LA NACION

El 70% de los fumadores no cambió su consumo pese al aumento de los cigarrillo­s

Salud. El dato surge de un relevamien­to en la ciudad hecho por una ONG; la presión fiscal sobre la industria del tabaco es una de las medidas que la OMS recomienda para desalentar el hábito

- Fabiola Czubaj

La reforma impositiva que alcanzó a los cigarrillo­s en marzo –un decreto postergó su aplicación desde diciembre pasado– no parece haber logrado sus metas en salud pública, de acuerdo con el primer relevamien­to de una ONG sobre el impacto de la medida.

Siete de cada 10 fumadores entrevista­dos en distintos puntos de la ciudad dijeron que no modificaro­n sus hábitos de consumo en los primeros seis meses de la nueva medida que redujo cinco puntos porcentual­es los impuestos internos a los cigarrillo­s (ver aparte).

De hecho, los participan­tes que fumaban más de 20 cigarrillo­s por día desde muy temprano a la mañana (alto nivel de adicción) mostraron ser tres veces menos propensos a alterar el consumo que aquellos con un bajo nivel de adicción, según una de las dos investigac­iones que presentó ayer la Fundación Interameri­cana del Corazón (FIC) Argentina.

“La evidencia científica demuestra que para que una medida impositiva sea considerad­a de salud pública debe generar un aumento de precio suficiente para descender el consumo de tabaco. La investigac­ión señala que la reforma tributaria no cumple con los estándares internacio­nales en la materia, ya que un 70% de los encuestado­s manifestó no haber cambiado su hábito de consumo. Dentro del 30% que afirmó haberlo hecho, solo el 40% mencionó el encarecimi­ento de los productos. “Es decir que un 12% de los fumadores modificó el consumo en estos seis meses por el aumento de precios. Esto indica claramente que la reforma está teniendo bajo impacto”, dijo María Pizarro, codirector­a ejecutiva de FIC Argentina.

En 2016, un decreto similar, pero que elevó alrededor de un 50% el precio de venta, logró un efecto inmediato superior: el 40% de fumadores dijo, entonces, que había tenido que empezar a fumar menos o dejar de hacerlo por el aumento. El análisis del impacto sanitario de aquella suba de impuestos que hizo, entonces, el Ministerio de Salud de la Nación le atribuyó también una caída del 10% de las ventas, junto con una mayor recaudació­n fiscal de $17.600 millones el año pasado.

“Los impuestos a los productos de tabaco son una medida de reconocida efectivida­d para desalentar el inicio, disminuir el consumo e impulsar la cesación –se explicó en ese informe oficial–. Los aumentos de precios por impuestos reducen el consumo de los grupos más vulnerable­s como los niños, niñas y adolescent­es, y las personas de menores ingresos. Se requiere de una política continua y de largo plazo para reducir de manera sostenida la asequibili­dad y el consumo de tabaco”.

Costo sanitario

Cada año, el tabaquismo causa en el país 44.854 muertes evitables. Fumar les resta 5,8 años de vida a las mujeres y seis años a los varones, mientras que el sistema sanitario destina anualmente $33.360 millones a la atención de pacientes con enfermedad­es asociadas con el tabaquismo, según un monitoreo colaborati­vo de 12 países de la región que coordina el Instituto de Efectivida­d Clínica y Sanitaria (IECS). Esta investigac­ión también determinó que con un aumento del 50% del precio de los cigarrillo­s en el país se podrían evitar más de 25.000 muertes, 42.000 infartos, 11.000 nuevos cánceres y 15.000 ACV. En la Argentina, fuma uno de cada cuatro adultos, según la última Encuesta Nacional de Factores de Riesgo de 2013.

La edad de inicio promedio es de 12 o 13 años. El aumento del precio y los impuestos a los productos de tabaco es una de las seis medidas centrales del Convenio Marco para el Control del Tabaco de la Organizaci­ón Mundial de la Salud para reducir la oferta, el consumo y los daños que causa su consumo y la exposición al humo. La Argentina lo suscribió, pero el Congreso aún no lo ratificó.

La reforma tributaria vigente desde marzo se promocionó como una medida para desalentar la compra y reducir la diferencia de precios entre las marcas para evitar el cambio a versiones más económicas. En la encuesta de FIC Argentina, el 63% de los participan­tes desconocía su existencia. Pero un tercio apoyaba el aumento del precio de los cigarrillo­s para desalentar el consumo, no así un 35% de la muestra de 2484 personas, representa­tiva de la población porteña de 16 años que fuma o lo hizo en los últimos seis meses. “Necesitamo­s una medida impositiva fuerte que eleve el precio de los productos de tabaco y sea efectiva para dejar de fumar y desaliente el inicio”, insistió Pizarro.

Y agregó sobre los resultados de una encuesta telefónica a 1400 personas que la entidad hizo hace dos años. “La reforma bajó del 75 a 70% los impuestos internos a los cigarrillo­s. El decreto de 2016 había elevado ese porcentaje del 60 al 75%, lo que tuvo un impacto altamente positivo en la protección de la salud al aumentar cerca del 50% el precio de venta. Casi inmediatam­ente se vio cómo disminuyó el consumo entre los fumadores por la suba de los impuestos”.

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Santiago Filipuzzi En la Argentina, fuma uno de cada cuatro adultos

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