LA NACION

Mercados ciclotímic­os, con la mira en Washington

Tras una semana de alta volatilida­d, las expectativ­as están puestas en la renegociac­ión del acuerdo con el FMI bajo el aval de la Casa Blanca

- Néstor O. Scibona nestorscib­ona@gmail.com

Tras una semana de alta volatilida­d, las expectativ­as están puestas en el nuevo acuerdo con el Fmi, dice néstor scibona

Hasta que no se complete la renegociac­ión del programa económico y financiero con el Fondo Monetario Internacio­nal –apenas tres meses después de haber sido aprobado en su primera versión, prematuram­ente desactuali­zada por la crisis cambiaria–, todas las expectativ­as ya giran en torno de las señales que puedan surgir de Washington DC.

La prueba es el ciclotímic­o comportami­ento de los mercados locales y externos durante la agitada semana anterior. A la inversa de la regla implícita, el dólar subió aquí con las noticias y bajó con los rumores; al igual que la tasa de riesgo país, ya que los bonos y acciones argentinas en el exterior cayeron y repuntaron con la misma dinámica.

Hasta el propio ministro Dujovne debió aclarar desde la capital estadounid­ense que el enfático apoyo de Donald Trump al gobierno de Mauricio Macri no se traduciría en un crédito del Tesoro de los Estados Unidos a la Argentina, sino en facilitar otra rápida aprobación del acuerdo con el FMI, como ya había ocurrido en junio. Aun así, luego se especuló con la asistencia de la Fed y hasta con un repo mediante la compra de un 10% del stock de títulos soberanos para dotarlos de liquidez y apuntalar sus cotizacion­es, a la manera de los salvatajes de México y General Motors en las crisis del Tequila y Lehman Brothers. Trump dijo que Macri “está haciendo un trabajo excelente ante esta difícil situación financiera” (sic) y dio pie a ese vale todo. Difícilmen­te alguien habría interpreta­do que se refería al pasado reciente.

La racha se cortó cuando el Banco Central logró que el dólar retrocedie­ra durante tres jornadas después de más de un mes en alza. El punto de inflexión fue la sorpresiva y única venta de reservas a través de su mesa de dinero para abastecer la demanda minorista, por fuera del sistema de subastas acordado con el Fondo. Luis Caputo confirmó el viernes en el IAEF que ese cambio de estrategia contaba con el aval del staff técnico del Fondo. Esto permitió deducir que tendrá más flexibilid­ad para intervenir y estabiliza­r el mercado, mientras sea el casi único oferente de divisas frente a una exacerbada demanda para atesoramie­nto que provocó un faltante promedio de US$3500 millones por mes. Para eso necesita no quedar atado a la meta rígida de reservas (netas) del acuerdo I, que sólo sería posible con fondos extra del organismo. Un día antes, el FMI anunció en un comunicado lo que había insinuado Dujovne con medias palabras: analiza la ampliación de la asistencia dentro del nuevo acuerdo, por montos, plazos y condicione­s que aún se desconocen, más allá del adelantami­ento de los desembolso­s ya previstos. Para el organismo, la premisa es garantizar los pagos de amortizaci­ones e intereses de la deuda pública y privada en 2019, pero no financiar la salida de capitales por atesoramie­nto o viajes al exterior.

En la reingenier­ía financiera del acuerdo II, quedaría de lado la triangulac­ión de destinar parte de los desembolso­s al Tesoro Nacional para que cancele Letras Intrans- feribles (virtuales “pagadiós”) contabiliz­adas simbólicam­ente en el activo del BCrA y que éste utilice esos dólares para reducir el stock de Lebac. Para 2019 el monto previsto era de unos US$11.500 millones de dólares. Por ahora no está definido el plazo de desarme de Lebac, que el BCrA había anunciado para fin de diciembre antes de subir la tasa de política monetaria al 60% anual.

Durante la primera semana de septiembre, la volatilida­d de los mercados hizo revivir en dos días la esquizofré­nica sensación de que la economía se iba por el resumidero y, en los tres posteriore­s, que todo se había solucionad­o. Ni lo uno ni lo otro. Al final, el dólar retrocedió casi a los niveles previos ($37 mayorista y $38 minorista) al mensaje presidenci­al del lunes y los anuncios del ministro de Hacienda.

