Con el ascenso, Champagnat coronó una gran temporada
Se impuso a San Cirano y, cinco fechas antes del final del torneo de primera B de la URBA, consiguió el objetivo, un año después de descender; ahora, la meta es el título de campeón
Un manto azul y blanco de banderas que flamean al compás del viento cubren el campo de juego. Un grito de euforia y multiplicado se eleva al cielo. Son más de mil, tal vez dos mil gargantas hirvientes de un fervor conmovedor, que no paran de cantar. La soleada tarde de Pilar de pronto parece quemar. Es el rugby hecho pasión. Es Champagnat, ese club tradicional de la URBA, que le acaba de ganar 43 a 29 a San Cirano y le dice adiós a la primera B porque es ahora es de la A.
“Esto es fabuloso. Hace un año llorábamos por un descenso y hoy estamos llorando por un ascenso extraordinario. La historia de Champa es demasiado grande para estar lejos de la élite. Este debe significar el primer paso del gran objetivo, esperemos que el año que viene podamos afianzarnos en la A e ilusionarnos con llegar al Top 12”, expresó, en pleno festejo e invadido por la emoción, Federico Villanueva, quien junto a Gonzalo Tomagheli e Iván Hansen guiaron al conjunto marista a la primera A, un año después de haber sufrido el descenso.
Sin recetas mágicas y con los fundamentos necesarios para encauzar un proyecto, Champa no dejó dudas sobre sus ambiciones al lograr el ascenso a cinco fechas del final. Lejos de las jornadas de protagonismo que supo tener en el más alto nivel del rugby bonaerense, este logro es el fruto sustancioso de una campaña que acumuló 20 triunfos y solo dos derrotas. Además, representa el primer escalón para volver en el corto plazo al Top 12, división que jugó por última vez en 2011, cuando todavía hacía de local el legendario predio de Pacheco.
En las 22 fechas que lleva disputada la primera división B de la URBA, Champagnat exhibió un excelente rendimiento colectivo y muy buenos argumentos individuales: la conducción de Martín Perri, los tries de Dalbianco y Montes, la patada efectiva de Felipe Aguilera y la juventud de Martín Cordeiro, Santiago De la Fuente y Tobías Rivas Orozco. “Este presente es pura y exclusivamente por el compromiso del grupo y la dinámica que le imprimimos a los partidos. Fue fundamental sostener el nivel de juego y el ritmo para que el objetivo se cumpliera rápido”, comentó Villanueva.
Lo exhibido por Champagnat en la soleada tarde de Pilar fue muy sólido en todos los aspectos del juego. Sus forwards trabajaron bien unidos y la tercera línea estuvo constantemente encima de la jugada. Los backs lograron un buen timing y en los momentos que tuvieron que salir de punta, para marcar, lo hicieron correctamente. Ni la arremetida de San Cirano (marcó dos tries a 5 minutos del final) pudo ahogar la fiesta.“La garra y el convencimiento con que disputamos cada pelota fue clave para doblegar a San Cirano. Tuvimos mucho dinamismo y marcamos todo lo que generamos. Esta es una inyección anímica muy importante para seguir cumpliendo metas”, agregó el capitán Martin Perri.
Toda la alegría y todo el cansancio que denotaban los rostros de los jugadores maristas festejando la victoria resumen la carga emotiva que tuvo el partido. Si bien es cierto que restan cinco fechas para el cierre de la temporada, la idea de todos es coronar la alegría del ascenso con el título de campeón. “El primer objetivo ya se cumplió, pero no tenemos que relajarnos porque sería ideal salir campeones”, analizó Felipe Aguilera, que en la jornada consagratoria aportó un try, seis conversiones y un penal.
Como esos boxeadores que salen a guapear desde el primer round o como esos caballos que pican en punta de entrada y terminan ganando por varios cuerpos, Champagnat logró su ascenso con amplitud y convicción. Moldeado al estilo de tres técnicos trabajadores, fue un equipo contundente en el juego y en las estadísticas.