Integración comercial El desafío de crear nuevos marcos regulatorios en América Latina
En medio de un contexto internacional incierto, la región se cuestiona el modo de relacionarse y analiza los compromisos que se deben adquirir para garantizar el flujo de las inversiones /
Modernizarse implica acordar y armonizar, cuando la diversidad de actores tiene como escenario nada menos que el mapa mundial. De ahí que la convergencia regulatoria sobre la que se está trabajando sea un tema complejo, que amerita una observación de ingeniería fina sobre los aspectos más pequeños, y puntualmente sobre cómo avanza en américa latina la discusión de estos procesos, “en una agenda que no conocemos tanto”, advirtió el investigador y docente Marcelo Saguier, al abrir una charla-debate sobre regionalismo regulatorio y globalización, realizada recientemente en Buenos aires. los países latinoamericanos enfrentan acuerdos internacionales sustancialmente reconfigurados y, en un contexto internacional incierto se delibera en la región sobre los modos en que se insertarán comercialmente, así como los compromisos que se tomarán para intentar garantizar la llegada de inversiones extranjeras, temática que fue analizada en el encuentro organizado por la Escuela de política y Gobierno de la Universidad Nacional de San Martín (Unsam) y la Fundación Friedrich Ebert. Tras plantear que la globalización “está en crisis” y que “el libre comercio versus el proteccionismo es una cuestión importante” que agita a la economía política internacional, Saguier observó que “aparece la necesidad de reparar en los procesos dentro del contexto regional actual; y por dónde se avanza en la convergencia de marcos regulatorios dentro de la alianza del pacífico (ap) y su integración con el Mercosur, impulsada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)”.
“pensar en tratados regionales y globalización implica preguntarse qué actores se ven favorecidos, quiénes se perjudican y cuáles son los efectos distributivos de estos procesos; es decir, la relación entre el Estado y el mercado”, sostuvo Saguier, investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) y direcprocesos tor de la licenciatura en relaciones Internacionales, de la Unsam. El especialista puntualizó que “la ap (firmada en 2011 por Chile, perú, Colombia y México, a la cual la argentina ingresó en 2016 como observador) tiene su pata en el Mercosur, pero no sólo articula el proceso latinoamericano; es la caja donde convergen otros procesos con agendas sobre regulaciones, como el de la Organización para la y el Desarrollo Económicos (OCDE) de la que esos mismos países son miembros, y la del acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (Tpp)”.
Coherencia regulatoria
Otra investigadora del Conicet, luciana Ghiotto, destacó en el encuentro que los nuevos marcos regulatorios “para la facilitación del comercio en infraestructura, transporte y logística, son un tema de discusión en distintos foros, como el de la Organización Mundial del Comercio (OMC), mientras que en los tratados de libre comercio intrarregionales buscan una coherencia regulatoria que impacta sobre el espacio de la política pública”.
Ghiotto, también docente de la Unsam, destacó que la facilitación del comercio se percibe como un factor de “impacto central en el proceso de internacionalización del capital, para acelerar los tiempos del movimiento de mercancías y el flujo de inversiones; por ejemplo, con el sistema de ventanilla única de comercio exterior (VUCE), para liberar al inversor del peso de la burocracia y administrativos”. “aún se ha discutido poco acerca de la simplificación y armonización de los procedimientos con elementos regulatorios que permitan esa facilitación, abriendo la oportunidad de formular consultas y observaciones antes de la entrada en vigor”, dijo la experta, y rescató que “en 2012 la alianza del pacífico creó una ruta crítica en materia de cooperación regulatoria, teniendo en cuenta las buenas prácticas y la transparencia”.
Ghiotto recordó que en la cumbre de la OMC del año pasado “China, Brasil y la argentina tuvieron propuestas casi comunes en cuanto a simplificar procedimientos burocráticos para facilitar inversiones, entradas y salidas, con transparencia y compromiso de las partes interesadas, con marcos regulatorios simples, estables, y públicos, mientras que Cuba, los Estados Unidos y algunos países africanos lo obstaculizaron”. la investigadora estimó que se observa la intención de ir hacia una “coherencia regulatoria, en cuanto a encuadrar las buenas prácti Cooperación
“pensar en tratados regionales implica preguntarse qué actores se ven favorecidos y cuáles son los efectos distributivos”
cas, y que las medidas sean planificadas y participativas. Estas son exigencias de organismos como la OCDE, que habla de gobernanza regulatoria para mantener un sistema con evidencias previas de eficacia. También el TPP, pionero en el tema, en su Capítulo 25 indica la necesidad de dar aviso público sobre modificaciones, y la cooperación en los intercambios entre los Estados”, distinguió.
