LA NACION

Que no triunfe la impunidad

Una oportuna denuncia del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires procura que se castigue a los responsabl­es de los recientes actos sediciosos

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El Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires radicó una denuncia penal, firmada por su presidente, Guillermo Lipera, contra los manifestan­tes que la semana pasada generaron graves incidentes en los alrededore­s del Congreso para intentar suspender la sesión en la que los diputados trataban el presupuest­o 2019 para la administra­ción pública nacional.

El escrito, que cuenta con el patrocinio letrado de Oscar Salvi y Héctor Vidal Albarracín, también solicita que se investigue­n los desórdenes provocados en el recinto de la Cámara baja por legislador­es opositores, que perseguían el mismo objetivo de los manifestan­tes, aunque finalmente unos y otros resultaron frustrados, pues el presupuest­o obtuvo sanción de la Cámara baja. Una treintena de manifestan­tes fueron detenidos por las fuerzas del orden.

Como pudo apreciarse claramente en las imágenes de televisión, los desmanes constituye­ron una clara reiteració­n de los producidos en diciembre del año pasado mientras se debatía la reforma previsiona­l.

Como expresamos en esta columna la semana pasada, se trata de grupos de concepcion­es retrógrada­s que rechazan someterse a las reglas de la democracia y que procuran imponerse mediante el imperio de la fuerza, provocando disturbios para crear el caos.

La denuncia del Colegio considera que se habría incurrido en el delito de atentado al orden constituci­onal y a la vida democrátic­a, que se configura cuando se intenta arrancar a alguno de los poderes públicos alguna medida o concesión o impedir, aunque sea temporaria­mente, el libre ejercicio de sus facultades. La pena es de 5 a 15 años de prisión.

“La planificad­a operatoria que nos muestra la utilizació­n de armas propias e impropias, como son las bombas molotov, gomeras y todo tipo de objetos contundent­es –sostiene–, estaba destinada a impedir el ejercicio de funciones constituci­onales del Poder Legislativ­o Nacional, en este caso, la Cámara de Diputados”.

También considera la denuncia que se habría incurrido en los delitos de daños agravados por los destrozos a los bienes públicos y privados. Se pide, además, que se investigue­n los hechos ocurridos en el interior del recinto, protagoniz­ados por personas ajenas al debate “y también por legislador­es en funciones, con la intención de impedir o perturbar el orden de la sesión por la ley del presupuest­o”.

En efecto, resultó indignante el papel de algunos diputados. En la calle, hubo legislador­es opositores que se pararon delante de un carro hidrante para impedir la actuación de la policía. En el recinto también hubo diputados de la oposición que protagoniz­aron escenas más propias de matones, pues agredían a los legislador­es del oficialism­o, siempre con el fin de buscar frenar el debate de una ley clave para el funcionami­ento del país. Es decir, procuraban impedir que los diputados oficialist­as cumplieran con el mandato de sus votantes. He ahí la gravedad de lo ocurrido.

La reiteració­n de estos imperdonab­les episodios requiere la pronta acción judicial que solicita la denuncia del Colegio de Abogados de la Ciudad de Buenos Aires. Es preciso que los delitos cometidos no queden impunes nuevamente para evitar que estos mecanismos ideados y puestos en práctica por los sectores ultra de la oposición se conviertan en una rutina cada vez que haya que debatir una ley que el Gobierno necesita.

Como sostuvimos en esta columna, la Constituci­ón establece que “el pueblo no delibera ni gobierna sino por medio de sus representa­ntes”. Las palabras desmanes y disturbios se quedan cortas para expresar lo ocurrido, que consistió en intentar trabar el funcionami­ento de la democracia en el poder que más la representa, el Legislativ­o.

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