Dante Sica. “Esta tasa de interés no se sostiene en el mediano plazo”
El funcionario confía en las señales que recibió el mercado; atento a la inflación, pronostica un mejor escenario para noviembre
Un dólar volátil, tasas de interés por las nubes, inflación persistente y recesión. Son las coordenadas de la desordenada macroeconomía argentina. Y ese dibujo, que podría haber comenzado a reconfigurarse tras la devaluación y la calma de los últimos días, abre una gran incógnita para un funcionario cuyos objetivos son impulsar la producción nacional y el trabajo.
Dante Sica no se amilana. Su visión entrecruza dos planos. En la coyuntura, sin margen fiscal para subsidios o impulsar el consumo, procura ofrecer liquidez para que la cadena de pagos no se rompa, en un contexto en el que los cheques rechazados crecen, las tasas para descontarlos superan las tres cifras y el capital de trabajo se consume. En el largo plazo, pide construir una visión exportadora trabajando sobre la oferta –mejorando la estructura de costos empresariales y con competitividad sistémica– y no incentivando una demanda que ya apareció con el nuevo dólar.
–¿Terminó la corrida cambiaria?
–Hemos enviado dos señales importantes al mercado. El nuevo acuerdo con el FMI y el presupuesto 2019, que se está tratando y somos optimistas con su aprobación. Despejan las dudas con respecto a la política monetaria, fiscal y cambiaria. Empiezan a generarse señales para pensar que estamos en un proceso de estabilización. Es prematuro decir que terminó, pero estamos enviando señales para reducir la incertidumbre.
–Pero esa estabilización no solo depende de la menor volatilidad del dólar, sino también de la baja de las tasas de interés.
–Claramente, esta tasa de interés no es sostenible en el mediano plazo desde el punto de vista productivo. Es una tasa de compromiso para poder estabilizar la economía y frenar la corrida.
–La gran pregunta es cuándo van a poder bajarla: el Banco Central también está mirando la aceleración de la inflación.
–Tenemos que mirar la tasa de inflación. Tuvimos un septiembre fuerte, porque hay un reacomodamiento de precios por la devaluación de agosto. Estamos monitoreando todos los días el mercado. Octubre va a ser menor que septiembre, pero todavía con alta inflación. Estimamos que en noviembre y diciembre vamos a empezar a ver una baja de la tasa de interés, dependiendo de cómo sea la inflación de esos meses y el sendero que decida tomar el Central.
–¿Preocupan la inflación y el traspaso a precios de la devaluación?
–Si se comparan las devaluaciones anteriores con lo que ha pasado este año, el grado de traspaso fue menos del 50%. Quizás hubo algunos productos en los que fue mayor por problemas dentro de la cadena. Nos preocupa la inflación porque tiene un impacto sobre el ingreso. Tratamos de que haya competencia para que ese traspaso sea el menor.
–¿Hay más cheques rechazados, ruptura en la cadena de pagos o empresas que se están comiendo su capital de trabajo?
–No vemos ruptura de la cadena. Sí un estiramiento y un mayor estrés. Aumentaron la cantidad de cheques rechazados, pero no defaulteados. Hay cheques que rebotan y son cambiados. Estamos monitoreando todo muy de cerca. En los últimos 15 días ya vemos más fluidez. Hay cadenas que venden dólares y cancelan pagos.
–¿En esta situación, las empresas pueden pensar en exportar?
–Sí, la exportación no solo es un tema de futuro. Ya está pasando. Hay empresas que estaban muy volcadas al consumo interno que ven una recuperación de pedidos externos. Un ejemplo es el calzado. Iremos el 26 de octubre a Chile con una misión de 30 empresas y tuvimos que cerrarla, a pesar de que había más pedidos para sumarse. Hay una nueva demanda externa que compensa la demanda de la caída interna.
–¿Cuál será el rojo comercial de este año?
–A comienzos de año estimábamos un rojo mayor al de 2017. Pero en noviembre y diciembre tendremos superávit. En el año va a ser negativo, pero menor del año pasado. En 2018, el rojo terminaría entre US$4000 millones y US$5000 millones.
–¿Por qué Marisa Bircher será la secretaria de Comercio Exterior?
–Es una profesional muy competente, con amplia experiencia en temas de negociaciones comerciales. Con su designación se unifican las secretarías [de Comercio y Agroindustria] y tendremos una mirada más completa en el tema productivo para las negociaciones.
–¿Bolsonaro o Haddad?
–El pueblo brasileño decidirá.
–¿Preocupa lo que pueda pasar con el Mercosur?
–Con la negociación de UE-Mercosur, ponemos voluntad y esfuerzo para aprovechar esta ventana de oportunidad hasta el G-20, para poder llegar a un acuerdo político. Estamos muy cerca de poder cerrarlo. Con respecto a lo que puede pasar en Brasil con su mirada en el Mercosur, hay que esperar a quién gana la elección, cuáles son los funcionarios designados y los lineamientos de políticas. Muchas veces lo que se dice en la campaña o algunas expresiones individuales difieren una vez que se asume el gobierno.
–¿La marcha atrás con el aumento del gas o las internas en Cambiemos impactan en los inversores?
–Este es un gobierno abierto al diálogo y muy permeable a reconocer cuándo no hay márgenes de actuación en algunos temas. Si hay un error se corrige. Esa apertura al diálogo, el reconocimiento de los errores y las correcciones de los mismos son una señal importante para los inversores. No es un gobierno cerrado o que mantiene políticas que pueden estar equivocadas. La señal para el inversor es que el rumbo de la política económica está garantizado por la conducción del Poder Ejecutivo y que la política económica se mantiene incluso en medio de una crisis.
–Pero sí hubo cambios en las reglas de juego.
–Es un tema contracultural con respecto a lo que veníamos desarrollando. Tuvimos que poner de forma temporal las retenciones para poder hacer un esfuerzo mayor y llegar al equilibrio fiscal. Pero en crisis anteriores el cambio de rumbo, los parches, fueron terribles.