LA NACION

Un modelo de negocios que favorece a la corrupción

- Marcelo de Jesús

El Estado ha diseñado un “modelo de negocio” que genera corrupción o, en otras palabras, la clase política (vista como un todo y con las excepcione­s pertinente­s) ha generado un sistema institucio­nal que incentiva la corrupción para beneficio de la propia clase política. la causa “los cuadernos de la corrupción”, que nos sigue asombrando, apunta a reprimir ilícitos que ya ocurrieron pero por sí, no va a remover la corrupción. El “modelo” puede estar paralizado pero está latente.

Vito Tanzi describió un sistema como el argentino con la expresión “captura del estado”: grupos de poder ocupan el Estado y dictan reglas y regulacion­es en su beneficio. En lo formal, los funcionari­os “cumplen” con la ley que ellos mismos hacen para beneficio propio. Una parte de este “modelo” son las agencias administra­tivas que regulan directa o indirectam­ente, los sectores de la economía. ¿Está mal que el Estado controle abusos del sector privado? no, pero el dila de esas agencias y el hecho ser manejadas muchas veces con criterio político, hicieron un cocktail inmanejabl­e.

¿cómo se originó y funciona este modelo? las leyes imponen a las empresas que deben someterse a la clase política (que dirige las agencias), para encauzar sus negocios. El “modelo” se inició poniendo la economía en manos de órganos para regular cuestiones específica­s (sistema financiero, ferrocarri­les) y luego se extendió a casi todas las áreas: impuestos, aduanas, seguros, servicios públicos, defensa de la competenci­a, defensa del consumidor, gas, luz, salud (además de agencias provincial­es y municipale­s).

la segunda caracterís­tica del modelo es que estas agencias son una versión moderna de la suma del poder público. la clase política (en el congreso) se concedió a sí misma (en el poder Ejecutivo): poder para legislar, para aplicar lo que legisla y sancionar a quienes incumplen todo lo cual la constituci­ón prohíbe (art.29).

la tercera caracterís­tica es que generó un gigantesco sistema judicial paralelo con jueces administra­tivos nombrados por un político (el presidente) y responsabl­es sólo ante él, para sancionar a quienes no cumplen con lo que los políticos (las agencias) ordenan; tal el caso de aFip donde el administra­dor federal está facultado para dictar normas generales obligatori­as (art.7) ser juez administra­tivo (art.9) y nombrar otros jueces administra­tivos (art.10) (Dec.618/1997). Si bien la constituci­ón prohíbe que el presidente pueda ejercer funciones judiciales (art.109), la corte Suprema admitió la validez de estas agencias mientras se asegurara de que hubiera un posterior control judicial suficiente.

El Banco Mundial había dicho ya en 2002 que en el actual sistema judicial argentino hay demoras y las vías administra­tivas son poco claras… Estos son algunos de los hechos que incentivan una conducta corruptiva (World Bank, 2002: argentina Evaluación del Sector Jurídico y Judicial).

la cuarta caracterís­tica es que si se impone una sanción por la agencia, hay que cumplirla antes de recurrir a la Justicia (ejemplo la ley 21.526 de Entidades Financiera­s). nuestros tribunales han sido funcionale­s a este diseño (corte Suprema, Fallos: 303:1776; 311:49). ni siquiera un juez puede ejecutar una sentencia cuando está apelada, pero parece ser que los políticos pueden hacerlo.

En 2012, el Foro de Estudios sobre la administra­ción de Justicia (FOrES) señaló que “si el Estado disposeño ne de un organismo que reglamenta la gestión económica …también aplica y… es el mismo ente el que sanciona …parece fácil deducir que, o bien el organismo abusará de su poder, teniendo a tal público cautivo y será propenso a la generación de actos de corrupción, o bien los controlado­s buscarán generar ellos mismos la corruptela, a los fines de escapar al control del ente con facultades extraordin­arias (informe ante la OEa-MESicic, 2012). algo así como la anticipaci­ón de “los cuadernos…”.

Hay dos pasos para comenzar a revertir este “modelo de negocios” que favorece la corrupción:

1. El pedido de disculpas de la clase política, como un todo, que es responsabl­e de la corrupción en el país. Si el papa pide perdón en nombre de la iglesia por pecados no cometidos por él ni por la mayoría del clero, la clase política nos debe a todos los argentinos una disculpa, un reconocimi­ento de que no han estado a la altura del valor de nuestro país.

2. reformular las agencias administra­tivas, dejándoles las facultades de control, pero eliminado las de regulación y de sanción.

El autor es ex presidente del Foro de Estudios sobre la Administra­ción de Justicia (FORES)

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