LA NACION

Seguirá en prisión uno de los mayores asesinos

Solo la serie de homicidios de Robledo Puch supera las cuatro muertes adjudicada­s a César Ghirardi

- Gustavo Carabajal

Solo Carlos Eduardo Robledo Puch cometió más asesinatos que él. Se trata de César Humberto Ghirardi D’Angelo. Un tribunal de San Isidro confirmó en los últimos días la condena a prisión perpetua por cuatro homicidios cometidos entre 1996 y 2008, la mayoría durante asaltos; igual que el “Ángel de la muerte”, condenado a reclusión perpetua más accesoria por tiempo indetermin­ado por ser el autor de 11 asesinatos entre 1971 y 1972.

Si bien Ghirardi fue condenado por cuatro asesinatos, la Justicia sospecha que habría cometido otros cuatro homicidios, aunque no se pudo probar su responsabi­lidad en esos hechos.

En el fallo dictado por un Tribunal Oral de San Isidro se rechazó el pedido de excarcelac­ión solicitado por la defensa del múltiple homicida, quien pedido su libertad por el supuesto agotamient­o de la pena.

Según consta en la resolución judicial, los jueces denegaron el planteo de la defensa y, además, unificaron todas las condenas por los cuatro homicidios, en los que se pudo probar la autoría de Ghirardi.

La sentencia expuso la vida desarrolla­da a sangre y fuego por este delincuent­e que, en tres de los asesinatos tuvo un móvil económico pa- ra matar y en el cuarto, asesinó por venganza a un preso, compañero de pabellón en el penal de Florencio Varela.

El último de los homicidios de Ghirardi ocurrió a principios de junio de 2008, seis días después de abandonar la mencionada cárcel. Fue durante un asalto a dos custodios de una empresa de seguridad que llevaban el dinero para pagar a los vigiladore­s de barrios cerrados de la zona norte. Según consta en el la sentencia dictada por los jueces del Tribunal Oral n° 7, de San Isidro, Ghirardi y su cómplice asesinaron al custodio Sergio Conti para robar $86.000.

“Ghirardi fue el autor de los disparos que mataron a un custodio e hirieron a otro. Se trató de una acción atroz, desproporc­ionada e irracional con el fin de consumar y asegurar el robo del dinero”, expresaron los jueces Mónica Tisato, María Cohelo y Eduardo Lavenia en los fundamento­s de la resolución.

Ghirardi había salido de la cárcel a pesar que tenía condenas por otros tres homicidios. Un tribunal oral de Quilmes le había impuesto una pena de 15 años de prisión por haber matado a Víctor Sotelo Gavilán durante una pelea en el penal. Mientras que la Sala I de la Cámara de Apelacione­s y Garantías de La Matanza lo había condenado a 22 años de cárcel por los asesinatos de Fabián Brain y Fernando Diácono, cometidos, en noviembre de 1996, durante un asalto en Ramos Mejía. Por este hecho, un tribunal de La Matanza lo condenó el 22 de agosto de 2002 a 20 años de prisión. Aunque, en 2007, la Sala III de la Cámara de Casación Penal bonaerense le redujo la sentencia a 18 años de cárcel.

En ese momento, Ghirardi fue beneficiad­o por la ley denominada del dos por uno, que computaba como doble cada día que había pasado detenido sin que las sentencias en su contra estuvieran firmes.

En 2008, seis días después de salir de la cárcel de Florencio Varela, Ghirardi volvió a matar.

Dos años después, el Tribunal Oral n° 7, de San Isidro, lo condenó por el asesinato del custodio y le impuso una pena más grave: prisión perpetua. La dureza de las penas que los diversos tribunales le impusieron a Ghirardi, no resultó un obstáculo para que, en 2016, apenas seis años después de la última sentencia, un juez de Ejecución penal, de San Isidro le concediera el beneficio de la libertad condiciona­l. Un año después, Ghirardi fue detenido por robo y fue condenado a cuatro años de prisión. Esa sentencia quedó firme y fue unificada con las condenas por los cuatro homicidios. Los jueces establecie­ron que Ghirardi no podría recuperar la libertad hasta dentro de quince años.

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