Aun sin querer, los medios retroalimentan el fenómeno Trump
El hecho de que se enfoquen más en lo que dice y no en sus medidas es funcional al magnate
WASHINGTON.– La prensa de Estados Unidos fue blanco, esta semana, de una crítica dura y punzante sobre su cobertura de la presidencia de Donald Trump. Pero no provino, como suele suceder, del magnate, afecto a castigar a los medios y los cronistas que lo critican, sino del periodista más famoso de Washington, Bob Woodward, un ícono global que cubrió a nueve presidentes desde Richard Nixon: los medios, dijo, se han vuelto “vagos”.
“Estamos mordiendo el anzuelo”, arrancó Woodward, en una charla en la mesa redonda del programa del comediante Bill Maher por HBO.
“Trump simplemente tira sobre la mesa y dice, ya saben, ‘ustedes son el enemigo de la gente’. Y luego nos ponemos todos nerviosos y emocionalmente desquiciados al respecto. La forma de trabajar juntos es cuando The New York Times, o la BBC, tienen una gran historia para que The Washington Post la siga, investigue, obtenga detalles y defienda la verdad. Eso significa mucho trabajo”, continuó el periodista. “Seamos sinceros: nos volvimos vagos, y tenemos que dejar de ser vagos”, cerró.
La crítica de Woodward al trabajo de la prensa en Estados Unidos llegó en el epílogo de una semana tensa, en la cual Trump escaló a un nivel inédito su pelea con los periodistas que cubren su gobierno al quitarle la credencial a Jim Acosta, el corresponsal jefe de CNN en la Casa Blanca, luego de un duro cruce en una conferencia de prensa.
El destierro de Acosta provocó una ola de repudio de medios, periodistas, asociaciones de prensa y organizaciones civiles que defienden la libertad de expresión, quienes, al unísono, le exigieron a Trump que diera marcha atrás.
Pero también arraigó una reflexión sobre la cobertura del presidente más mediático que jamás haya visto Estados Unidos: el foco en lo que Trump dice –incluidas sus peleas casi diarias con la prensa crítica– más que en lo que hace, o en lo que pasa en el país, es funcional al presidente. No son pocas las voces que advierten sobre el riesgo de una “obsesión” con Trump, algo que ya se escuchó en la campaña de 2016.
Al Tompkins y Kelly McBride, dos profesores del Instituto de Periodismo Poynter, criticaron la labor de Acosta en la conferencia de Trump, al indicar que “fue menos sobre hacer preguntas y más sobre hacer declaraciones”. Acosta chocó con Trump por una declaración del presidente que dominó parte de la cobertura de la campaña: su mote de “invasión” de la caravana de migrantes de América Central que viaja a Estados Unidos. “No es una invasión”, le dijo.
“Trump usó hábilmente el incidente de Acosta para jugar a la víctima de un tratamiento injusto por parte de la prensa. Los periodistas no deberían dar más combustible a tales acusaciones. Hagan preguntas difíciles, eviten hacer declaraciones o discutir durante un evento de prensa e informen las noticias, no se conviertan en la noticia”, escribieron.
Margaret Sullivan, columnista de medios de The Washington Post, dijo en una crítica nota de opinión que la cobertura de los medios de la campaña este año para las legislativas estuvo otra vez “obsesionada con Trump”. En 2016, Sullivan ya había dicho que la cobertura de esa elección fue un “fracaso épico”. Un problema persiste, a su juicio: “Demasiados periodistas permiten que Trump los lleve de la nariz, razón por la cual escucharon muchas cosas sobre esa caravana de migrantes en las últimas semanas”, escribió.
Para algunos, la “obsesión” con Trump es inevitable: es el presidente, y, por lo tanto, hay que cubrir lo que diga. Para otros, la atención que le dan, sobre todo, las cadenas de televisión, tiene un motivo adicional: es una cobertura redituable porque genera audiencia. Jeff Zucker, presidente de CNN, dijo en una entrevista con la revista Vanity Fair que cada vez que dejan de cubrir a Trump, “la audiencia se va”. Este año será el más redituable en la historia del canal, según ese artículo.
“Este tipo les está dando dinero”, dijo el comediante John Stewart, en una entrevista con Christiane Amanpour, célebre periodista de CNN. Stewart dijo que Trump, además, supo tocar una fibra en los periodistas al atacarlos y pegarles en “su propio narcisismo”.
“Los periodistas lo toman personalmente. Ellos se siente personalmente heridos y ofendidos por esto, entonces les tira el anzuelo, y ellos caen. Se lo toman personalmente, y ahora él cambió la conversación, no que sus políticas sean tontas o no funcionen”, continuó Stewart. “Se trata todo de la pelea”, cerró.