Salones, ellos pueden y nosotros no
Mientras San Pablo se revitaliza, Buenos Aires se cancela
Por qué ellos sí y nosotros no? Las ventas de automóviles en Brasil tuvieron un pozo muy profundo en los últimos años, del que recién se está recuperando. Pero, a pesar de la crisis, el Salón Internacional del Automóvil de San Pablo no se suspendió. Incluso, desde 2016 cambió su sede por una más amplia y moderna. La antítesis es el Salón de Buenos Aires que, según nuestros colegas del website especializado autoblog.com.ar, tiene el récord de cuatro cancelaciones en menos de 20 años: 2002, 2004, 2009 y 2019. El argumento siempre es el mismo: la crisis del sector. Para ser justos, esto también es un indicador del descalabro perenne de la economía argentina, que no hay quien la arregle.
Es claro que el formato que conocemos de los salones del automóvil está en decadencia. No solo aquí, ya se sintió en París
2016 y 2018, y en Fráncfort 2017, y también en Detroit, que se realiza todos los años. Este último ya anunció que el de enero próximo será el último en invierno y que muda su fecha al verano boreal para atraer más público. En otras palabras, todos buscan alternativas para seguir adelante. Aquí, no. Simplemente se cancela. Quizás hay que ser menos dogmáticos y más prácticos para organizar un evento de este tipo. Al fin y al cabo, a los asistentes solo les interesa ver, tocar y subirse a los autos, el decorado, las luces y los stands les importan muy poco. La vitalidad de este Salón de San Pablo
2018 también deja ver una realidad insoslayable: la “brasildependencia” de la industria argentina. Tanto desde el punto de vista productivo como del diseño y la economía. Las grandes decisiones del sector se toman en esta megaciudad que alberga casi tantos habitantes como la Argentina entera y eso sí que es un hecho irreversible.. •