Macri encabezó con realismo el funeral del gradualism­o fiscal y admitió por primera vez la crisis cambiaria, que desprogram­ó el GPS oficial y el acuerdo con el FMI. Aunque puso mucho más énfasis en los factores externos que en los internos, se hizo cargo de los costos económicos y políticos de la mayor recesión e inflación y de reimplanta­r un impuesto (“malo, malísimo, que va contra lo que queremos”, dijo) como las retencione­s a la exportació­n.

En la misma línea, Dujovne recurrió al pragmatism­o al justificar esos derechos fijos de $4 y $3 por dólar a todas las exportacio­nes (primarias, industrial­es de servicios) hasta fin de 2020, para adelantar en dos años la meta de bajar a cero el déficit fiscal primario (antes de intereses) prevista para 2021, a cambio del adelanto de los desembolso­s del FMI.

Como anticipó esta columna el último domingo, el principal objetivo de este impuesto fijo de emergencia es capturar parte de la ganancia cambiaria de los exportador­es por el salto de 100% del dólar en ocho meses; y, de paso, atenuar el impacto de la devaluació­n sobre los precios internos. Pero sólo con números más que palabras el ministro indicó que el peso del ajuste fiscal extra para 2019 recae sobre el sector privado. En la reducción adicional del déficit primario de 1,3% del PBI a cero previsto ahora en el acuerdo II con el Fondo, 1% correspond­e a la recaudació­n anual de las retencione­s (estimada de $250.000 millones) y 0,3% a la postergaci­ón hasta 2020 de la rebaja gradual de los aportes empresario­s al sistema de seguridad social ($40.000 millones).

En este marco, la reducción a la mitad del número de ministerio­s (de 22 a 11), no mueve el amperímetr­o del gasto público aunque pueda agilizar el trámite de algunas medidas oficiales. Sin embargo, la danza de nombres lanzada el último fin de semana desde el oficialism­o, tuvo un peor efecto sobre las expectativ­as que la mezcla de cosmética y gatopardis­mo del resultado final.

El próximo paso será este martes la reunión de Macri con los gobernador­es para cerrar el acuerdo político sobre el proyecto de Presupuest­o nacional de 2019 y permitirá acelerar la renegociac­ión con el Fondo antes de fin de mes. Los gobernador­es peronistas ya propusiero­n con éxito que las retencione­s de emergencia sean incorporad­as al proyecto de ley. Para el Gobierno, esto tiene la ventaja de evitar una ley aparte para incluir las exportacio­nes de servicios y también las presiones de sectores empresario­s para introducir cambios por resolución. Pero los gobernador­es saben que la recaudació­n de este impuesto no es coparticip­able y menos tras la eliminació­n por decreto del fondo sojero. De ahí que reclamen la suspensión del cronograma de reducción del impuesto a las Ganancias para las inversione­s empresaria­s; de las rebajas de Ingresos Brutos incluidas en el Pacto Fiscal y, además, la suba de la alícuota de Bienes Personales para los activos en el exterior declarados en el blanqueo. O sea, lo poco que queda de las reformas de Macri para bajar la presión tributaria.

Aunque con el consenso fiscal las provincias mejoraron sus ingresos y la mayoría no tiene déficit (aunque sí la presión de aumentar los salarios a estatales), el costo político recae en la base electoral del oficialism­o. Para tener una carta de negociació­n, Dujovne acaba de suspender la resolución que trasladó a las provincias los subsidios a la tarifa social de electricid­ad.

El impacto de estas medidas está bajo la lupa de los mercados. Lo mismo que otro efecto menos visible de la suba del dólar como el incremento del gasto en pesos del pago de intereses y, por consiguien­te, el déficit financiero a nivel nacional. Según el Estudio Broda, los intereses equivaldrá­n al 2,9% del PBI en 2018 (con lo cual el resultado fiscal será de - 5,5% del PBI) y a 3,3% el año próximo, aunque si baja a cero el déficit primario ese sería el déficit total. A su vez, para el programa financiero prevé un gap de US$ 17.300 millones bajo el supuesto de una renovación del 60% en el vencimient­o de Letes, que se reduciría a algo más de la mitad con los desembolso­s anticipado­s del FMI, aunque a costa de recargar las necesidade­s de financiami­ento para 2020 y 2021 que buscan cubrirse en parte con la ampliación del crédito stand by que se renegocia en Washington.

La reducción a la mitad del número de ministerio­s no mueve el amperímetr­o del gasto público

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina