LA NACION

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Del potro defiende su puesto en la final del US Open con la mira en la cumbre

- José Luis Domínguez

NUEVA YORK.– Todo está preparado para una jornada especial. Después de nueve años, Juan Martín del Potro regresa a una final de Grand Slam. El mismo escenario, el US Open. No estará Roger Federer al otro lado de la red; sí Novak Djokovic, otra leyenda del circuito. En una época dominada por el suizo, el serbio y Rafael Nadal, sería toda una rareza no cruzarse con ellos en una definición a lo grande.

Del Potro tampoco es el mismo de aquel título de 2009. Nueve temporadas han pasado desde entonces, y aquel joven recién salido de la adolescenc­ia que le puso fin al imperio de Federer en Nueva York es ahora un tenista cercano a los 30 años, que vive una segunda carrera después de cuatro operacione­s en las muñecas y casi tres temporadas fuera de las canchas. Tan lejos estuvo el tandilense de todo que este momento, esta final en su torneo preferido, donde juega acaso como en ningún otro lado, ni siquiera se hacía lugar entre los sueños. Ahora, después de dos años y medio desde su regreso a las canchas, Del Potro está aquí, en el colosal Arthur Ashe, dispuesto a buscar su segundo título en el US Open ante Djokovic, desde las 17. Con la oportunida­d, a la vuelta de los años, de sentarse en la mesa de los grandes.

No hay registros de un jugador que haya ganado su segundo Grand Slam nueve años después del primero. En la era Open (desde 1968), el que más tardó fue Marat Safin (del US Open 2000 a Australia 2005). Del Potro intentará vulnerar esa leyenda. Deberá soslayar, además, un récord desfavorab­le contra Djokovic, al que solo superó cuatro veces en 18 cotejos, y apenas una vez en los últimos siete partidos, aquel inolvidabl­e debut en los Juegos de Río 2016. Es un recuerdo razonablem­ente cercano y feliz: el tandilense contó que esa victoria le permitió ganar una confianza que no tenía en sus primeros pasos de vuelta al tour.

Lo conoce bien Djokovic, que venció muchas veces a Del Potro, pero no por eso considera que la final está ganada ni mucho menos. El argentino mantiene un vínculo muy respetuoso con Federer y Andy Murray, algo más distante con Nadal, y una relación bastante cercana con el serbio, que lo considera un ejemplo de resilienci­a, y para su recuperaci­ón de la lesión en el codo derecho se fijó en el argentino como fuente de inspiració­n. “Del Potro es alguien que se enfrentó a cosas aún peores, circunstan­cias difíciles con dos, tres años de cirugías, volver, no jugar tan bien y luego tener que retirarse de nuevo. Ahora es de nuevo top en el mundo. Eso es impresiona­nte. Ese tipo de historias te inspiran y espero que pueda hacer lo mismo”.

El afecto de Djokovic. Los abrazos con Nadal en Wimbledon y anteayer, tras el abandono del español, y las felicitaci­ones de Federer en Indian Wells, signos del respeto que Del Potro supo ganarse de parte de los que dominan el tour. Ahora, está ante la gran oportunida­d de compartir espacio con ellos. El suizo conquistó Australia, Rafa arrasó como siempre en Roland Garros y Nole brilló en el césped de Wimbledon. Este domingo puede sumarse el argentino, que a la vez defiende su lugar en el podio del ranking ante Djokovic, preparado a su vez para desplazarl­o en esta lucha sin cuartel.

Los recaudos de Djokovic

Sabe Del Potro que deberá rendir más allá del cien por ciento. Hasta aquí, se ha mostrado en gran forma. El revés que tanto lo preocupó, lo pegó con fiereza y sin miedos contra Nadal, y también en los ensayos. La derecha le ha rendido bastante, al igual que el saque. Deberá mantener la intensidad que propondrá Djokovic, casi similar a la del zurdo de Manacor. El serbio anticipó: “Para mí, una de las claves será la devolución, y tratar de jugar profundo, además de sacar bien. Cuando jugás contra un sacador como Del Potro, te pone presión en tus propios juegos de servicio. Y cuidarme de su derecha, una de las mejores de la historia”. Habrá también, cómo no, un juego mental. Nole cuenta con muchísima experienci­a en estas finales, más allá de haber perdido cinco veces el encuentro decisivo en Flushing Meadows. Hasta aquí, yoga mediante, Del Potro asimiló con tranquilid­ad zen su ascenso hasta las instancias más trascenden­tes de su torneo preferido. Sin calor de por medio, el clima podría tener otra influencia: el pronóstico de lluvias podría hacer que la final se dispute bajo techo.

De no mediar imponderab­les, este US Open verá una gran final, con todo lo que significa tener un argentino en el último encuentro del torneo, ese partido que todos los que alguna vez empuñaron una raqueta soñaron con jugar. Allí estará Juan Martín del Potro hoy, dispuesto a la hazaña, de pie ante el último gran obstáculo, golpeando a las puertas del cielo.

 ?? Andrés kueacki / ap ?? Juan Martín del Potro se jugará el N°3 mano a mano con Novak Djokovic desde las 17; un triunfo le permitirá mirar hacia Federer y Nadal
Andrés kueacki / ap Juan Martín del Potro se jugará el N°3 mano a mano con Novak Djokovic desde las 17; un triunfo le permitirá mirar hacia Federer y Nadal
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@teamdelpo una escena premonitor­ia: días antes del comienzo del us open, Del potro y Djokovic flanquean a laver y mcenroe en una presentaci­ón

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