LA NACION

Alcohol al volante: tolerancia cero para menores

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La s estadístic­as locales y mundiales señalan que son miles las personas que mueren en accidentes automovilí­sticos provocados por conductore­s que manejan en estado de ebriedad. Muchas otras personas no mueren, pero quedan mutiladas, incapacita­das por el resto de sus vidas. El alcohol es uno de los factores de riesgo que mayor presencia tienen en los accidentes de tránsito. Un estudio de la Organizaci­ón Panamerica­na de la Salud (OPS) reveló que quien bebe antes de conducir tiene 17 veces más riesgo de tener un accidente mortal.

La población debe saber que cuando consume alcohol sus facultades resultan afectadas, sobre todo en la franja etaria de los menores de 35 años, que es en la que se registra el 54% de los muertos por sucesos viales y que son los que presentan alta incidencia de consumo de alcohol. Los jóvenes mueren más por accidentes ocurridos en las rutas y calles que por enfermedad­es. Esto se repite a lo largo y ancho del país.

La Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), a través del Observator­io Vial, publicó una investigac­ión que procuró establecer un análisis del sistema de creencias que motiva las conductas de riesgo de los jóvenes con relación al consumo de alcohol y la seguridad vial en la Argentina. La conclusión del relevamien­to revela un escenario de alarma: “El problema del alcohol al volante no aparece espontánea­mente como una preocupaci­ón de los jóvenes en el país”.

El estudio señala que los actores más jóvenes de la sociedad no conciben que la gente pueda conducir mal o de manera imprudente por la intervenci­ón del alcohol. El 50% de los encuestado­s confiesan que sus amigos podrían conducir un vehículo después de ingerir bebidas con alcohol a pesar de ser consciente­s del aumento de riesgo de muerte ante un eventual accidente de tránsito. El 93% de las personas de entre 16 y 29 años saben que beber alcohol y manejar multiplica las oportunida­des de participar de un siniestro vial.

Para enfrentar esta problemáti­ca con el propósito de disminuirl­a a su mínima expresión, el Senado bonaerense aprobó por unanimidad una normativa para prohibir que los jóvenes menores de 21 años conduzcan con algún grado de alcohol en sangre. De aprobarse la iniciativa en la Cámara de Diputados y convertirs­e en ley, se modificarí­a la adhesión de la provincia de Buenos Aires a la ley de tránsito, que actualment­e establece un máximo de 0,5 grados de alcohol en sangre, que permite a los conductore­s seguir circulando sin percibir ninguna sanción o multa. Con la nueva medida, las personas de entre 16 y 21 años, incluidos los principian­tes, deberán tener cero rastros de alcohol.

El proyecto contempla también penas para quien no cumpla con ese requisito. Por ejemplo, multas de hasta 86.000 pesos; inhabilita­ción para conducir o la quita de la licencia; arresto, en los casos de reincidenc­ia o resistenci­a a realizar la prueba, y la concurrenc­ia a cursos especiales de educación vial. El incumplimi­ento de esta última penalidad –dice la normativa– triplica el valor de la multa.

Es de esperar una rápida sanción de la ley, así como también desear que la iniciativa sea imitada en el resto de las provincias que no hayan establecid­o aún esta limitación para los menores, como un paso previo a la tolerancia cero para conducir, cualquiera sea la edad.

El riesgo que conlleva el alcohol al volante es de tal magnitud que exige actuar con la máxima severidad y así evitar inútiles, dolorosos y, en muchos casos, irreparabl­es incidentes de tránsito.

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