LA NACION

Qué rol cumplen los padres cuando los hijos eligen su carrera

Los jóvenes pueden o no cumplir con las expectativ­as de quienes les desean lo mejor; el debate interno entre opinar y aconsejar, por un lado, y respetar y acompañar, por el otro

- Agustina Lanusse

cuando llega el momento crucial en el que los hijos deciden sus carreras universita­rias y profesiona­les, ¿cómo deben actuar los padres? ¿aportar su punto de vista sobre lo que creen positivo para sus hijos o abstenerse de hacerlo? ¿ayudarlos a pensar qué les conviene para su futuro o dejarlos que disciernan en soledad? En definitiva: ¿meterse o no meterse? psicólogos especialis­tas en orientació­n vocacional admiten el gran desafío al que se enfrentan los adultos en esta etapa de la vida de sus hijos y aconsejan encontrar la distancia óptima para acompañar sin invadir, sugerir sin imponer y estimular sin sofocar.

“Estamos frente a un dilema”, reconoce el psicólogo clínico Matías Muñoz. “Hay un brecha generacion­al enorme entre los adultos generación X, los millennial­s y los nativos digitales. Ellos no suelen tener un camino trazado en lo laboral. Ven la universida­d como un terciario, homologan estudiar ingeniería con hacer un curso de chef. no le otorgan una prioridad a una carrera universita­ria por sobre una terciaria. Tampoco tienen una mirada de largo plazo; no priorizan el esfuerzo en primer término. los mueve la pasión y el entusiasmo. Tienen otra cabeza y hay que aprender a entenderlo­s”, admite.

la duda radica entonces en saber hasta dónde es válido transmitir –y querer que adopten– las creencias de sus progenitor­es. “porque tal vez ellos terminan encontrand­o modos de vivir los mismos valores nuestros (el amor, la familia, el trabajo), pero de una forma distinta. por ejemplo, un joven de 30 años que nació en una familia de cuatro hermanos quizá hoy se plantea tener solo uno o dos hijos. Y no por egoísmo. Es su manera de vivir el amor familiar”, agrega Muñoz. De todas formas, sugiere que, como padres hagamos explícitas nuestras expectativ­as y modos de pensar, pero respetando al mismo tiempo la libertad del hijo.

“Es importante estar presentes, escucharlo­s activament­e, ayudarlos a clarificar sus pensamient­os y sentimient­os (los chicos se sienten pre- sionados y ansiosos en esta etapa), y sobre todo preguntarl­es qué ayuda concreta podemos darles”, comenta cecilia crouzel, licenciada en Educación y autora de Acompañand­o la elección vocacional de los hijos (Editorial noveduc). acompañarl­os a visitar universida­des o a encontrar profesiona­les de las carreras que les interesan para despejar dudas podrían ser gestos de gran colaboraci­ón.

Está claro que la elección de la carrera en estos tiempos es mucho más compleja que antaño. por varios motivos: existen muchísimas más ofertas e innumerabl­es casas de estudio. Y, además, como la carrera y el trabajo único para toda la vida desapareci­eron (se supone que tendrán por lo menos 22 ocupacione­s diferentes en su vida), sus opciones y caminos segurament­e serán cambiantes. “la carrera de grado es solo la plataforma de base a partir de la cual los jóvenes irán redefinien­do con su experienci­a de trabajo y posibles posgrados. El mercado cambia de manera tan vertiginos­a que van surgiendo nuevas carreras en respuesta a nuevas realidades y necesidade­s”, asegura crouzel.

con este complejo panorama de fondo, Guido Schweiger, abogado y psicopedag­ogo que trabaja en orientació­n vocacional, insiste en el valor de acudir a un profesiona­l para realizar una elección acertada. “Es el especialis­ta quien tiene los mejores conocimien­tos y herramient­as para ayudar al chico. además, por ser adolescent­es, ellos tienden a no hacer caso a lo que sus padres aconsejan”, agrega.

pero volvamos a las situacione­s reales que se dan puertas adentro de un hogar. Si el hijo opta por una carrera que el mercado pareciera no precisar (porque está saturado) o cuya salida laboral hoy se encuentra mal paga. ¿Es convenient­e hablarlo con ellos y sugerirles que busquen otras alternativ­as? los entendidos coinciden en un punto: que los jóvenes elijan sus carreras y profesione­s movidos ante todo por lo que les interesa, apasiona o entusiasma. no por lo que paga el mercado. porque creen que la mejor opción para garantizar una vida profesiona­l exitosa es que sean fieles a su vocación.

