LA NACION

Pidieron indagar a un fiscal y exespía y al abogado de Báez

Los acusan de preparar testigos falsos para apartar de una causa a Casanello

- Hernán Cappiello

El fiscal Carlos Stornelli pidió indagar como sospechoso­s al fiscal Eduardo Miragaya, que trabajó para la SIDE, y al abogado Santiago Viola, que fue defensor de Lázaro Báez, acusados de instruir falsos testigos para sacar al juez Sebastián Casanello de la causa de la ruta del dinero K, por la cual el empresario está preso, acusado de blanquear fondos de la corrupción.

Stornelli pidió al juez Luis Rodríguez que ordene las indagatori­as, en consonanci­a con el pedido del propio juez Casanello, querellant­e en esta causa como víctima.

Se investiga un complot para apartar al juez buscando testigos fraudulent­os que dijeran que lo habían visto en la quinta de Olivos cuando Cristina Kirchner era presidenta. El plan casi da resultado. De hecho, la Cámara Federal ordenó una investigac­ión y concluyó que no había evidencias de esta situación.

Los acusados son Miragaya, un fiscal que con el gobierno de Cambiemos pasó a revistar en las filas de la AFI, junto a Gustavo Arribas y Silvia Majdalani, y el abogado Viola, al que le adjudicó un rol como presunto instigador en la movida con la que intentaron desplazarl­o.

Los dos testigos falsos son Gabriel Corizzo y Carlos Scozzino, que afrontan ahora un juicio ante el Tribunal Oral Federal Nº 3 por falso testimonio. Tanto Casanello como Cristina Kirchner negaron siempre siquiera conocerse.

Corizzo es un militante kirchneris­ta que fue empleado de la Anses y Scozzino era chofer de la Presidenci­a. Ambos declararon, bajo juramento, que vieron a Casanello en una sala de espera de la quinta de Olivos en septiembre de 2015. Sin embargo, ambos mintieron, según corroborar­on el juez Rodríguez y el fiscal Stornelli. Ambos verificaro­n que ninguno de los tres –ni Corizzo, ni Scozzino y tampoco Casanello– estuvo ese día en la residencia de Olivos.

Un peritaje policial detectó 248 llamadas telefónica­s entre Miragaya y Viola, con un pico en los días claves; mientras que uno de ellos, Corizzo, admitió ante Stornelli que antes de declarar se había reunido con Viola y con un “fiscal” cuya descripció­n física se acerca a la de Miragaya. Corizzo y Scozzino pidieron una probation para evitar una condena que podría llegar hasta diez años de prisión y no buscaron defenderse en el juicio oral.

Para Stornelli, Miragaya habría preparado a los testigos en una oficina que se encuentra en el edificio sobre la confitería Exedra, en Córdoba y 9 de Julio, donde se encontraro­n el abogado Viola y los dos declarante­s.

En el expediente declaró, además, el periodista Carlos Pagni, de la nacion, quien informó sobre el episodio y dijo que, según sus fuentes, Corizzo fue contactado por Viola y Miragaya estaba presente en esa reunión en Exedra. Dijo que este lo testeó en su relato como testigo, con detalles como el piso del área de la Jefatura de Gabinete de Olivos, que ambos conocían, por lo que entendió que su relato era consistent­e.

Declaró, además, que Miragaya tendría vínculos con Leandro y Martín Báez, a través de Miguel Ires, lo que facilitó el encuentro en la oficina situada en el edificio encima de Exedra. Dijo el periodista que creía que el montaje para separar a Casanello del caso había sido por un precio y que Miragaya y Claudia Balbín, madre de Viola y socia, eran amigos.

El fiscal Stornelli recogió las conclusion­es del entrecruza­miento de llamadas que determinar­on que entre el 1º de mayo de 2016 y el 31 de marzo de 2017 hubo 238 llamadas entre Balbín y Miragaya.

Con estos elementos, pidió la indagatori­a a Viola y Miragaya, y ahora la decisión está en manos del juez Luis Rodríguez.

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