Paso a paso
En el mismo ámbito, el economista e investigador Carlos Bianco, de la Universidad Nacional de Quilmes (UNQ), coincidió en que la convergencia regulatoria que plantean los organismos internacionales “abren las puertas para una integración regional”, en tanto se dé participación a los actores que juzgó “relevantes, como las comunidades originarias y los sindicatos”.
Para Bianco, son positivos los tratados de libre comercio cuando se acuerda con otras partes “de igual o menor rango; por ejemplo, en el caso de la Argentina, para que le resulte conveniente y le aporte a la ampliación de mercados. Estoy de acuerdo con los TLC entre países de la región y otros, siempre que no generen amenazas, sino oportunidades”, subrayó el economista, y conjeturó que, por el contrario, de hacerlo con la Unión Europea, Estados Unidos, Japón o China, podría verse “arrasada la estructura productiva”.
En tanto, para la desburocratización de los procesos para la facilitación del comercio, “según cuáles se quiera facilitar, y eso no depende de las burocracias existentes; se requieren definiciones políticas para ver cuáles se desburocratizan, algo que se debe analizar paso por paso”, enfatizó.
Bianco opinó que “un área de libre comercio sudamericana con una protección muy alta, que paulatinamente se trasforme en unión aduanera, es el mejor esquema para la Argentina”.
Objetivos sustentables
Saguier centró su exposición en cómo se está trabajando en cuestiones ambientales y señaló que en la Alianza del Pacífico se apoyan en dos ejes: “La prioridad de generar un sistema compartido para obtener datos; por ejemplo, sobre emisión de carbono y capacidad de absorción, que son objetivos sustentables contemplados en el Acuerdo de París”.
La herramienta utilizada para medir el impacto de las actividades económicas sobre los espacios ambientales es el denominado Sistema MRV del Financiamiento Climático, para medir (M), reportar (R) y verificar (V) esos flujos; es armar la previa”, redondeó. El segundo aspecto que mencionó fue el del “rol del sector privado en la gobernanza ambiental, con la construcción de un modelo de regulación cuyos mecanismos de mercado definen la relación con el Estado, algo que también se trabaja en el TPP, pero sin consulta con la sociedad civil, sino que se da directamente la construcción del marco regulatorio en temas ambientales a través del sector privado y los gobiernos”. Saguier objetó la falta de “un debate de fondo sobre las implicancias distributivas, democráticas y ambientales de estos nuevos marcos regulatorios en construcción” sobre una cuestión que hoy se muestra “políticamente irrelevante”. “El paradigma es la idea verde. Un sistema de mercado con gestión del ambiente y en la Alianza del Pacífico está la punta de lanza para apli- carlo en lo regional”, remarcó.
Abiertos y no tanto
Especialistas de Chile y de Bolivia, invitados a la charla, expusieron sobre la actualidad y proyección del comercio exterior de sus naciones, entre los que se denota una marcada diferencia: Chile es el país que tiene más TLC firmados en el mundo, un total de 26, alcanzando a 64 economías, mientras que Bolivia presenta una política comercial más restringida, que propugna la integración regional con reglas propias.
Patricio López, periodista e integrante de la plataforma Chile Mejor sin TLC, criticó que en su país esos tratados no sean “previamente sometidos a debate público y estudios de impacto que acrediten la necesidad de concretarse, teniendo en cuenta que inciden directamente en la capacidad de regulación de los Estados en una gran cantidad de materias”.
López comentó que el país trasandino cuenta con “una red de técnicos dedicados a ellos, con cargos muy importantes dentro de la cancillería, que pasan de un gobierno a otro, que no responden a partidos políticos y que tampoco se conocen sus nombres públicamente”.
A su turno, Daniel Agramont, representante de la Fundación Friedrich Ebert Stifung en Bolivia, sostuvo que el país vecino “no tiene base industrial para ofrecer, no produce casi nada y lo poco que tiene es para consumo interno”. Y agregó que en lo que más avanzó en materia de comercio internacional es “en inversiones extranjeras directas, lideradas actualmente por España, seguida por los Estados Unidos”. Agramont sintetizó que el gobierno de Evo Morales está dispuesto a “establecer acuerdos comerciales, pero como socios, no con patrones, que pueden negociar temas arancelarios pero no regulatorios”, y enfatizó que “para el niño rebelde del vecindario (como lo describió varias veces) la pérdida de soberanía no se negocia; para Bolivia, el ser humano y la madre tierra están por encima de las negociaciones”.
“Un área de libre comercio sudamericana, que se transforme en unión aduanera, es el mejor esquema para la Argentina”