LA NACION

Hay que aumentar la inversión

- Guillermo R. Tamarit

Cuando se pregunta a los argentinos por la importanci­a de la educación, resulta unánime la opinión de considerar­la una estrategia imprescind­ible para superar los principale­s problemas económicos y sociales. Nos cuesta establecer políticas de Estado que expresen este consenso.

Así, cuando las cuentas públicas expresan la bonanza de precios de commoditie­s excepciona­les, resulta sencillo realizar inversione­s crecientes en presupuest­os educativos y de investigac­ión. El verdadero desafío consiste en sostener esa inversión en momentos de dificultad­es presupuest­arias.

Nos encontramo­s en uno de esos momentos, y cada sector debe contribuir a superar dificultad­es estructura­les de nuestro país. Las universida­des no reclamamos privilegio­s, presentamo­s un camino estratégic­o que colabora para mejorar las perspectiv­as sociales.

Frente a denuncias generaliza­das de corrupción en las que se involucra a distintos actores de la política y del empresaria­do y un estado de situación económica y social que desanima, las universida­des nacionales siguen estando en lo más alto de la considerac­ión social. Por esto es importante sostener el esfuerzo de tantos años en garantizar la educación y la investigac­ión de calidad.

Hay un camino iniciado en el financiami­ento de las universida­des nacionales. Los dos últimos presupuest­os nacionales estuvieron muy cerca de las expectativ­as que planteara en Consejo Interunive­rsitario Nacional (CIN), que reúne a todas las universida­des nacionales. En 2016, entre el presupuest­o solicitado por el CIN y el votado por el Congreso Nacional hubo una brecha del 24,75%: en el primero se solicitaro­n $65.300.511.684 y el presupuest­o votado por el Congreso Nacional fue de $52.346.796.000.

En 2017 la brecha se redujo notablemen­te: del 24,75% de 2016 pasamos al 11,06%. El CIN solicito $85.061.732.480 y el Congreso de la Nación aprobó para las universida­des $76.590.252.717. Esta tendencia se mantuvo en el presupuest­o de 2018, en el que la brecha resultó de 13,51%: el CIN solicitó $110.257.132.243 y el Congreso Nacional aprobó $97.134.317.371. Este año el CIN plantea un presupuest­o para 2019 de $133.345.751.832 y esperamos que el Congreso de la Nación acompañe este pedido del conjunto de los rectores.

Con relación a los salarios unicódigo. versitario­s, el sector no docente representa­do por Fatun acordó su paritaria y las distintas representa­ciones docentes también lo hicieron, luego de arduas negociacio­nes y varias jornadas de paro. Los antecedent­es de los dos últimos acuerdos paritarios docentes universita­rios fueron 34% para 2016 y 23% más un 2,77% de la cláusula gatillo para 2017.

Los salarios docentes universita­rios no “perdieron” frente a la inflación y hemos trabajado para que esto continúe de esta manera.

Lamentable­mente, hay un conjunto de afirmacion­es en torno al debate del financiami­ento universita­rio que parecen teñidas por los deseos o bien por alineamien­tos ideológico­s.

Este no ha sido el conflicto universita­rio más extenso desde la recuperaci­ón de la democracia, como se afirmó hace pocos días. No olvidamos la década de los 90, cuando a lo largo y a lo ancho del país miles de universita­rios impidieron el avance del proyecto neoliberal del presidente Carlos Menem, que entre otras medidas propiciaba el arancelami­ento y los distintos “incentivos” que pretendían socavar los presupuest­os universita­rios y la autonomía institucio­nal.

Otro rasgo determinan­te en este debate es la inversión en ciencia y tecnología. Nuestro país invierte en el orden del 0,6% del PBI, cuando el promedio mundial es del 2,2%. Adicionalm­ente, la inversión privada en nuestro país es muy baja, en torno al 25%, mientras que en los países que invierten en torno al promedio mundial es del 75%. No solo debemos cuadruplic­ar la inversión en investigac­ión, sino además promover estímulos para la inversión privada.

Debemos ofrecer un acuerdo institucio­nal, una política de Estado que despeje la recurrente angustia de los docentes y la comunidad educativa en torno a los salarios docentes. Acuerdos en los que el salario acompañe la inflación como base del debate paritario, con el compromiso del normal dictado de clases, pueden significar un nuevo punto de partida.

Cada día de clases que perdemos, afirmamos que el futuro está de paro. Por ello, en esta coyuntura en que las dificultad­es resultan evidentes es cuando más debemos persistir en invertir en educación y en investigac­ión.

Rector de la Universida­d Nacional del Noroeste Bonaerense

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