El Teatro Colón y un reconocimiento ejemplar
La sola referencia al Teatro Colón ha estado marcada siempre como un sinónimo de elogio, brillo y reconocimiento. A lo largo del tiempo, para muchos de los privilegiados artistas que llegaron a pisar su escenario, ese hecho fue vivido como la cima o el punto culminante de su trayectoria.
Los argentinos estamos orgullosos del Teatro Colón. Se trata de un ámbito que nos destaca en el mundo y que, por su magnificencia, excede el plano puramente cultural.
Hace pocas semanas, nuestro Teatro ha sido considerado por el popular sitio italiano de turismo travel365.it el más importante del planeta, en una lista de 15 renombrados recintos que albergan música, lírica y ballet.
En su valoración, travel365 señala al Teatro Colón como “un verdadero monumento del arte teatral, lírico y acústico, sin duda de los mejores de todos los tiempos”.
El ranking encabezado por nuestro primer coliseo incluye a La Scala de Milán, la Ópera Garnier de París, la Ópera de Viena, el Royal Opera House de Londres, La Fenice de Venecia, el Metropolitan Opera House de Nueva York, el Bolshoi de Moscú y la Opera House de Sídney, entre otros reconocidos escenarios mundiales.
El Teatro Colón, inaugurado el 25 de mayo de 1908 con la puesta de la ópera Aida, de Giuseppe Verdi, reemplaza al antiguo homónimo, que se ubicaba frente a la Plaza de Mayo, donde funcionó entre 1857 y 1888.
A través del tiempo, su sala albergó a los mejores artistas de ópera, música sinfónica, de cámara y ballet mundial como Anna Pavlova, Margot Fonteyn, Arturo Toscanini, Vaslav Nijinski, Enrico Caruso, Herbert von Karajan, Leonard Bernstein, Zubin Mehta, Rudolf Nuréyev, Mijaíl Barýshnikov, Plácido Domingo, José Carreras, Luciano Pavarotti, Monserrat Caballé, entre otros, y artistas argentinos de renombre internacional como Olga Ferri, Julio Bocca, Paloma Herrera, Daniel Barenboim, Martha Argerich y Astor Piazzola.
Ese encanto especial es lo que llevó al tenor alemán Jonas Kaufmann a definirlo como “el teatro más fascinante con una acústica soñada”, mientras que Plácido Domingo lo calificó de “incomparable” y Luciano Pavarotti cuestionó con ironía la perfección de su acústica.
El reciente reconocimiento al Teatro Colón tiene que ser un incentivo para afrontar nuevos y grandes desafíos y, al mismo tiempo, una muestra elocuente de cómo necesitamos valorar las expresiones culturales que, junto con la educación, señalan el verdadero horizonte de una nación, de cara al siglo XXI.