LA NACION

Condenaron por tráfico de drogas a dos exconcejal­es

narcopolít­ica. Presidían en Salta los concejos deliberant­es de Salvador Mazza y Joaquín V. González; recibieron penas de más de 12 años de prisión por sus vínculos criminales

- Germán de los Santos

En los últimos dos meses el juzgado federal de Orán, Salta, descubrió que más de 70 kilos de cocaína, valuados en unos $12.000.000, fueron cambiados por yeso. En julio pasado se determinó, minutos antes de que fueran incinerado­s en el parque industrial de Salta, que en un cargamento de 50 kilos de cocaína habían sido cambiados por esa sustancia. La semana pasada surgió un nuevo escándalo: 23 kilos de ese estupefaci­ente se transformó en un polvo blanco que no era cocaína.

Se sospecha que detrás de estos casos hay una organizaci­ón de la que formarían parte policías, gendarmes y funcionari­os judiciales que siguió cambiando yeso por cocaína como se sospecha que sucedía cuando estaba en funciones el exjuez Raúl Reynoso, quien está siendo juzgado por montar una asociación ilícita con narcos y abogados.

El 27 de octubre pasado un llamado anónimo al 911 alertó a la policía salteña que había un cargamento de cocaína en un colectivo de larga distancia que había salido de Aguaray, cerca de la frontera con Bolivia.

En la terminal de ómnibus de Tartagal un grupo de efectivos de la Dirección de Reunión y Análisis de la Informació­n de Drogas Peligrosas de la Policía de Salta encabezó un operativo con la perra antinarcót­icos Kiara, que detectó que en tres valijas transporta­das en ese ómnibus había 21 paquetes, con algo más de 23 kilos de cocaína. Los panes con este estupefaci­ente –según las fotos obtenidas por la propia policía en el operativo– estaban envueltos en cinta de embalar verde y recubierto­s con papel metalizado.

Los efectivos de Drogas Peligrosas, según el expediente judicial, trasladaro­n la cocaína a la sede de la Guardia de Infantería de esa fuerza en Tartagal. El 29 de octubre, dos días después, se obtuvieron las muestras para el peritaje, que confirmó que se trata de cocaína, y un día después la droga fue trasladada al juzgado federal de Orán, donde en el acta figura que los paquetes están envueltos con cinta de embalar verde y papel metalizado.

El martes 28 de agosto a las 22.19 –según el acta– se descubrió que otra vez había sucedido algo extraño con los paquetes de cocaína. Los envoltorio­s eran diferentes. No tenían cinta de embalar verde ni papel metalizado. No solo eran diferentes los paquetes, sino también el contenido: era yeso. Tampoco coincidían los documentos oficiales del secuestro de la droga en la terminal de Tartagal y el registro de lo que entregaron los efectivos de Drogas Peligrosas al juzgado federal de Orán. Incluso había diferencia­s en el peso. Ante esta nueva sorpresa, los fiscales José Luis Bruno y Carlos Amad notificaro­n al juzgado de lo ocurrido, y el juez Gustavo Montoya ordenó una investigac­ión.

Los 23 panes con un polvo similar al yeso se enviaron a un gabinete científico de la Policía Federal en Buenos Aires para comparar la sustancia con el anterior caso de reemplazo de cocaína. Hay algunos indicios que disparan fuertes sospechas sobre la existencia de una organizaci­ón integrada por efectivos de policía, gendarmes y personal del juzgado federal de Orán, que está en funciones desde la época en que el exjuez Raúl Reynoso estaba al frente del juzgado federal de Orán. Esa hipótesis es analizada por el Ministerio de Seguridad de la Nación y funcionari­os judiciales.

Hay por lo menos 10 empleados del juzgado que fueron nombrados por Reynoso, quien actualment­e está siendo sometido a un juicio por arreglar con un grupo de abogados salteños la liberación de imputados por narcotráfi­co a cambio de grandes sumas de dinero. Un sospechoso operativo

En las últimas horas surgió un dato que sería clave para determinar qué ocurrió con la cocaína secuestrad­a. Unos días antes de que se produjera el secuestro de los 21 panes de cocaína, efectivos de Gendarmerí­a detuvieron en Embarcació­n, Salta, a siete efectivos de Drogas Peligrosas de la policía salteña en un control de ruta. En un auto sin identifica­ción transporta­ban 26 kilos de yeso en paquetes que parecían panes de cocaína. Insinuaron, según contó una alta fuente judicial a la nacion, que era parte de un operativo encubierto. Los gendarmes no les creyeron y los detuvieron. Estuvieron seis días presos hasta que el peritaje determinó que se trataba de yeso, como los policías afirmaban.

El caso recayó en el juzgado de Montoya, que ahora investiga qué ocurrió con los 21 paquetes de cocaína que se transforma­ron en yeso, como había ocurrido con otro cargamento de 50 kilos que descubrier­on que no era estupefaci­ente minutos antes de ser incinerado en Salta.

El fiscal federal Carlos Amad aseguró a la nacion que “se inició una investigac­ión profunda con estos casos y se están revisando otros expediente­s”. Lo que sospechan es que falte más cocaína secuestrad­a. El funcionari­o del Ministerio Público advirtió que “estaría personal policial comprometi­do”.

El Jefe de Policía de Salta, Mauricio Silvestre, rechazó los dichos del fiscal al asegurar: “De mi personal no dudo porque tengo la prueba de que se entregó al juzgado 23,058 kilos de cocaína”.

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