Inteligencia emocional: la carrera empática de Manu Ginóbili
Es uno de los grandes deportistas en la historia de nuestro país. Emanuel Ginóbili revolucionó el básquet argentino y brilló en la mejor liga del mundo: la NBa. En el San antonio Spurs de Texas, jugó 16 temporadas seguidas y ganó 4 campeonatos. Fue la pieza clave de la Generación Dorada, camada de la selección que obtuvo la medalla de oro en los Juegos olímpicos atenas 2004, ganándole por segunda vez a EEUU en semifinales. impresionante.
aprovechando su carrera y haciendo un repaso de lo escrito y dicho sobre él en los medios a propósito de su retiro profesional, destacaremos en Emanuel Ginóbili aptitudes en el marco de las habilidades de la inteligencia emocional, hoy más que nunca requeridas como competencias “blandas” (las intra e interpersonales), indispensables para el liderazgo de proyectos. Veamos: ●Confianza en uno mismo y
autoconocimiento: Una de las características que distinguieron a Ginóbili fue su confianza y frialdad para tomar la última pelota del partido. Siempre tomó la iniciativa y se hizo cargo de esa jugada crítica, confiando en él mismo y en sus capacidades. ●Autocontrol e innovación:
“Ponerse un objetivo y no dejarse distraer”, afirmó en una charla TED. Tomar la pelota final cuando el tiempo se acaba y no se ven espacios libres, con la mochila de haber fallado antes… requiere mucha calma, gobierno de uno mismo y confianza en la idea imaginada. La mente fija en el aro… y el ánimo para desplegar la creatividad: pases de caño, sin mirar, palomitas. Nos recuerda a la Dirección por objetivos del padre del management moderno Peter Drucker. La responsabilidad de hacer lo que hay que hacer sabiendo cómo.
●Empatía: Ginóbili aprendió en su paso por Europa a preguntarle al otro cómo prefería que le pasara la pelota. a disfrutar de que el otro anotara puntos, tratar de entender a sus compañeros para lograr la meta: que el equipo ganara. ¿Manejaba las corrientes emocionales del grupo? Destacó lo contento que lo ponía no haber tenido ningún problema con ninguno de sus 254 compañeros ni con sus nueve entrenadores a lo largo de su carrera.
●Esfuerzo: ante todo, la voluntad positiva. Es uno de sus rasgos esenciales, y lo demostraba constantemente, aun jugando con 40 años. Se enojaba demasiado cuando no ganaba, hasta que a los 25 años salió campeón en Europa. Dijo una vez: “aprendí a perder cuando empecé a ganar”. La determinación y constancia es tan importante como el coeficiente intelectual.
●Compromiso: Jugase 40 minutos o 2, la primera o la última pelota, primera fecha o final, con Spurs o con la selección argentina o jugando sin cobrar en su primer club andino de La Rioja, siempre “presente” donde estuviese y nunca entregando menos de lo que podía dar.
●Perseverancia y convicción: con talento, pero sin una característica sobresaliente en el juego, esos atributos marcados de las estrellas. No fue el mejor tirador de la NBa, tampoco tenía la mejor estatura para agarrar los rebotes en el juego. Sin embargo, desarrolló una intensidad tan grande que así maximizó todo lo que tenía. En la mítica palomita contra Serbia, a Manu le quedaban 8 décimas de segundos. Resultaba prácticamente imposible, pero se tiró de cabeza y logro los 2 puntos ganadores.
●Espíritu de equipo: Siempre antepuso el equipo a sus sentimientos y privilegios personales, recordando que todos juegan y aportan al grupo. En la charla TED, Manu expresó: “Saber relegar para que el equipo gane”. Ginóbili siempre fue un jugador de equipo. aprendió a confiar en el resto, a ver en ellos una vía certera para resolver los problemas y ganar el partido. Sabiendo que, si la definición de un punto no es suya, será de su compañero. No hay incomodidad ni segundo plano cuando existe un equipo. Participan todos y la humildad vence a los protagonismos estelares.
Los liderazgos no se ven solamente en las crisis o en los procesos de cambio. Hay mucho de qué aprender en la vida cotidiana.
Prof. Talento y Liderazgo, Maestría de Comunicación, Univ. Austral