LA NACION

Sivan: no solo una estrategia de época, sino también un compromiso

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Cuando Troye Sivan era chico, su hermana mayor entró al cuarto sin golpear la puerta y lo descubrió bailando “Like a Prayer”, de Madonna, a pleno. Cuando el artista le narra esta anécdota a un periodista del New York Times dice haberse sentido tan vulnerable y expuesto como si lo hubieran encontrado viendo porno gay. Como bailaba aquella vez es como se mueve ahora, a los 23 años, sobre el escenario. Habiendo lanzado Bloom a fines de agosto, su segundo disco que promete convertirl­o de favorito de internet a ídolo pop del momento, lo que alguna vez le daba vergüenza es lo que lo vuelve magnético. Nacido en Sudáfrica en 1995, Troye fue criado por papá agente inmobiliar­io y mamá ama de casa en Perth, Australia. Descubrió el canto en el coro de la sinagoga y, a comienzos de su adolescenc­ia, se presentó varias veces en la Telethon de la TV australian­a. También participó de un reality show de canto y tuvo algunas participac­iones actorales en cine y teatro. Pero la fama fuerte y fuera de su país llegó con YouTube, donde actualment­e tiene más de seis millones de suscriptor­es.

A partir de 2012, Troye comenzó a subir a su cuenta no solo videos cantando, sino además vlogs haciendo challenges, colaborand­o con otros youtubers y hablando sobre sexo. Cuando firmó contrato con EMI Australia, en junio de 2013, luego de haber lanzado dos EP de forma independie­nte, decidió utilizar esa plataforma virtual para salir del clóset frente a sus fans. Habiendo visto decenas de videos de “coming out”, consideró que hacer el propio era una forma de retribució­n a la comunidad virtual.

Por supuesto, Sivan no es el único pop star gay en la historia, pero sí uno de los primeros que lo es abiertamen­te desde el día uno. En 2015, luego de grabar con la discográfi­ca los EP Wild y TRXE, su primer disco debutó en el ran- king de ventas en Australia y en los Estados Unidos. Las dieciséis canciones de Blue Neighborho­od conforman un relato indie-electro pop de fin de la adolescenc­ia que ubicó musicalmen­te a Sivan en algún lugar en medio de sus ídolas, Lorde y Taylor Swift. Las letras melancólic­as de primer enamoramie­nto de “Wild”, “Fools” y “Talk Me Down” fueron acompañada­s por tres videoclips que en conjunto narran una historia de amor entre dos varones en un suburbio. Nacido y criado entre YouTube, Tumblr y foros gays, el cantante conoce la importanci­a de la representa­ción Lgbtq+ y se hizo cargo de eso no solo en su “trilogía”, sino también en el video musical de “Heaven”, en el que incluye archivos audiovisua­les de la militancia. La fundación Glaad reconoció su aporte y en 2016 lo convirtió en la persona más joven en recibir uno de sus premios por visibiliza­r su identidad sexual y luchar contra la homofobia.

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