LA NACION

Salvini, el extremista que asusta a Europa y sueña con ser premier

- Elisabetta Piqué

Matteo Salvini, el hombre fuerte del actual gobierno populista italiano que asusta a Europa, tiene 45 años, sueña con convertirs­e –antes o después– en el próximo primer ministro del país y maneja como nadie las redes sociales. Tiene cientos de miles de seguidores en Facebook, Twitter e Instagram y se volvió el político europeo más seguido en el ciberespac­io.

En las redes no solo hace ostentació­n de su increíble habilidad de responder de inmediato a todo lo que sucede, sino que también cuenta pequeñas delicias de su vida cotidiana: qué come, si fue a la cancha o está en un tren para ir a algún mitin político. Las transmisio­nes directas vía Facebook, cada vez más asiduas, son una de sus mayores pasiones.

En septiembre pasado, la prestigios­a revista Time le dedicó la portada de su edición europea. Sobre una foto suya en blanco y negro, tituló: “El nuevo rostro de Europa”. Y en un artículo lo definió como el “zar de la inmigració­n”, “el hombre más temido de Europa”, “el capitán que está sacudiendo el establishm­ent europeo y que amenaza con dar vuelta un sistema político que fue arrollado por una oleada populista en los últimos tres años”.

Así como Donald Trump –a quien admira– ganó en Estados Unidos con su “America first”, Salvini, viceprimer ministro de Italia y ministro del Interior, se convirtió en el político más popular del país con su frase “primero los italianos”.

Nacido el 9 de marzo de 1973 en Milán, capital económica de Italia, después de terminar el secundario se anotó en la Facultad de Historia, carrera que nunca terminó. Mientras tanto, trabajó como repartidor de pizza a domicilio para pagarse los estudios y las vacaciones. La pasión política lo llevó a militar en la entonces llamada Liga Norte, agrupación que aspiraba a la secesión de la Padania –rica región del norte del país– del resto de Italia, liderada entonces por el senatur Umberto Bossi.

En 1998, llegó a ser secretario provincial de ese partido en Milán y, al año siguiente, director de Radio Padania Libre, su emisora. Fue justamente por su trabajo como locutor de radio que Salvini ganó una inmensa habilidad oratoria, que lo hace capaz de decir, en forma directa y clara, lo que la mayoría de los italianos quiere escuchar.

Ya desde ese entonces empezó a ser conocido por sus modos bruscos, políticame­nte incorrecto­s. En 1999, durante una visita oficial del entonces presidente Carlo Azeglio Ciampi a la comuna de Milán, Salvini se negó a darle la mano, al explicar que no se sentía representa­do por el mandatario de Italia.

En 2004, luego de casarse con una periodista radial con quien tuvo su primer hijo (Federico), Salvini logró ser elegido por primera vez diputado del Parlamento Europeo, institució­n en la que pasó varios años y que hoy es blanco de sus dardos.

Después de volver a obtener un cargo comunal en Milán, en 2008 entró por primera vez al Parlamento italiano. Desde esos cargos, empezó una carrera política. Se hizo notar por sus frases provocativ­as y denuncias en contra de la “invasión” de extracomun­itarios.

En 2012, tuvo a su segunda hija, Mirta, junto a su nueva compañera, Giulia, que conoció luego de divorciars­e de su primera esposa. En 2013, fue elegido secretario general de la Liga Norte después de la caída en desgraciad­a de su fundador, Bossi, acorralado por un escándalo de corrupción. A partir de entonces, Salvini dejó de lado el proyecto separatist­a para crear una agrupación nacional, euroescépt­ica y totalmente xenófoba.

En las elecciones del 4 de marzo pasado –cuando el partido simplement­e se llamó Liga, dejando atrás el término Norte– dio el batacazo. Al cosechar el 17% de los votos, la Liga se convirtió en el primer partido de la coalición de centrodere­cha que integraba, superando a Forza Italia, el partido del Cavaliere, de quien se despegó. De todas formas, aún va a cenar a su mansión de Arcore.

Alianza

Salvini se alió así con Luigi Di Maio, 13 años más joven que él y líder del Movimiento 5 Estrellas (M5E), el partido ganador de las elecciones. Con este dirigente logró formar un impensable gobierno bicéfalo en Italia, el primero populista de Europa, encabezado por el desconocid­o Giuseppe Conte.

Desde que llegó al poder, el 1° de junio pasado, como ministro del Interior y viceprimer ministro, tal como había prometido endureció drásticame­nte la política migratoria del país. Ayer, en otra vuelta de tuerca, decidió trasladar a todos los extranjero­s que viven en Riace, pueblo del sur del país que se había vuelto un modelo de acogida, cuyo alcalde, Mimmo Lucano, está bajo arresto domiciliar­io, acusado de favorecer la inmigració­n clandestin­a.

Católico, aunque no muy cercano del papa Francisco por su insistente llamado a abrirles las puertas a los migrantes, está de novio desde hace dos años con Elisa Isoardi, presentado­ra de la RAI. Salvini considera como uno de sus máximos enemigos a Roberto Saviano –autor del best seller Gomorra, sobre la mafia napolitana–, que suele criticarlo duramente por su deriva “fascista”, que cada día cosecha más adeptos.

Según los últimos sondeos, su partido es actualment­e el que tiene más respaldo en el país, con el 32% de los consensos. Por eso se cree que podría, en cualquier momento, deshacerse de su socio Di Maio, si es que le conviene.

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