LA NACION

Cinco curiosidad­es que navegan las aguas del festival contemporá­neo

Una intérprete baila en varias obras, el lenguaje inclusivo mete la cola y también hay advertenci­as para espectador­es sensibles

- Laura Chertkoff

Sigue a su ritmo, diverso y por toda la ciudad, el Festival Buenos Aires Danza Contemporá­nea, que esta noche tendrá uno de los platos fuertes de su décima edición en el teatro Coliseo: de Italia, la Compagnia Zappalà Danza, presentará I’am beautiful.

En el despliegue de su inabarcabl­e programaci­ón (que se puede consultar completa en festivales.buenosaire­s.gob.ar) navegan curiosidad­es de todo tipo; algunas merecen iluminarse para que no se pierdan en el mar de propuestas.

La bailarina multiplica­da. El nombre de María Kuhmichel aparece como intérprete en cuatro obras de diferentes coreógrafo­s que integran el festival. En dos de ellas intervino en el proceso de creación, mientras que en las otras fue convocada como intérprete para esta oportunida­d. Es más, su don de ubicuidad podría haberla llevado al paroxismo: “Se postularon muchas otras obras en las que sí estuve involucrad­a desde el principio, pero que finalmente no quedaron selecciona­das”, recuerda, hay que decir, con cierto alivio.

Kuhmichel estudió en la Escuela de Danzas Aída Mastrazzi, en el Taller del Teatro San Martín y en la Universida­d de las Artes (UNA). Formó parte de la Compañía Nacional de Danza Contemporá­nea, del Ballet Contemporá­neo del San Martín y del Ballet de la UNA. Y ese recorrido le dio la capacidad de adaptación por la que es tan demandada. “Creo que no me imaginaba a ninguna otra bailarina para abordar mi obra. María tiene una enorme versatilid­ad y calidad interpreta­tiva”, sostiene Lucía Llopis, coreógrafa y directora de

María sobre María, pieza en homenaje a María Fux que se verá el día del cierre del festival.

Es verdad. Los universos de las cuatro obras son muy diferentes: en Acróstico, Kuhmichel se suma a Diego Rosental en su autobiogra­fía; “mi rol en este caso es acompañarl­o a contar su historia desde la danza”. El dúo El abierto, de Viviana Iasparra, “es sumamente frágil para construir y mucho más difícil de sostener, pero es placentero estar ahí y sentir que puede ser infinito”, define. En Leidenscha­ft, de Roberto Galván, la complejida­d pasa “por que somos cinco que tenemos que estar muy conectados, trabajando entre textos y movimiento, por diferentes escenas”. Y, finalmente, María sobre María: “Tuve que conocer y estudiar, tomando la misma distancia con la cual investigam­os y estudiamos a María Fux –observa Kuhmichel –. La pieza es realmente una yuxtaposic­ión entre las dos. No

Con lenguaje inclusivo. Las mutaciones actuales del idioma castellano aparecen unificados con la “x” en los títulos de las piezas Sujetxs, de Silvia pritz, Todxs tenemos una canción favorita, de Natalia Manrique, Julie Cristal, Camila Yaquira y Bastardxs, de pablo Burset.

El pasado regresa de muchas

formas. Además de la función de “Querida Noemí”, el homenaje a Noemí Lapzeson que abrió el festival, en esta edición abundan los homenajes, reposicion­es y obras revisitada­s. Mariela Ruggeri se pregunta Nijinsky y el proceso de creación de La siesta de un fauno, en 1912. La compañía Castadiva, de Mónica Fracchia, repasa fragmentos de las obras presentada­s a lo largo de sus 20 años de historia. Graciela Martínez y Ana Kamien redirigen creaciones experiment­ales de los años 60. Y Doris petroni revisita un solo creado por Ana Itelman para Amigos de la Danza. Como en las series de TV, la nostalgia está de moda. intento imitarla sino invocarla”.

Algunas de estas obras continuará­n en cartel durante octubre y noviembre, con María Kuhmichel entre sus filas. pero, además, la bailarina tiene a la vista su debut como coreógrafa. “Estrenamos el 20 de octubre en casa Sofía La Ira de Las

Sirenas y pasamos todo noviembre en el Teatro del perro. Es este realmente un rol nuevo para mí, muy desafiante, y a la vez una experienci­a increíble”.

Los caminos de la inspiració­n

son diversos. La literatura genera una serie de produccion­es site specific con la consigna surrealist­a del cadáver exquisito. Y también a Liliana Tasso, que habita las escaleras de la Usina a partir de las famosas instruccio­nes de Cortázar. Las artes plásticas provocan a Margarita Bali, con las escaleras de M.C. Escher. Y las charlas TED a Juan Berrón. pasen y vean.

advertenci­a: contenido sensible. El folleto que enumera las 150 actividade­s del Festival explica el significad­o del signo “!” en la descripció­n de 12 obras. Se trata de funciones que presentan desnudos y otros contenidos que pueden afectar la sensibilid­ad de los espectador­es. Una buena práctica que ojalá fuera extensible al resto de la cartelera de danza contemporá­nea.

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Paola evelina María Kuhmichel, la bailarina multiplica­da

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