Usos de la soja. La bioeconomía en su máxima expresión
Crecen las oportunidades para desarrollar productos elaborados sobre la base de la oleaginosa; desde bioplásticos y geles hasta lubricantes
La Argentina es el tercer productor mundial de soja y mantiene liderazgo en las exportaciones de harina y aceite de soja. También cuenta con una importante capacidad para generar biodiésel, hoy comprometida por el cierre de mercados externos. Esta posición nos permite diversificar mercados, ya que la exportación de grano se orienta especialmente al mercado chino.
Si bien nuestra industria es una gran generadora de recursos, el uso interno que hacemos de ellos es muy pobre si se compara con otros países productores. En harinas consumimos menos del 8% de lo producido (Brasil casi un 50% y Estados Unidos supera el 70%) y en aceites ocurre algo similar pese a que se trata de un insumo estratégico en el mundo para una gran multiplicidad de usos.
Como producto natural, el principal destino de la soja es la alimentación, con probadas propiedades para la salud. En torno a esto, en el mundo hay miles de pequeñas y medianas industrias con tecnologías de proceso más o menos complejas que vienen creciendo. Los alimentos tradicionales de soja como el tofu, la leche de soya, el miso y el tempeh han sido consumidos durante siglos por las poblaciones asiáticas.
La proteína de soja contenida en las harinas es prácticamente insusque tituible en la alimentación animal, pero también es utilizada en la alimentación humana en base a concentrados y aislados de la harina, y tiene infinidad de usos industriales y cosméticos.
Para la industria de los alimentos, las proteínas de la soja tienen la capacidad de formar geles a través de distintos mecanismos basados en el fenómeno de asociación-diso- ciación de las proteínas. Con estas proteínas fibriladas como base y con la adecuada adición de grasas, nutrimentos, colorantes, saborizantes, etcétera, se pueden desarrollar productos con formas y tamaños que asemejan las estructuras de diferentes carnes. A su vez, la industria alimentaria aprovecha de la soja algunas de sus propiedades funcionales En el caso de los aceites de soja, su refinación permite amplios usos alimenticios e industriales, de consumo o como ingredientes. Además, entre los otros productos del procesado aparece la lecitina como un insumo básico para distintos tipos de industrias, entre ellas la alimenticia. Es oportuno recordar las nuevas variedades de aceite de soja con alto contenido de ácido oleico son naturalmente más estables que el aceite de soja tradicional, reduciendo la necesidad de antioxidantes y otros aditivos costosos.
La soja es una opción natural para los desarrolladores de productos interesados en promover la química verde. Los fabricantes usan aceite de soja como reemplazo de insumos petroquímicos para hacer que sus productos sean más renovables y más respetuosos con el medio ambiente mientrasmantieneno,enalgunoscasos, incluso, exceden el rendimiento. Los productos de soja generalmente son más biodegradables y contienen menos compuestos orgánicos volátiles que los tradicionales. Existe una larguísima lista de productos nuevos tales como lubricantes y fluidos multipropósito, productos de limpieza, selladores, grasas, uso personal, bioplásticos, supresores de polvo, tintas, etc., adonde las patentes y marcas están a la orden del día.
En definitiva, asistimos al desarrollo de la bioeconomía en su máxima expresión.
La soja es una opción natural para los interesados en la química verde