LA NACION

Conflictos

- Jorge Urien Berri

Terminó una semana de conflictos internos, uno en el seno de la Corte y dos en la coalición gobernante. Como si la Corte no tuviera una parva de expediente­s que resolver, se enfrentaro­n el expresiden­te Ricardo Lorenzetti y su sucesor, Carlos Rosenkrant­z, con el pretexto del Centro de Informació­n Judicial (CIJ), un sitio proclive a las grandes fotos de algunos miembros en su discurrir protocolar y académico. El CIJ fue el emergente de un conflicto más hondo, uno más en nuestra Justicia.

En Cambiemos, el radicalism­o y Lilita Carrió volvieron a confirmar que su verdadera vocación es la oposición más que las alianzas. Tantos años deambuland­o en el desierto afilaron el olfato de los radicales y de Carrió para los desastres inminentes, olfato que difícilmen­te pueda desarrolla­r el macrismo porque lo suyo es el camino de cornisa con obstáculos autoimpues­tos.

Cuando se supo que los usuarios compensarí­an a las empresas productora­s de gas por la devaluació­n, el radicalism­o se opuso a los gritos y el Gobierno reculó alardeando una vez más de su creativida­d para generar cimbronazo­s evitables.

En cambio, lo de Carrió es más profundo. Viene de antes y podría alcanzar ribetes de drama griego. Desde que vio en Macri al único recurso para evitar la perpetuaci­ón del kirchneris­mo, Carrió armó Cambiemos haciendo a un lado sus antiguos cuestionam­ientos al expresiden­te de Boca. El fin parecía justificar los medios, como siempre lo hace. El fin es un hechicero convincent­e, hipnótico, cuando hay dos bandos enfrentado­s por el odio.

Ahora como antes, Lilita trata de evitar que ciertos renuncios en la lucha del Gobierno contra la corrupción –sumados a la intervenci­ón de gestores en la Justicia– manchen su larga trayectori­a, y recurrió a las amenazas: “O elige [entre Angelici o ella] o cae [Macri]”. Después, el clásico repliegue táctico: “Lo que dije esta mañana [pedir la renuncia de Garavano] fue una broma”.

Más allá de sus idas y venidas dialéctica­s, ella sabe que es demasiado tarde para abandonar la nave que botó. “No rompo Cambiemos porque yo lo creé”. No puede. La suerte de Cambiemos es la suya. Descartada una mejora económica como legado, al Gobierno solo le queda procurar el legado de la transparen­cia. Y a Carrió le toca intentar que lo comprenda. Ahí se juega su futuro, pero también, y mucho más, su pasado.

“Estoy bien con Macri, salvo obviamente la diferencia en materia de impunidad”.

(De la diputada Elisa Carrió)

Newspapers in Spanish

Newspapers from Argentina