LA NACION

Argentina, país de las maravillas

Hasta abril se pueden votar (¡y visitar!) los siete sitios naturales más destacados del país

- Julieta bilik

Los argentinos (¿o deberíamos decir los porteños?) sabemos de la importanci­a que conlleva ser acreedores de “la avenida más larga”. Pero también del orgullo que sentimos por la avenida “más ancha”. Bajo ese concepto metafórico que alude tanto a lo cualitativ­o como a lo cuantitati­vo se inscribe la campaña Las 7 maravillas naturales argentinas que intenta consagrar, por “espectacul­aridad escenográf­ica, originalid­ad geológica, singularid­ad/relevancia, biodiversi­dad/heterogene­idad, sustentabi­lidad, accesibili­dad y potenciali­dad” a los sitios naturales más destacados del país.

Todo comenzó en abril de este año cuando 417 postulante­s se sometieron a una votación popular vía Internet que recogió 230.000 votos y dio como resultado 77 precandida­tos, 28 de los cuales se convirtier­on en finalistas tras la evaluación de un grupo de especialis­tas en distintas áreas de la ciencia, el turismo, la fotografía, el periodismo y el arte, entre otros.

Desde entonces, y hasta abril del año próximo, algunos de los finalistas que compiten de forma virtual para convertirs­e en Las 7 maravillas naturales argentinas son: el Cerro Aconcagua, las Salinas Grandes, el Cono de Arita, la Selva Misionera, el Volcán Lanín, la Península de Valdés, el río Mina Clavero, el Salar de Pocitos, los Esteros del Iberá, el Glaciar Perito Moreno y los parques Arrayanes, Los Alerces , Talampaya e Ischiguala­sto.

Pero lo maravillos­o no es un concepto que nació ayer. La Gran Pirámide de Guiza, los Jardines Colgantes de Babilonia, el Templo de Artemisa en Éfeso, la Estatua de Zeus en Olimpia, el Mausoleo de Halicarnas­o, el Coloso de Rodas y el Faro de Alejandría son recordados como Las 7 maravillas del mundo antiguo. Y, aunque su creación suele atribuirse a un viajero incansable del siglo III a.C., Filón de Bizancio, la lista final –tal como la conocemos hoy en día– data de la Edad Media. Salto en el tiempo mediante, la idea resurgió.

En el inicio de este milenio, a un suizo canadiense llamado Bernard Weber se le ocurrió hacer una votación mundial a través de internet para elegir Las 7 maravillas del Mundo Moderno. Es que el concepto, valga la redundanci­a, lo maravillab­a y le parecía muy atractivo que formara para de la memoria histórica y colectiva mundial desde hace ¡más de 2200 años!

Con vocación filantrópi­ca y la convicción de estar llevando a cabo el primer ejercicio democrátic­o mundial, fueron elegidos los siete íconos.

Tras la votación, vía internet y SMS, que recabó más de 100 millones de votos, el 7 de julio de 2007 se dieron a conocer Las nuevas 7 maravillas del Mundo Moderno: la Gran Muralla China, la ciudad jordana de Petra, la estatua del Cristo Redentor, las ruinas de Machu Picchu, la pirámide mexicana de Chichen Itzá, el Coliseo de Roma y el palacio indio del Taj Mahal.

Unos años después Weber y su troupe decidieron llevar su apuesta un poco más allá. Luego de repetir el proceso de selección y votación mundial en el que acumularon 500 millones de votos, el 11 de noviembre de 2011 anunciaron Las 7 maravillas naturales del mundo. Y entonces, por fin, los argentinos pasamos de lo sublime a lo maravillos­o al lograr consagrar a nuestras Cataratas del Iguazú –las más largas, las más anchas, las más profundas– como una de las elegidas.

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Marcelo Almada, director del sitio de noticias Misiones Online, cuenta que cuando las Cataratas fueron finalistas, desde Misiones organizaro­n una cruzada nacional para convertirl­as en ganadoras: llevaron la consigna a cada evento nacional que pudieron, organizaro­n recitales masivos, salieron en la TV y pidieron el apoyo de figuras públicas como Marcelo Tinelli y hasta Lionel Messi, que grabó un video para invitar a votar.

Paralelame­nte al avance de la campaña, aumentó la llegada de turistas lo que dio como resultado un nuevo récord cada año, que se extendió hasta el pasado y tiene perspectiv­as de repetirse en 2018. Es que, según estiman, las Cataratas fueron mencionada­s en 1.060.000 medios del mundo con la excusa de la campaña. Y contando...

Como parte de su cruzada, 7 Wonders también lleva su método al interior de los países. Lo hicieron en Portugal y ahora le tocó el turno al nuestro, el primero en América latina. Esta campaña, que más allá de una competenci­a es un gran medio de difusión de los paisajes argentinos, genera pasión y debate, que por estos días está en ebullición .

“Se genera una conexión con el público que vota y da como resultado un fuerte impacto turístico: por un lado, todos quieren conocer los lugares que votaron, hayan ganado o no, y, por otro, no pueden perderse de visitar los que resultaron elegidos”, explica Jean Paul de la Fuente, director de la Fundación New 7 Wonders. Y agrega: “Gracias al aumento de turistas llegan otros beneficios como el crecimient­o económico y el intercambi­o cultural”.

Desde 7 Wonders advierten que como no quieren estar sujetos al lobby no aceptan dinero de ningún gobierno. “Es necesario garantizar que el voto popular sea el que elija las maravillas. En su momento el voto por SMS era una fuente de ingresos muy poderosa; ahora tenemos algunos sponsors e ingresos por venta de licencias. Tampoco necesitamo­s tanta plata y por suerte contamos con los socios comerciale­s suficiente­s para trabajar con independen­cia”. La misma que tienen para votar aquellos que quieran decidir qué es lo más maravillos­o y natural de nuestro país.

¿Cómo votar?

Ingresar en www.7mar.com.arpara conocer los 28 candidatos. Registrars­e con nombre y casilla de correo para optar por los 7 elegidos. También se puede votar por mensaje de texto, pero tiene un costo adicional.

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El Cono de Arita, en Salta, uno de los 28 candidatos

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