Los asesores del Papa preparan la respuesta a las denuncias del exnuncio Viganò
vaticano. El Consejo de Cardenales informó que dará “las necesarias aclaraciones”
RoMA.– Después del tsunami provocado por la carta-bomba de un exnuncio que pidió la renuncia del Papa tras acusarlo –junto a una catarata de encumbrados funcionarios del Vaticano– de haber encubierto durante años a un cardenal abusador, la Santa Sede está preparando el contraataque.
Así lo reveló ayer una declaración del C-9, el consejo de los nueve cardenales consultores del Papa, que luego de una reunión, al expresar su solidaridad con francisco “por lo acontecido en las últimas semanas”, indicó que el Vaticano está preparando una respuesta aclaratoria.
“El Consejo de Cardenales, en su primera reunión de su 26 sesión, ha formulado plena solidaridad al papa francisco frente a lo que ha ocurrido en las últimas semanas, consciente de que en el actual debate la Santa Sede está por formular las eventuales y necesarias aclaraciones”, indicó una declaración del Consejo de Cardenales consultores, difundida por la Sala de Prensa.
Si bien el texto no mencionó la carta del exnuncio Carlo Maria Viganò, sí aludió al escándalo creado en todo el mundo y especialmente en Estados Unidos, por sus 11 páginas incendiarias publicadas por medios católicos conservadores, contrarios a la política de Jorge Bergoglio.
Allí, más allá de atacar al Papa y pedir su renuncia, Viganò –un personaje ya conocido por ser el disparador del escándalo Vatileaks, la filtración de documentos reservados de Benedicto XVI, en 2012–, describe la inacción de la Santa Sede desde los pontificados de Juan Pablo II y Benedicto XVI, pese a las denuncias de abusos por parte del influyente sacerdote estadounidense Theodore McCarrick, arzobispo emérito de Washington que fue cardenal hasta que en julio pasado se vio obligado a renunciar.
Recambio
Al margen de expresar su solidaridad con el Papa y adelantar que el Vaticano prepara una respuesta aclaratoria a ese J’accuse, el C-9 confirmó que pronto habrá un recambio en este consejo de asesores, una novedad del pontificado de francisco para aceitar la administración vaticana.
Este órgano consultivo ya cumplió cinco años y está formado por al menos dos altos prelados problemáticos: el cardenal australiano George Pell, exzar de las finanzas, que está de licencia porque debió volver a su Australia natal para defenderse en un juicio por abusos sexuales, y el cardenal chileno francisco Errázuriz ossa, arzobispo emérito de Santiago de Chile, supuestamente involucrado también en el escándalo de abusos y encubrimiento salido a la luz en los últimos meses en ese país.
“Disponiéndose a entregar al Santo Padre la propuesta acerca de la reforma de la curia romana elaborada en los primeros años de actividad, en vista de su prosecución ha considerado pedirle al Papa una reflexión sobre el trabajo, la estructura y la composición del mismo Consejo, teniendo en cuenta, además, de la avanzada edad de algunos miembros”, indicó la declaración.
Ausentes
Pell, que aún no fue reemplazado al frente de la poderosa Secretaría para la Economía, tiene 77 años, y el chileno Errázuriz, más que implicado en el escándalo que desató en Chile el caso del obispo Juan Barros, pupilo del sacerdote abusador, fernando Karadima, tiene 85. Ninguno de estos dos prelados, de hecho, estuvo presente en la reunión del Consejo. Aunque tampoco pudo asistir, debido al caos político en su país, el cardenal Laurent Monswengo, de la República Democrática del Congo.
Los otros seis integrantes del grupo asesor son Sean o’Malley, arzobispo de Boston; Reinhard Marx, arzobispo de Munich; oswald Gracias, arzobispo de Bombay; Giuseppe Bertello, Gobernador del Estado de la Ciudad del Vaticano, y Pietro Parolin, Secretario de Estado.
finalmente, en su declaración, el C-9 expresó asimismo “su satisfacción por el éxito del IX Encuentro Mundial de familias de Dublín, felicitando también a su eminencia el cardenal Kevin farrell y con el Dicasterio para los Laicos, la familia y la Vida, que junto con el arzobispo Diarmuid Martin han organizado el evento”.
En el orden mediático, este evento que el Vaticano organiza cada tres años en algún país –el próximo se realizará en Roma en 2021–, quedó totalmente opacado por las protestas de víctimas de abusos de Irlanda, epicentro de un escándalo que aún la Iglesia Católica no logra aplacar.