Fiestas en primera persona, en la memoria de escritores
En la apertura del festival, evocaron esas singulares celebraciones
La fiesta, ese momento de impasse cargado de “ruidos, excesos y ruinas posteriores”, funciona, en ocasiones, como motor de la reflexión y la creación artística. Seis autores argentinos y del extranjero participaron ayer en la charla “La fiesta desbordada”, en el Malba, y contaron las experiencias que los llevaron a escribir sobre las mejores y peores fiestas de sus vidas. La actividad formó parte de la jornada inaugural del Filba, que cumple diez años.
“Una celebración puede tener distintas aristas, un lado B, secuencias delirantes, imprevistos paralelos, drogas, identidades que van mutando”, señaló Eugenia Zicavo en su papel de moderadora, y de ello hablaron los invitados a través de sus textos.
La escritora Magalí Etchebarne (Los mejores días) recordó varias celebraciones, incluida la fiesta “fundante”, velada en la que bailaron y se conocieron sus progenitores. Las historias de la adolescencia surgieron en el relato de Martín Sancia Kawamichi, autor de novelas y libros infantiles.
El escritor recordó la peor fiesta de su vida, en la que el protagonista de 13 años se vio forzado a dejar a su querida Verónica, de 15, porque ella lo engañaba con chicos más grandes. Con humor, la narradora regaló algunas estampas: un niño reventando una bombita de agua en su cara para disimular sus lágrimas o el húmedo amanecer después de fantasear en sueños con su amada.
De la celebración al drama
Cómo sobresalir en una fiesta de disfraces tras hurgar en el ropero, en busca del atuendo idóneo, fue la esencia del relato leído por la realizadora audiovisual y escritora francesa Valérie Mréjen (Mi abuelo, Selva negra). El belga Fikry El Azzouzi (La fiesta del cordero) habló en su historia de una noche adolescente “que había comenzado bien, con una previa de drogas y alcohol”, y, tras el paso de los protagonistas por un local de comida árabe y la ingesta de pita picante, concluyó en la comisaría. El autor vistió con humor un relato en el que cuenta cómo unos chicos marroquíes son rechazados discoteca tras discoteca.
El escritor Luis Sagasti (Una ofrenda musical) dijo odiar las fiestas, en las que “todos los tiempos explotan”, mientras que Vivi Tellas, directora de teatro y curadora argentina, contó, entre otras cosas, cuánto se divirtió en su último cumpleaños, vestida con el mismo buzo que lucía uno de sus amigos en Londres.