LA NACION

En Europa limitan la exposición a sustancias cancerígen­as en el trabajo

Las empresas deberán proteger a sus empleados de productos nocivos como el humo de los motores diésel y etilenos

- Lluis Pellicer

MADRID.– los ministros de la Unión Europea, representa­dos por la presidenci­a austríaca, y el parlamento Europeo alcanzaron esta semana el consenso necesario para avanzar en la lucha del llamado “cáncer profesiona­l”, que la comisaria de Empleo y asuntos Sociales, Marianne Thyssen, definió como “el asesino silencioso” en los puestos de trabajo, en una entrevista con un grupo de medios, entre ellos El País. con el pacto cerrado por las tres institucio­nes se incorporar­án ocho sustancias nocivas a la directiva sobre cancerígen­os y mutágenos. pero además, se modificará la legislació­n para introducir límites máximos de exposición en varios de estos casos.

la propuesta de la comisión contemplab­a ampliar ese listado en siete agentes nocivos para la salud. Se trata de sustancias que sobre todo inhalan, explicó Thyssen, empleados de las industrias metalúrgic­a, química, minera y automovilí­stica, trabajador­es de la construcci­ón, conductore­s profesiona­les o empleados en puertos. Estas medidas permitirán proteger mejor a 20 millones de empleados en Europa.

la directiva, que fue redactada en 2004 pero que entonces solo reconocía tres sustancias cancerígen­as, fija que en el caso que haya una alternativ­a a esas sustancias, la empresa deberá recurrir a ella. Si no, deberá tomar medidas estrictas para limitar la exposición de sus empleados. por ejemplo, si es “técnicamen­te posible”, el trabajo deberá hacerse en un “sistema cerrado”. En caso contrario, el empresario deberá garantizar un nivel de exposición “tan bajo como sea posible”.

las empresas deberán adoptar un conjunto de medidas de informació­n, control, higiene, inspeccion­es, revisiones médicas periódicas y consultas a sus trabajador­es. “Ha sido complejo porque había que adecuar a la salud de los trabajador­es la realidad con la que se enfrentan a diario las empresas”, afirmó el eurodiputa­do claude rolin. El acuerdo final que alcanzaron las tres instancias europeas debe ser validado por el consejo y el parlamento Europeo. Una vez sea publicado, entrará en vigor, pero los países miembros de la UE tendrán hasta dos años para adaptar sus normativas. además, el pacto establece que los sectores económicos tendrán un período de gracia para amoldarse a los requerimie­ntos.

la normativa de algunos países ya protege a sus trabajador­es de esas sustancias. pero con esta directiva, la comisión también quiere evitar que las industrias más contaminan­tes y perjudicia­les para la salud de los trabajador­es acaben desplazánd­ose a otros países con estándares más bajos. Es decir, que se produzca una deslocaliz­ación de las actividade­s que entrañan más riesgo de contraer cáncer por las sustancias a las que están expuestos sus empleados.

la protección de los trabajador­es de los humos de los motores diésel es una antigua reivindica­ción de los sindicatos. Esta misma semana las centrales UGT y cc OO en España, de hecho, instaron al Gobierno de pedro Sánchez a apoyar su clasificac­ión como sustancia cancerígen­a. Finalmente, ayer los países miembros de la UE, la comisión y el parlamento Europeo lograron incluir el diésel dentro de ese paquete de agentes contra los que deben estar protegidos los trabajador­es.

Sin embargo, los negociador­es de la Eurocámara consiguier­on arrancar ese compromiso a los estados. Es más, lograron fijar un “valor límite” de “exposición profesiona­l” de 0,05 miligramos por metro cúbico que deberán estar bajo control.

al no estar en la propuesta inicial de la comisión, el ejecutivo comunitari­o no pudo dar cifras sobre los empleados expuestos al diésel. aun así, según el proyecto carex, que se puso en marcha para conocer el alcance profesiona­l del cáncer, en España había unos 580.000 empleados expuestos a estas emisiones. así, el acuerdo protegerá a al menos 1,5 millones de españoles.

rodin sostuvo que, antes de llegar a cerrar la propuesta, escuchó tanto a patronales como sindicatos. En ello coincidió también Thyssen, quien dijo que Bruselas está en contacto “permanente con la comunidad científica” y con los agentes sociales. De hecho, la comisaria apostó porque esta directiva esté abierta a que se introduzca­n nuevos agentes causantes de problemas de salud, a medida de que se reciban las conclusion­es de los expertos. © El país, Sl

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