Qué hacer frente a la crisis: eje de la Bienal de la Imagen
Hoy termina la edición 2018 del encuentro de videoartistas de todo el mundo; el manifiesto de Godard de 1970 fue el disparador
¿Cómo responde el arte contemporáneo a la crisis socioeconómica? ¿Qué hacer cuando hay recortes presupuestarios para cuestiones vitales, como la salud y la educación, y también para la producción artística? “¿Qué hacer? A pesar de todo, hacer”. Esas preguntas y esas premisas son el eje de la Bienal de la Imagen en Movimiento, definida por Gabriela Golder y Andrés Denegri como una edición de resistencia.
Los curadores tomaron el manifiesto Que faire?, de Jean-Luc Godard, de los años 70, como punto de partida para pensar estos problemas. Tanto las obras de los artistas como las conferencias invitan a reflexionar y discutir sobre qué hacer “A pesar de todo o A pesar de todo, ¿qué hacer?”: es la gran propuesta de la BIM 2018, que cierra hoy en Muntref Centro de Arte Contemporáneo, sede Hotel de Inmigrantes (Av. Antártida Argentina 1355, entrada por Apostadero Naval, Dársena Norte).
Desde su creación en 2012, la Bienal de la Imagen en Movimiento fue creciendo edición tras edición; 2016 fue el año de su mayor expansión. “Ese crecimiento constante se ha interrumpido en términos cuantitativos, pero la decisión de continuar durante este año viene acompañada por la determinación de desarrollar un crecimiento cualitativo. Este año la BIM por primera vez tiene un tema cardinal: “Qué hacer/A pesar de todo”. En estos ejes se articulan la muestra central y una serie de proyecciones y actividades especiales. Sin abandonar la reflexión sobre las tecnologías audiovisuales y sus usos en el arte moderno y contemporáneo, esta edición vincula la creación con estos medios a cuestiones ineludibles de nuestro presente histórico”, dice Golder.
En un fragmento del texto curatorial se lee: “Hacer la BIM a pesar de todo es un acto de resistencia que viene acompañado con la responsabilidad que esto supone, la de conformar un marco donde el problema esté presente de manera explícita, donde la pregunta resuene en cada rincón: ¿Qué hacer?” La BIM está ahí, en ese ligero margen entre el ‘Qué hacer’ y el ‘A pesar de todo’. Brota de la urgencia, de un contexto de supresión de derechos, de hambre, de sueldos que no alcanzan, de brutales recortes en salud, educación y cultura, de discursos contra los trabajadores, contra los inmigrantes, contra las disidencias, de negacionismo, de genocidas pugnando por quedar libres”.
“La BIM 2018 nace inmersa en esta realidad, y resiste. Crece en cada diálogo con curadores, artistas, teóricos, filósofos; pensadores en general de muchos lugares del mundo. Crece en lo colectivo, en la sensibilidad de la escucha, en la posibilidad de pensar con otro”, agrega la curadora.
La pregunta resuena en la obra Lugar fósil (2018), de Florencia Levy, en donde se retratan diferentes ciudades de China desde lo que queda, lo que sobrevive al desastre, a la catástrofe. En Escuela de envejecer. Coro (2017), de Ana Gallardo, se refleja que es posible construir, articular relaciones con otros, desarrollar asociaciones que contribuyan a la deconstrucción de un sistema naturalizado. La obra de Adrian Paci, Entregado en mano (2015), recupera correspondencia que nunca llegó a destino en la Italia de posguerra y aborda la angustia que produce la posibilidad de anulación de un grupo social completo. En Carrete de hechizo (2017), de Filipa César, un archivo de material cinematográfico casi destruido de Guinea Bissau opera como un prisma a través del cual se puede mirar. Y en las obras de Fernando Domínguez, las acciones que realiza –caminar, empujar, conversar– desatan sobre entornos públicos, urbanos y silvestres un análisis crítico, social y económico.
“A pesar de todo, la edición 2018 de la BIM se hizo. Implicó un grandísimo esfuerzo del equipo de profesionales y estudiantes que trabajan para que la Bienal sea posible y de todos los invitados nacionales e internacionales”, concluye Golder.
Resistir, organizarse, luchar, proponer, confrontar. Desde esa perspectiva se decidió hacer la BIM. Ante la pregunta sobre qué hacer, los artistas y los curadores decidieron hacer. Hacer, a pesar de todo.