas entre soja y maíz representarán este año una merma del 1% del PBI para el país. Serían unos 6000 millones de dólares (4200 millones de soja y 1800 de maíz).
“Si tomamos los efectos indirectos, como la baja en la venta de maquinaria, algunas consultoras estiman que podría significar una caída de hasta el 1,5% del PBI”, sostuvo Agustín Tejeda, de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.
En lo que hace a la molienda, tendrá un derrape del 17% interanual, pasando de 41 a 34 millones de toneladas. El economista de la Bolsa de Cereales porteña analizó que “en molienda no se refleja la caída total de la producción porque hay mayores importaciones de porotos de países limítrofes como Paraguay. Incluso se ha llegado a importar desde Estados Unidos. También compensa la menor exportación de porotos y algo de stocks de campañas anteriores que ahora ingresan al circuito comercial”.
En exportaciones, la pérdida sería de 5400 millones de dólares entre maíz y soja, un 9,5% menos respecto de la comparación interanual.
“Esto se debe principalmente a la baja en las exportaciones de harina y aceite de soja. La mayor parte del déficit comercial de la Argentina para 2018, que algunas consultoras estiman entre 6000 y 7000 millones de dólares, será causado por la sequía”, expresó el economista.
Tejeda afirmó que el ritmo de liquidación de stocks en soja viene más acelerado que en la campaña anterior, aunque con un menor volumen por los malos rendimientos.