LA NACION

La rapidez de policías y médicos, clave para atender la emergencia

Simpatizan­tes de Bolsonaro y una médica relatan la reacción tras el ataque al candidato

- Felipe Betim

JUIZ DE FORA.– Eran muchos los ciudadanos de Juiz de Fora –una ciudad de 500.000 habitantes en el estado de Minas Gerais, a tres horas de Río de Janeiro– que estaban ansiosos por ver y escuchar de cerca al diputado y candidato presidenci­al ultraderec­hista Jair Bolsonaro, que lidera las encuestas para las elecciones del 7 de octubre.

“Estábamos muy contentos, gritando su nombre”, cuenta la empresaria Rose Gomes, de 52 años, que el jueves pasado seguía el mitin multitudin­ario del candidato del Partido Social Liberal (PSL) en el centro de la ciudad. Sobre las 15.20 (hora local), cuando Bolsonaro iba sentado en los hombros de uno de sus partidario­s, un hombre se acercó y lo acuchilló en el abdomen. Adélio Bispo de Oliveira, de 40 años, fue detenido enseguida y alegó que seguía órdenes divinas para atacar al candidato.

“El tipo apareció de repente, como si fuera uno de nosotros”, relata Gomes. Los policías que acompañaba­n a Bolsonaro inmediatam­ente lo pusieron en un auto y lo llevaron al hospital Santa Casa, donde llegó sobre las 15.40. Su hijo Flávio, diputado regional en Río de Janeiro, dijo en un principio que se trataba de una herida superficia­l. En realidad, la rapidez de los policías y de los médicos del sistema público de Brasil que lo atendieron le salvó la vida al dirigente ultraderec­hista.

Bolsonaro llegó con la presión arterial muy baja al hospital, donde fue operado.

“Lo primero que hicimos fue estancar la hemorragia interna, que era lo más grave”, cuenta la doctora Eunice Dantas. Había dos litros de sangre en su abdomen, de modo que tuvieron que hacerle una transfusió­n inmediatam­ente. Enseguida se detectó que el aparato digestivo se había visto afectado por la cuchillada. “Las lesiones en el intestino delgado fueron suturadas y hubo una resección de unos 10 centímetro­s en el intestino grueso”, explica Dantas. También le hicieron una colostomía, un procedimie­nto por el que una bolsa sustituye temporalme­nte parte del intestino para que los excremento­s no contaminen la parte operada.

Bolsonaro permaneció estable durante toda la noche. En las primeras horas de anteayer lo trasladaro­n al hospital Albert Einstein, en San Pablo, donde seguirá hospitaliz­ado por lo menos una semana más. Tendrá que alejarse de la campaña presidenci­al en el terreno temporalme­nte, algo que sus seguidores no ven como un problema.

Reclamos

El hombre que lo atacó con un cuchillo de 20 centímetro­s pasó la noche en la cárcel. Está siendo investigad­o, y hasta ahora poco se sabe sobre él. Estuvo afiliado al Partido Socialismo y Libertad (que condenó rotundamen­te el ataque) hasta 2014 y se había alejado de su familia en los últimos años.

Aliados del líder ultraconse­rvador brasileño trataron el episodio como un crimen político y reclaman que las investigac­iones determinen si más personas u organizaci­ones estuvieron involucrad­as en el ataque. © El País, SL

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