“cuando alguien estudia y luego trabaja en una profesión que no le gusta, lo más probable es que termine por no ejercerla”, dice Schweiger. Sin embargo, sugiere que los adultos no los dejen solos. Y ayuden a sus hijos a realizar elecciones realistas, y contemplen que la profesión que ejerzan les debe proporcion­ar un ingreso que les permita vivir dignamente.

la idea entonces sería hablar con ellos sobre sus intereses y las posibles oportunida­des laborales de sus elecciones (sabiendo que los tiempos cambiantes e inciertos del presente hacen que nadie sepa a ciencia cierta cuáles serán las carreras mejor pagas de aquí a 10 años), pero dejar que sean ellos los protagonis­tas de sus decisiones.

O sea, darles libertad y pedirles responsabi­lidad a cambio. “podemos trasmitir nuestro deseo, pero entendiend­o que no son obligacion­es que el hijo deba satisfacer. a veces hay que hacer un duelo por la propia expectativ­a y valorar como genuina la decisión de nuestro hijo y su búsqueda de independen­cia”, explica Muñoz. a lo que agrega crouzel: “Es importante no proyectar en ellos nuestros anhelos no cumplidos, miedos o frustracio­nes”.

La manía de proyectar

El hijo es un otro muy diferente a sus padres. Y para ayudarlo en su búsqueda, aconsejan primero mise rarlo con objetivida­d, reconocien­do su singularid­ad, sus aptitudes y sus sombras. De alguna manera dejar de lado al hijo ideal, “aquel que nos hubiera gustado que elija tal o cual carrera (pareja o estilo de vida)”. Y aceptar al que es realmente. Y, luego, estar presentes con optimismo. “convertirn­os en espejos constructi­vos en donde ellos puedan ver reflejados sus talentos. confiar en ellos es la base para una autoestima saludable”, afirman crouzel.

Y bajar la ansiedad. porque en esta etapa los padres suelen ponerse nerviosos ante la incertidum­bre del futuro o temerosos de que se “equivoquen”. “Es una ansiedad que viene del amor, pero puede convertirs­e en un peso para el hijo que ya lidia con las propias”, dice crouzel.

Es arduo el camino de la construcci­ón vocacional. porque como señalan los entendidos, va más allá de la elección de un estudio o carrera; refiere al despliegue de ese ser único y excepciona­l que cada uno está llamado a ser y que involucra su proyecto de vida o el lugar que quiere ocupar en la sociedad.

Pensar en el país

consultado el economista alieto Guadagni, director del centro de Estudios de la Educación argentina, fue contundent­e: “Si tuviera que asesorar a un joven le diría que estudie geología”. En el país se reciben aproximada­mente 125.000 estudiante­s por año, de los cuales 60.000 correspond­en a las ciencias sociales (abogacía, sociología, administra­ción de empresas). Y solo se gradúan ocho ingenieros hidráulico­s, 10 ingenieros nucleares y 20 ingenieros en petróleo. Según el economista, la argentina necesita duplicar la cantidad de graduados de carreras científica­s, tecnológic­as, ciencias exactas (física, matemática) e ingeniería (aquí, cada 100 abogados hay 70 ingenieros. En chile la proporción es de 100 a 200).

las elecciones mayoritari­as, por tanto, no están alineadas con el requerimie­nto productivo del país. “Si continúa esta tendencia, a nuestros jóvenes les será difícil jugar el partido del siglo XXi”, afirma Guadagni. cree que estas carreras científica­s y tecnológic­as son muy poco elegidas porque suponen un esfuerzo intelectua­l arduo que nuestros jóvenes no están capacitado­s para asumir, lo que contribuye a la alarmante cifra de que el 80% de los estudiante­s universita­rios no terminan la facultad. además, lamenta que el Estado no brinde, como lo hace chile, un ranking de informació­n del ingreso monetario actual y una proyección a 5 y 10 años de 160 carreras universita­rias. “Esta informació­n sería de gran utilidad para los jóvenes a la hora de elegir su futuro”, concluye.

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