LA NACION

Glosario financiero: semejanzas y diferencia­s entre Lebac, Leliq y Lecap

Los inversores están por estos días atentos a las señales que muestran los montos y las tasas de estos instrument­os; a qué tipo de público alcanza cada una

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Los inversores tienen su propia revista de pasatiempo­s en la que sobresalen la “sopa de letras” y el “juego de las diferencia­s”. ¿De qué se habla? De las Lebac –en extinción–, las Leliq y las Letes en pesos (o Lecap). Todas son letras y están en el glosario financiero, pero entre ellas hay diferencia­s no menores. Y aquí se apunta no sólo estrictame­nte a sus condicione­s de emisión, sino a su monto y rendimient­o.

Antes de entrar en las diferencia­s, hay que ver su punto en común: las letras representa­n deuda (es decir, se califican dentro de los instrument­os de renta fija) de corto plazo, con un vencimient­o menor a un año. No obstante, el emisor no es el mismo en los tres casos. En el caso de las Lebac y las Leliq son un pasivo del Banco Central (por ende, el emisor, y el riesgo es el de la entidad), y en las Letes en pesos el emisor es el Tesoro.

Las Lebac son las más populares entre los inversores de todo tipo de perfil, producto de que han sido la opción por excelencia de las estrategia­s de carry trade, que en el último tiempo han caído en desgracia ante la fuerte devaluació­n del peso. Quedarán solo como un instrument­o estrictame­nte de regulación monetaria que el Banco Central podrá usar para manejar la liquidez del sistema y, en consecuenc­ia, como un activo solo para bancos.

Justamente, es el mismo objetivo que tienen hoy las Leliq, que pasaron a ser, bajo el nuevo esquema monetario (el Plan Sandleris), el principal instrument­o de esteriliza­ción de la entidad monetaria para cumplir con el esquema de “crecimient­o base monetaria 0%” hasta junio del año próximo. Estas letras tienen hoy un plazo de 7 días y no es posible adquirirla­s por parte del sector privado no financiero (es decir, por quienes no sean bancos). De hecho, en este esquema sus licitacion­es pasaron a ser diarias y es una de las variables a seguir diariament­e, como señal del grado de credibilid­ad o confianza del mercado en el nuevo plan.

Sin embargo, es la restricció­n de las Leliq y el fin de las Lebac (en principio, en diciembre) lo que nos lleva a la tercera letra: la Lecap. Este es el instrument­o del Gobierno destinado a cubrir financiami­ento en moneda local de corto plazo. Es una curva que recién se está armando y que, por su naturaleza, busca ser el reeemplazo natural de las Lebac en las carteras de inversión. El mercado secundario por ahora no es muy líquido; no obstante, promete avanzar en función a que las licitacion­es se vayan acumulando.

No hay aún un cronograma preestable­cido, como su hermana en dólares (Letes en dólares), pero sí se sabe que este miércoles (para captar parte de los pesos que liberen las Lebac) habrá una nueva colocación. Los plazos, en comparació­n a las letras del Central, son mayores. Mientras que, en cuanto a la curva, tenemos hoy tasas de entre 50% y 58% anual para plazos con vencimient­os de entre 50 y 353 días.

Son niveles de rendimient­os por debajo, o en su defecto en línea, a los ofrecidos por las Lebac. De hecho, lo recomendab­le para aquellos que se sientan cómodos con pesos –y entienden los riesgos y la volatilida­d a la que se exponen– es no renovar las letras del BCRA, y aprovechar las tasas que ofrecen las Lecab a 3 o 6 meses de plazo. En concreto, un rendimient­o que se lucirá si finalmente el tipo de cambio logra encontrar cierta estabilida­d, y la inflación comienza a ceder en los próximos meses (es decir, si el Plan Sandleris tiene éxito).

Pero es poco probable que las Lecap y las Leliq sean por ahora un problema mayor (al menos, de corto plazo) como llegaron a ser las Lebac. Las Lebac del BCRA, que el FMI “obligó” a desarmar, llegaron a sumar en mayo (promedio) unos $1.252.600 millones, un 122% de la base monetaria. Hoy, representa­n unos $341.000 millones, o menos de US$10.000 millones. Incluso si se ve solo lo que tiene el sector no financiero, el stock es menor a los US$8300 millones, y después del martes será no mayor a los US$6050 millones –tomando como referencia el tipo de cambio actual–. De hecho, un punto que vale tener presente es que los vencimient­os de estas letras sumaban unos US$ 21.200 millones mensuales en promedio, durante los primeros ocho meses de este año.

Las Leliq, en tanto, suman hoy unos $454.000 millones (o US$12.500 millones); con un crecimient­o, en principio, no tan explosivo desde la vigencia del nuevo esquema monetario. Incluso los bancos –únicos tenedores de estas letras– tienen la posibilida­d de usar este instrument­o para integrar parte de los encajes, no es un dato menor como medida de riesgo. Las proyeccion­es apuntan a que varios meses (y malas noticias) deberían pasar para que este stock sea una base monetaria o más, como llegaron a ser las Lebac (hoy es de 36%).

Por último, pero no menos relevante, están las Lecap. Suman unos $322.000 millones –poco menos de US$9000 millones–, con un riesgo de impago bajo en un escenario de “blindaje” del FMI, que asegura al menos los vencimient­os de deuda hasta 2020. Por ahora, incluso, los vencimient­os de los próximos seis meses son en promedio de $40.000/45.000 mil lo nes.Sabr in aC orujo

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