LA NACION

Relato coral de una fuga de mujeres largamente olvidada

Con diversidad de miradas y voces, Josefina Licitra reconstruy­e el escape de un grupo de presas políticas

- Daniel Gigena

La historia de una fuga de 38 presas políticas de un penal de Montevideo en julio de 1971 quedó eclipsada por una fuga mayor (de varones), ese mismo año. En septiembre, 111 detenidos, entre ellos Mauricio Rosencof, Raúl Sendic y José “Pepe” Mujica, escaparon de la penitencia­ría de Punta Carretas. La llamada “fuga del siglo” ingresó así al Libro Guinness de los Récords y se convirtió en un emblema de los grupos guerriller­os de América Latina. Josefina Licitra (La Plata, 1975) nunca había escuchado hablar de la “Operación Estrella”, la fuga de mujeres por las cloacas de la ciudad, hasta que, en 2011, mientras trabajaba en un perfil del expresiden­te de Uruguay, la esposa de Pepe Mujica mencionó el hecho durante una entrevista. Lucía Topolansky, igual que su hermana gemela, había sido una de las protagonis­tas. Desde entonces, el tema estuvo rondando a la escritora argentina, autora de grandes títulos del periodismo narrativo, como Los otros. Una historia del conurbano bonaerense y Agua mala. Crónica de Epecuén y las casas hundidas.

Hoy, luego de una tarea que incluyó entrevista­s a varias de las mujeres que al momento de la fuga tenían menos de veinticinc­o años, Licitra suma un nuevo título: 38 estrellas. La mayor fuga de una cárcel de mujeres de

la historia (Seix Barral). “Dentro de la investigac­ión, que inicié en 2015, lo más fácil, con entrecomil­lado muy discutible, fueron las entrevista­s, ya que las entrevista­das siempre mostraron buena disposició­n para hablar. Y lo más difícil fue, por un lado, ordenar y priorizar las voces, ya que la composició­n coral puede ser narrativam­ente dinámica o caótica. Por otro lado, tuve que ver cómo manejaba las contradicc­iones entre los relatos”, dice la autora.

Provisto de esa “condición boscosa” de la memoria, 38 estrellas reconstruy­e el pasado de las protagonis­tas, avanza sobre los momentos posteriore­s a la fuga y permite comprender las circunstan­cias de un episodio histórico silenciado. “Cualquier evento próximo a la fuga de Punta Carretas corre el riesgo de desaparece­r o quedar minimizado. Pero teniendo en cuenta que la Operación Estrella prácticame­nte está desapareci­da del relato tupamaro, en el libro evalúo la posibilida­d de que ese silencio se deba a que estuvo protagoniz­ada por un colectivo de mujeres, y a que no había demasiado espacio en el MLN, y probableme­nte en la izquierda en general, y segurament­e en la época, para que las mujeres se inscribier­an en la línea histórica desde un lugar épico”, arriesga la autora. Antes de

38 estrellas, solo existía un libro que dedicaba a la fuga una atención especial; en Internet, no había más que páginas en blanco.

En las décadas de 1960 y 1970, en América Latina y parte del mundo, las demandas sociales más urgentes postergaro­n las luchas feministas entre los grupos de izquierda. “Probableme­nte ese reclamo les pareciera una pelea pequeñobur­guesa”, aventura Licitra. Se cuentan, no obstante, pequeñas reivindica­ciones puntuales dentro de los tupamaros. “Una vez María Elia Topolansky, la hermana gemela de Lucía, se pintó un bigote con carbón para ver si lograba ser escuchada en una reunión: un recurso irónico. Otra vez Alicia Rey (sobre la que hoy hay un profundo rechazo porque luego de la fuga arregló con los militares, vendió a sus compañeros y se fue a Europa) reclamó estar a cargo de una columna y señaló que no le daban el espacio que merecía porque había machismo en el MLN”.

Sobre el tratamient­o de la historia de los movimiento­s guerriller­os en la región, la autora no cree que exista un análisis parcial. “Fue abordada tanto de modo romántico como de modo crítico. Dentro de ese abanico, queda siempre abierta la posibilida­d de dar con pequeñas perlas que permitan volver a tirar las mismas cartas de siempre y ver qué juego arrojan”. Es lo que ella hizo con la fuga olvidada.

El nuevo libro de Licitra se publicó también en Uruguay. “Allá hay una suerte de grieta en torno a los tupamaros: parte de la población los idealiza y otra parte muestra fastidio ante la mirada romántica que cae sobre ellos. El libro entró a jugar en una línea muy delicada: para algunos tiene una mirada demasiado crítica; para otros, demasiado blanda, y para otros tiene una mirada justa”. Ese pluralidad de lecturas convierte a 38 estrellas en uno de los títulos indispensa­bles de la cosecha editorial de 2018.

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