Angelici y D’Onofrio ratificaron su negativa a admitir hinchas rivales y rechazaron jugar en sábado
Los presidentes de Boca y River no dejaron dudas: la Bombonera y el Monumental será solo para los hinchas locales; molestos por no haber sido consultados, tambén rechazaron jugar el sábado
7.48 del viernes 2 de noviembre. De la cuenta en Twitter @mauriciomacri nace la polémica: “Lo que vamos a vivir los argentinos en unas semanas es una final histórica. También una oportunidad de demostrar madurez y que estamos cambiando, que se puede jugar en paz. Le pedí a la Ministra de Seguridad que trabaje con la Ciudad para que el público visitante pueda ir”. ¿La final de la Copa Libertadores con hinchas de River en la Bombonera y de Boca en el Monumental? Detrás de la sorpresa, se desataron enredos y contramarchas entre las autoridades y los funcionarios de las áreas de seguridad que siempre habían rechazado la posibilidad. ¿Cómo no exponer al primer mandatario? La orden presidencial, con las horas del mismo viernes, se convirtió en sugerencia para que la responsabilidad recayera sobre la conducción de los clubes finalistas. “Es una decisión de los clubes jugar con público visitante”, impulsó Macri. Boca y River, como quizá no vuelva a ocurrir en la definición de clubes más volcánica de la que se tenga memoria, coincidieron desde el primer momento: nada de visitantes.
Reunidos anoche por el programa “Debo decir”, en América TV, los presidentes confirmaron su posición. Drásticamente, subrayaron que los superclásicos deben jugarse sin hinchas de la parcialidad visitante. Rodolfo D’Onofrio ni titubeó: “River no está de acuerdo con los visitantes. Las cosas hay que hacerlas con tiempo, no de golpe. Me sorprendió la decisión de Macri”. Angelici, pese a la proximidad con Macri, se alejó de la propuesta presidencial: “No tendríamos que jugar con visitantes, por distintas razones. En estos partidos no alcanzaría ni con tres estadios para cubrir la demanda de la gente. Si yo debo permitir 4000 visitantes, debo dejar a 4000 socios de Boca afuera, más un imprescindible pulmón, que le quitaría espacio a otros 2500 socios. Y cuando vaya a River, mis 4000 lugares ni podría ponerlo a la venta porque esa capacidad ya que se cubre con la vida interna del club, sus peñas y demás”.
Los principales dirigentes de Boca y River no escondieron su malestar por no haber sido escuchados hasta el momento. Por nadie. Ni por los organismos de seguridad ni por la Conmebol, que cambió y diagramó las fechas de las finales de manera inconsulta (del 7 y 28, al 10 y 24 de noviembre). Y allí también coincidieron para sembrar más interrogantes sobre la organización de la definición: adelantaron que tampoco quieren jugar los sábados. Ambos argumentaron los inconvenientes que le generaría a la comunidad judía, imposibilitada de asistir en el horario anunciado, a las 16, por sus celebridades religiosas. Finalmente para hoy está prevista una jornada laboral conjunta, pero Angelici y D’Onofrio anunciaron que esas posiciones son innegociables.
Angelici, que contó que su amistad con Macri data de 16/17 años, aceptó que dialogó con el máximo mandatario. Y buscó entenderlo: “No me sorprendió, sé lo apasionado que es. Mauricio quiere demostrar que cuando el Estado quiere, puede garantizar la seguridad”. Controversial declaración si la ideas del presidente xeneize fue defender al titular del Ejecutivo. D’Onofrio, que aclaró que nunca dialogó con Macri desde que insistió con los visitantes, contó cómo reaccionó al enterarse el viernes de la noticia: “Lo llamé a Burzaco (Eugenio, secretario de seguridad de la Nación) y le pregunté: ¿Están seguros de lo que están por hacer? El día que querramos tener visitantes, deberemos haber hecho un muy buen trabajo. ¿Qué cambió en el último año?”, criticó. Y más adelanté enfatizó: “El Presidente se equivocó, cometió un error. Punto, terminémoslo acá”.
Los funcionarios buscaron apuntalar la inesperada indicación del presidente Macri. Por ejemplo Martín Ocampo, ministro de Seguridad porteño, un día antes había sido tajante: “No están dadas las condiciones para que esto suceda. No es factible un River-Boca con visitantes. Mientras haya un solo vecino de la Ciudad en riesgo, la decisión va a ser la misma”. A las 11 del viernes, el propio Ocampo adelantaba: “Habrá cuatro mil visitantes”. E insistía: “El Presidente nos planteó la importancia de este espectáculo a nivel internacional; nosotros planteamos nuestra preocupación que tiene que ver con armonizar estos hechos con no descuidar la seguridad de los vecinos y los barrios de la Ciudad. El Gobierno nacional ofreció colaboración para la organización y a partir de eso yo me junté con Patricia Bullrich para trabajar la posibilidad de organizar este partido con dos públicos”. Ocampo, también invitado anoche en “Debo decir”, habló de la “excepcionalidad del evento” y de la “buena voluntad del presidente para exhibir síntomas de madurez”.
Precisamente Patricia Bullrich, ministra de Seguridad de la Nación, fue la más enfática defensora de la idea presidencial: “Le decimos a los presidentes de los clubes (Daniel Angelici y Rodolfo D’Onofrio), a la Conmebol y al pueblo argentino que estamos en condiciones de hacernos cargo de ese operativo y que la Argentina tenga un partido como tendría una final de Europa”. Consultada sobre la oposición que adelantaron los clubes, la ministra casi que fue desafiante: “Me gustaría preguntarles por qué; es una posibilidad de mostrar que somos capaces de cambiar la cultura del barrabrava”. Y alentó un cambio de posición de Boca y River: “Quizás reflexionan y trabajan este fin de semana de otra manera”. Nada más lejos. Anoche los presidentes de Boca y River, molestos por haber sido tratados como simples actores de reparto, cerraron filas y blindaron su posición: la Bombonera será únicamente para boquenses y el estadio Monumental, exclusivo de millonarios.