La OTAN le muestra su fuerza a Rusia con el mayor ejercicio militar desde la Guerra Fría
A pesar de las quejas de Moscú, los aliados iniciaron un simulacro de ataque de un “agresor ficticio” en Noruega
OSLO.– Las mayores maniobras militares de la OTAN desde la Guerra Fría comenzaron ayer en Noruega con un escenario hipotético que incluye restaurar la soberanía del país escandinavo tras el ataque de un “agresor ficticio”.
Rusia, que comparte frontera con Noruega, fue informada por la OTAN acerca de los ejercicios Trident Juncture 2018 e invitada a monitorear las pruebas, pero Moscú sigue molesto por que se celebren.
El ministro de Defensa ruso había advertido que el país podría verse obligado a responder ante el incremento de la actividad de la OTAN en su frontera oeste.
Los ejercicios de la OTAN son vistos como una forma de recordarle a Rusia la solidaridad de los aliados pese a las dudas sembradas por Donald Trump.
Unos 50.000 soldados, 10.000 ve- hículos, 65 navíos y 250 aeronaves de 31 países participarán en el ejercicio Trident Juncture 18, que busca entrenar a la Alianza Atlántica.
“El ambiente en términos de seguridad en Europa ha empeorado significativamente en los últimos años”, destacó el secretario general de la OTAN, el noruego Jens Stoltenberg.
“Trident Juncture envía un mensaje claro a nuestras naciones y a cualquier adversario potencial: la OTAN no busca la confrontación, pero estará preparada para defender a todos los aliados contra cualquier amenaza”, afirmó.
Si bien no se señaló a este “adversario potencial”, Rusia estaba en la mente de todos, un país que presume de poderío militar y que comparte con Noruega una frontera de 198 kilómetros en el Gran Norte.
El ejército ruso ha anexionado Crimea, contribuido a desestabilizar el este de Ucrania, aumentado sus capacidades en el Ártico y en septiembre llevó a cabo las mayores maniobras de su historia en Lejano Oriente.
Por su parte, la embajada de Rusia en Oslo tildó el Trident Juncture de ejercicio “antirruso”. “Una actividad así [...] parece provocadora, aunque se intente justificar con objetivos puramente defensivos”, señaló. Desde hace meses, Moscú ha mostrado su malestar por el refuerzo de la presencia militar occidental en la región. Estados Unidos y Gran Bretaña decidieron intensificar los despliegues en Noruega para acostumbrar a sus tropas a combatir en el frío.
La vocera de la diplomacia rusa, Maria Zajarova, criticó a principios de octubre los “traqueteos de armas” y prometió una “respuesta”.
“Los principales países de la OTAN acrecientan su presencia militar en la región, cerca de las fronteras de Rusia –denunció–. Esas acciones irresponsables conducirán forzosamente a la desestabilización de la situación política y militar en el norte y a un aumento de las tensiones”.
Estas aún se avivaron más el sábado con el anuncio de Donald Trump de la retirada de Estados Unidos del tratado sobre las nucleares de medio alcance (INF, Intermediate Nuclear Forces Treaty) de 1987.
El presidente estadounidense, que recriminó a Rusia que desarrolle un nuevo misil, el SSC-8, amenazó con aumentar el arsenal nuclear de su país.
Si bien Trump da señales en todos los sentidos sobre su compromiso respecto de la OTAN, sobre todo sobre el artículo 5 y sus obligaciones de defensa colectiva, el Ejército estadounidense participa en Trident Juncture con el mayor contingente, más de 14.000 soldados y un grupo aeronaval.
“Nos entrenamos en Noruega, pero, por supuesto, las lecciones que saquemos [...] de Trident Juncture serán igual de pertinentes en otros países”, apostilló Stoltenberg.
El martes pasado, cuatro soldados estadounidenses resultaron heridos de levedad en un choque en cadena de camiones encargados de suministrar material.
Además de los 29 países miembros de la Alianza Atlántica, el ejercicio, que durará hasta el 7 de noviembre, también incluye a Suecia y a Finlandia. Se invitó a dos observadores rusos y a otros dos bielorrusos. El jefe de la OTAN afirmó que esperaba que Rusia “evite todo comportamiento peligroso”.